Hace 3 décadas los mexicanos celebramos la creación de organismos y normas que permitieron el acceso a la información para cualquier ciudadano, los mecanismos para exigir a nuestras autoridades que rindan cuentas y contrapesos técnicos para evitar prácticas monopólicas.
En contraste, hoy algunos aplauden la desaparición de aquellas instituciones que sentaron las bases para un México más democrático y menos corrupto.
Por absurdo que parezca, la sobre representada mayoría Morenista en el Poder Legislativo -por orden del expresidente López y con el beneplácito de la presidenta Sheinbaum- legisladores de un partido que se fundó bajo el reclamo social de combatir la corrupción, pusieron en marcha una reforma que como país nos regresará 60 años, nos regresa a ser un México más opaco, corrupto, impune y menos democrático.
El pasado 20 de noviembre la Cámara de Diputados aprobó la reforma que permite la desaparición del INAI y otros organismos autónomos que vigilaban y protegían nuestros derechos. Si bien la reforma debe pasar aún por el Senado, es evidente que la destrucción institucional no tiene marcha atrás.
El INAI contribuyó a que los ciudadanos tuviésemos información acerca de escándalos como el “Toallagate”; los negocios de la primera dama y su familia en el sexenio de Fox; el aumento sustancial en el costo de la Estela de Luz con Calderón; los mecanismos a través de los cuales operaba la estafa maestra con Peña y los del mayor escándalo de corrupción -hasta el momento- de nuestra historia, el de Segalmex con López.
Sin el INAI nada de ello hubiese sido posible, sin la evidencia de corrupción de tantos gobiernos, probablemente Morena nunca hubiese pasado en menos de dos sexenios de ser un nuevo partido, a ser el partido cuasi totalitario que es hoy.
Sin embargo, los legisladores morenistas, que hasta hace poco alababan la labor del INAI por permitir exhibir la corrupción, hoy apuestan por la opacidad.
En los últimos 15 años en el Observatorio Nacional Ciudadano (ONC) hemos sido usuarios constantes de los mecanismos de transparencia, mediante miles de solicitudes de acceso a información pública hemos podido demostrar los subregistros de delitos, el ocultamiento de datos, la falta de avances en construcción institucional, el abandono de las víctimas del país.
En muchos casos, las instancias de gobierno intentaron ocultar información, omitieron respuestas, negaron contar con datos. Si no hubiese existido el INAI, en nuestro país tendríamos menos información confiable acerca de cómo opera -mal- el Estado en materia de seguridad y justicia.
¿Quién gana con tal retroceso democrático? Sólo quien busque hacer un uso indebido de los recursos públicos, engañar con datos falsos, permitir beneficios de privados.
La presidenta afirma que no habrá retroceso, una promesa difícil de cumplir. Tan sólo en lo que va del sexenio la Fiscalía General de la República nos ha dejado de responder solicitudes de transparencia, mismas que sin la labor oportuna del INAI, quedarán sin respuesta.
De nuevo ¿quién gana ocultando datos y dificultando los mecanismos de acceso a la información? Sólo un gobierno que no quiere rendir cuentas ni demostrar cuáles son sus verdaderos resultados, legisladores y autoridades que buscan que México sea un país más corrupto e impune y los mexicanos ciudadanos con menos derechos.
Director del Observatorio Nacional Ciudadano
@frarivasCoL