El lunes 25 de agosto Proceso publicó un artículo titulado “Muna Buchahin, de la Estafa Maestra: Me persiguen para quitarme del camino de la Auditoría Superior” en el que se expone que: “Buchahin afirma que, antes de su despido de la ASF, ella y su equipo estaban realizando una auditoría forense con relación al manejo y el traslado de más de mil 500 millones de pesos desviados a través de los esquemas de simulación de servicios. Casualmente jamás volvieron a hacer esa revisión y la dejaron inconclusa; eso es un hecho gravísimo porque significa que fueron cómplices y encubridores.
Desde su salida de la Auditoría Superior de la Federación (ASF) en mayo de 2018 y a la fecha, la Dra. Buchahin —quien era la Directora General de Auditoría Forense y a quien, a menos de diez días de mi llegada, comuniqué que ya no continuaría en el cargo— ha sostenido de manera constante en diversos medios de comunicación un discurso de desprestigio en mi contra que incorpora y amplía en el libro “La Casa Sucia”, de su autoría, donde sostiene que yo formé parte de una “pandilla” que llegó a la ASF a encubrir la corrupción y obstaculizar la fiscalización. Estas acusaciones abiertamente calumniosas y difamatorias descansan en dos señalamientos muy graves que no se apegan a la realidad de los hechos en lo que corresponde a mi gestión como Auditor Especial de Cumplimiento Financiero (mayo 2018-noviembre 2021).
El primero es el citado por Proceso, que también aparece en su libro relacionado con una investigación publicada por el diario Reforma el 11 de septiembre de 2018, que se refiere a la simulación de contratos de Sedesol y Sedatu con el Sistema Quintanarroense de Comunicación Social, con Radio y Televisión de Hidalgo, con Televisora de Hermosillo y con la Universidad Politécnica de Quintana Roo, donde la Dra. Buchahin me responsabiliza de no haber dado atención ni seguimiento al caso e inclusive lo califica como “omisiones y acciones graves que debieran tener consecuencias serias de índole administrativo y penal”.
La realidad es otra. Esta investigación se basó en seis auditorías realizadas por la ASF a dichos entes a las cuentas públicas de 2014 a 2016, bajo la responsabilidad de la Dra. Buchahin. Los informes de resultados presentan irregularidades por 2,131.0 millones. De este monto, estando ella en funciones, la ASF presentó el 27 de octubre de 2017 una denuncia ante la FGR por 601.6 millones correspondientes a Radio y Televisión de Hidalgo (cuenta pública 2015). Por los restantes 1,529.4 millones, que afirma la Dra. Buchahin que no les di seguimiento y me acusa de cómplice y encubridor, fueron denunciados por la ASF, bajo mi responsabilidad, ante la FGR los días 23 y 24 de octubre de 2018, como sigue: Sistema Quintanarroense de Comunicación Social por 356.5 y 450.0 millones (cuentas públicas 2015 y 2016); Radio y Televisión de Hidalgo por 353.6 millones (cuenta pública 2014); Televisora de Hermosillo por 271.9 millones (cuenta pública 2016) y Universidad Politécnica de Quintana Roo por 97.3 millones (cuenta pública 2016).
Las auditorías forenses de la cuenta pública 2017 que, en su caso, darían continuidad a las de la cuenta pública 2016, fueron programadas e iniciadas en 2018 por la Dra. Buchain antes de su salida, todas se concluyeron bajo mi gestión y en su momento se presentaron las denuncias penales procedentes.
El segundo señalamiento se refiere a que se dejaron de hacer dos auditorías solicitadas por la Dra. Buchahin en dos denuncias que presentó ante la ASF en marzo de 2018, justificadas en la presunción de operaciones irregulares entre la Sedatu con el Instituto Tecnológico Superior de Comalcalco (ITSC) por 168.3 millones y con la Universidad Autónoma Intercultural de Sinaloa (UIAS) por 106.8 millones, detectadas en una auditoría a la cuenta pública 2016.
En este contexto, en julio de 2018, el Auditor Superior autorizó realizar esas auditorías: la DN18002 al ITSC y la DN18003 a la UIAS, ambas a la cuenta pública 2016. Las auditorías se iniciaron en agosto de 2018 y se terminaron en febrero de 2019. Posteriormente, en junio de 2019, se presentó ante la FGR la denuncia en contra del ITSC, y en octubre de 2020 la de la UAIS.
Por supuesto que estas autorizaciones no se lograron en los pocos días posteriores a mi llegada a la ASF tal y como lo exigía la Dra. Buchahin, pretendiendo imponer su ritmo a quienes teníamos esta responsabilidad, máxime que ella conocía de esos desvíos desde diciembre de 2017 y, por lo tanto, pudo haber solicitado la autorización de estas auditorías a su jefe y amigo Javier Pérez Saavedra, quien se hizo cargo de la titularidad de la ASF entre enero y el 15 de marzo de 2018. Ignoro por qué no lo hizo en ese periodo y se esperó hasta la llegada del nuevo Auditor Superior, con quien, por cierto, mantenía una pésima relación desde la época que coincidieron en la ASF bajo la gestión de Juan Manuel Portal.
Cabe preguntarse si la Dra. Buchain realmente se creyó que, tras su salida de la ASF, nos quedamos paralizados, sin saber qué hacer en el área forense que dependía de la auditoría especial a mi cargo; o que nada funcionaría sin su presencia. En su libro incluso afirma que me tuvo que explicar con “manzanas” lo que era la auditoría forense, conocimiento que ella asume es de su exclusividad. Con cuánta arrogancia pretende desacreditar una trayectoria de 32 años auditando y asesorando entidades públicas en los tres órdenes de gobierno.
Resulta difícil creer que la Dra Buchahin, quien se jacta de ser una gran investigadora, que trabajó muchos años en la ASF, no hubiera tenido la diligencia de revisar las fuentes de información de la institución que dan cuenta de lo que aquí señalo, que son públicas y ella conoce. Es evidente el dolo implícito en difundir sus falsas acusaciones, orientadas a imponer una realidad alterna mediante calumnias reiteradas, con el único propósito de difamarme dañando mi prestigio personal y profesional. Todo esto, acompañado de una gran cantidad de denostaciones vertidas hacia mi persona en cada espacio mediático al que le han dado acceso llamándome “corrupto” y “pillo”, utilizando un lenguaje injurioso que la definen a la perfección en su verdadera esencia. Por lo que respecta a mi paso por la ASF: ni cómplice ni encubridor ni corrupto.
Experto en fiscalización. X: @gldubernard