Algo especial ocurrió el domingo en La Bombonera del Toluca. Algo más allá del cabezazo con el que los Diablos abrieron el marcador de la final. Algo más allá de la ovación a Alexis Vega, cuando el Turco Mohamed lo sacó para eso, para ser merecidamente aplaudido. Algo más allá de los cánticos que nunca cesaron en las tribunas. Algo más allá de la soñada copa que levantó la aguerrida escuadra.
Algo especial ocurrió, incluso antes de que comenzara el encuentro por el campeonato, algo que no se observó nítido en el estadio, ni en los televisores.
En la ceremonia de inicio, previo al silbatazo, el hombre que presentó al público y la prensa el trofeo se llama Arturo Pérez Duarte. Es hijo de Arturo Pérez Arredondo, presidente del Club Deportivo Toluca, y hace un mes, tras una larga batalla contra el cáncer, perdió a Arturín, su hijo de siete años.
Arturín adoraba a su perro Balto, a Spiderman, a sus papás, primos, abuelos, bisabuelos, a su amiguito Lorenzo y, sí, al Toluca.
La pasión por los Diablos Rojos corre por las venas de la familia, incluso desde antes de que su abuelo fuera presidente del club. El pequeño Arturín, durante su vida, festejó los goles de los escarlata.
Circula un video del domingo donde Arturo, su papá, aparece llevando el trofeo y depositándolo en la base donde quedó a disposición del equipo que más goles anotara. Lo repetí varias veces, pues —aunque no se alcanza a distinguir— resulta claro que algo especial ocurrió precisamente ahí.
El cuidado tan particular con que sostuvo ese trofeo es para conmover a cualquiera, especialmente cuando lo acomodó en el pedestal y se tomó unos segundos para posar sus manos y rendirle una disimulada, pero solemne reverencia.
El futbol es volver a nacer. O, cuando menos, dejar de morir. Si no, pregúntenle a Mohamed, quien también perdió un hijo. El futbol son las segundas oportunidades... O miren a Alexis. Es redimir, aunque sea temporalmente, el dolor. Es el cúmulo de miradas de jugadores, cuerpo técnico, directivos y seguidores que apuntan al cielo en busca de seres queridos, milagros y señales que, aunque no se ven, nos permiten sentir que entre el cielo y el suelo hay algo.
Estoy en todas las redes como FJ Koloffon