México es reconocido como un gran país con presencia global, aunque disminuida. Requiere la promoción y defensa de sus intereses más allá de sus fronteras. Para ello requiere una política exterior congruente, activa, no reactiva. El nuevo mundo de la CV-19 presenta riesgos, serios conflictos geopolíticos, un orden internacional sin reglas que habrá que enfrentar. AMLO ha dicho que la mejor política exterior es la interior. Hubo ya 2 excepciones importantes: la visita a Trump, cuya cuidadosa preparación disminuyó riesgos, pero no abordó temas fundamentales. Se logró un éxito de relaciones públicas y un distractor ante nuestros serios problemas. Pero, como registro histórico, fue una visita equivocada y abyecta.

El canciller Ebrard es sin duda uno de los secretarios más competentes. Por ello “ajonjolí de todos los moles”, asume funciones casi “vicepresidenciales” desvalijando la Secretaría de Gobernación, asumiendo funciones de la “acéfala” Secretaría de Salud, de la de Seguridad y contribuyendo a la disfuncionalidad administrativa. Se requiere configurar una política exterior a partir de un área en Cancillería que examine escenarios y plantee estrategias. El orden empieza en casa ante un debilitado andamiaje institucional. El único subsecretario de altura es Ventura. Carece de subsecretario de América del Norte, que más bien fue de negociación T-MEC, con sede en Hong Kong y ahora en la búsqueda ilusoria de la Organización Mundial de Comercio. No se ha designado embajador en Argentina y Reino Unido por varios meses. Penosos nombramientos como Isabel Arvide, cónsul en Estambul, ¿“méritos o cuatas”?

Se debe romper la tradición que la política exterior es poco más que suscribir tratados de libre comercio y resolver problemas migratorios. Tampoco debe agotarse en la política bilateral con Estados Unidos. Ésta, sin embargo, va a ser crucial y debemos prever consecuencias, sea del triunfo de Trump, cada vez más errático, o de Biden, con demócratas enojados. La Agenda, además del T-MEC, debe precisar posiciones en migración, tráfico de armas, lucha contra el crimen organizado, cooperación con Centroamérica. Canadá debe ser relación prioritaria, socio, contrapeso fundamental, ignorado y a veces ofendido. América Latina abandonada, la región económicamente más afectada, fracturada, ofrece la oportunidad de reconstruir la cooperación. ¿Qué decimos ante la imposición de Trump del presidente del BID? La relación con China es fundamental, más allá de la compra de medicinas. Atención a la Ruta de la Seda como el gran proyecto geopolítico global. Reforzar la tradicional relación con la India. Hay que estar cerca de Europa, aprender de su ingeniería institucional social, como el gran Fondo de Recuperación recién creado. África no existe.

La reconstrucción del multilateralismo es tarea fundamental. Reconocer la destacada tarea de Juan Ramón de la Fuente para asegurar nuestro ingreso al Consejo de Seguridad. ¿Ahora, para qué lo queremos, cuál va a ser nuestra Agenda? ¡No para defender causas feministas! ¿Qué posición frente a un conflicto Israel-Palestina?

Nuestra política exterior ha acreditado nuestro prestigio internacional con grandes cancilleres que han configurado políticas creativas que dejan huella. La última Contadora y la pacificación de Nicaragua. ¿Ante los nuevos retos actuaremos como “avestruz”? ¿Será la pasividad la que prevalecerá o aprovecharemos una oportunidad inédita para contribuir a crear el nuevo orden internacional?

Exembajador de México en Canadá. @suarezdavila

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