Soy egresado del CCH Sur, plantel donde el 22 de septiembre un tipo apodado “Lex Ashton” decidió ingresar con un cuchillo, apuñalar y asesinar a un estudiante de 16 años que compartía con su novia, sin tener la mínima relación con el agresor.
Cursé mi bachillerato en una escuela diferente, con un modelo de educación muy particular, donde no se aplicaban exámenes, y con la libertad de permitir a los alumnos decidir si entran o no a clases. Un estilo de educación implementado en los años 70 que estimula la responsabilidad de los estudiantes, pero que también les obliga a asumir consecuencias.
Soy originario de la Ciudad de México, donde el 10 de septiembre una pipa, con casi 50 mil litros de gas, volcó, se agrietó y explotó con una estela de fuego de casi 200 metros, que dejó 31 muertos hasta hoy. En ese puente de La Concordia, de la Alcaldía Iztapalapa, sucedió un accidente lleno de dudas entre la velocidad del tráiler, los baches, la falta de pericia del conductor y el horario en que sucedió.
“Ahogado el niño, quieren tapar el pozo”, dicen, cuando se toman medidas tardías.
Lee También Chivas quiere comprar a un jugador que ya fue suyo
Soy parte del futbol mexicano desde hace décadas. Una y otra vez, las crisis han alcanzado a los equipos, la Liga y las Selecciones... A los jugadores, árbitros y seguridad en los estadios... Al espectáculo, reglas y rating televisivo... Al surgimiento de nuevas figuras, directores técnicos y modelos de negocio para competir a nivel mundial. Una y otra vez, hemos visto la falta de prevención y los paliativos que se implementan son para salir del paso. Peor, hemos visto —tras el enorme fracaso en la Copa del Mundo Qatar 2022— cómo ni siquiera fueron capaces de ver que “el niño” se ahogó, por lo que no se consideró necesario “tapar el pozo”.
La falta de prevención es, de alguna manera, relajación, confianza y cruzar los dedos para que no suceda una desgracia que —por ineptitud o ahorro— no se atendió.
Se han anunciado varias modificaciones al Reglamento de Tránsito para la circulación de pipas cargadas de combustible dentro de la Ciudad de México: Horarios, vías, límites de velocidad y medidas de mayor seguridad para que no pongan en riesgo a la población. Es decir, para que no vuelva a ocurrir.
El CCH Sur y varios planteles de la UNAM permanecen cerrados durante el tiempo que se instalan detectores de metales, cámaras de seguridad y protocolos de prevención. Se ignoraron señales, tendencias y comportamientos. Un adolescente perdió la vida y a una familia, que guardará luto por el resto de su vida, ya no le importa que se tape el pozo que “ahogó” al chico de 16 años. Después de tantas desgracias, nos queda exigir: Basta de esperar a que se ahogue el niño para tapar el pozo.
@felixatlante12 @felixunivision12