Cuestionado, criticado, malquerido, juzgado por su propia afición y —aun así— Vicente Sánchez está muy cerca de llegar a su primera final como técnico del Cruz Azul.

No es una final cualquiera, es la final de la Concacaf, que otorga un lugar para el renovado Mundial de Clubes 2029.

Al uruguayo le separan dos partidos contra los Tigres para alcanzar esa final; uno más para ganarla y cerrarle la boca a todos sus detractores. Vicente ha hecho un excelente trabajo y da para soñar con el título de la Concachampions en esta edición 2025. No sería sorpresa si lo consigue.

Los celestes son mejor equipo que Tigres, Whitecaps de Vancouver e Inter Miami. Eliminar al gran favorito América le dio a La Máquina una enorme fuerza anímica y deportiva para superar a cualquier adversario.

El Cruz Azul tuvo vida después de Anselmi, no se derrumbó; al contrario, superó la crisis y está en su mejor momento.

Vicente Sánchez entendió que no le debía hacer grandes cambios al plantel, en estructura y estrategia. Lo mejor era potenciar lo que ya se tenía, y lo consiguió. Los números del entrenador uruguayo son para firmarle cuanto antes su renovación de contrato:

Veintiún partidos dirigidos, entre Liga MX y Copa de Campeones de la Concacaf: 13 victorias, siete empates y solamente una derrota. Un escándalo, una cosa de locos, una situación que no sucede mucho en el futbol mexicano.

Vicente ha ganado respeto y merece que crean en él, desde la directiva hasta los millones que apoyan al equipo.

El técnico uruguayo va por la final y la clasificación al próximo Mundial de Clubes. Calificó a los azules directo a los cuartos de final en la Liga MX, como terceros del torneo, y son candidatos al título. Algo muy bueno ha hecho Vicente. Tiene argumentos suficientes para que se le haga justicia.

@elmagazo

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