Definitivamente fue un golpe contundente de Claudia Sheinbaum, extraditar, enviar, expulsar o regalar a esos delincuentes a las manos sedientas de aspirante a emperador Donald Trump. Es un acto de poder, no jurídico, no hay ley de seguridad pública, constitución o Convención de Palermo que valga. Por eso algunas justificaciones mexicanas suenan mediocres o francamente más falsas que la inocencia de Caro Quintero, el Mayo Zambada o el Chapo Guzmán. La “maxideportación” tiene un objetivo loable, lo digo sin ironía: recibir a la Presidenta de México en “visita de Estado”, y no mera reunión de trabajo. Mucho menos un regaño como al presidente de Ucrania. Quiere trato de dignataria y hablar en inglés y en español, en el Congreso de los Estados Unidos. Ya que no irá al Congreso mexicano, hacen falta algunas aclaraciones.

1.- Los delincuentes estaban en prisiones federales a cargo de la Secretaría de Gobernación del gobierno morenista. ¿No eran capaces de resguardarlos? ¿Podían tener comunicación con jueces que los liberarían? ¿Desde qué fecha exacta comenzó ese peligro para la seguridad nacional, con AMLO, Peña o saldrán que desde Calderón?

2.- Estaban recluidos con órdenes de aprehensión de jueces federales a los que tanto critican. Si acaso había connivencia de jueces y narcos, también deben extraditar a los jueces.

3.- Un familiar de una víctima estadounidense del narcotraficante Rafael Caro Quintero (que en sus buenos tiempos coqueteaban con la familia del gobernador priista de Jalisco), de inmediato recibe un simbólico resarcimiento. El hijo de agente de la DEA asesinado en México hace cuarenta años, quien ahora es juez, dio las esposas de su padre-policía para ponérselas a Rafael Caro Quintero. Muy bien. ¿Y a las víctimas mexicanas de Caro Quintero ya se les pagó su deuda?

4.- Mientras Guillermo Cossío Vidaurri, el gobernador jalisciense hace 40 años, ascendía en los escalones del poder de diputado a gobernador de Jalisco, Caro Quintero hacía y deshacía vidas y patrimonios. Entonces, en Italia, se celebró el mundialmente conocido “maxiproceso”, para juzgar a más de 400 mafiosos. Murieron militares y jueces que investigaban y llevaron al banquillo a los delincuentes. Roberto Saviano recreó, con su pluma valiente, la vida del juez Giovanni Falcone en “Los valientes están solos”. Falcone fue asesinado junto a su esposa, en 1992, después trabajar para condenar, literal, a cientos de malhechores. ¿Ya dijeron algo, le recordaron, le dieron las gracias, al juez federal mexicano, Uriel Villegas Ortiz, asesinado en el 2020 también junto a su esposa en Colima? ¿Su hijo algún día verá al asesino de su padre bajar de un avión esposado?

5.- ¿Está reparado el daño en México, de ese montón de 29 matones?. ¿Para los mexicanos violentados, el espectáculo de un jurado y la petición de una inyección letal? ¿Eso ofrece el gobierno mexicano? ¿Y la cacareada “justicia transicional” de la que hablaban en Morena y hasta los famosos narcoabogados?

6.- No me envuelvo en la bandera del falso nacionalismo inútil. Sólo pregunto. Si acaso los jueces federales mexicanos no sirven de nada, su trabajo es “aberrante”, luego entonces: ¿para qué se pidió en cuatro ocasiones la extradición o repatriación de Ismael “el Mayo” Zambada? Acaso se requirió para perdonarlo, la Presidenta lo podría hacer. ¿México insiste en regresar a “el Mayo”?

7.- Es mejor que toda esa banda se pudra en una cárcel gringa, a que los limones de Apatzingán y los aguacates de Uruapan se pudran en la huertas michoacanas, sin poderlos exportar a Estados Unidos. Ojalá el trueque funcione.

8.- ¿Cuándo vamos a pedir, nosotros, la extradición de quienes fabrican y meten armas a México?

9.- ¿No hay fisuras en el mundo militar mexicano con esas extradiciones? ¿No hay cercanía de algunos mandos con los extraditados? ¿No tienen cómplices en los distintos gobiernos?

10.- Y si porque ahora a Trump se le antoja que cambiaron las “consideraciones sensibles e importantes de política exterior", ¿entregarán, también, al general Salvador Cienfuegos?

11.- Y ¿cómo para cuándo, a qué hora, y en que avión, se van Rubén Rocha, gobernador de Sinaloa, y Manuel Bartlett, Secretario de… ¡Gobernación!, precisamente en los tiempos que Caro Quintero cometía con absoluta impunidad sus fechorías, incluso tortura y asesinato?

La “visita de Estado” significaría que firmaríamos la tercera edición del Tratado comercial, que inició Carlos Salinas. También significaría que nuestra frontera es segura. Que hay intercambio cultural. Que las remesas no vendrán con moche. Y por supuesto que no hay aranceles. Ojalá lo logre la Presidenta. De que están haciendo méritos, los están haciendo. En el combate a acabar con las cabezas del crimen, dejar atrás los abrazos a los delincuentes, pelear contra ellos, guerra del Estado contra sus enemigos, en eso, muy bien el “segundo piso de Felipe Calderón”

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