El próximo 23 de marzo se cumplirán 31 años de que fue privado de la vida en Lomas Taurinas, una colonia popular de la ciudad de Tijuana. Como sucede, se comenzaron a elaborar teorías sobre de quién podría haber sido el autor intelectual. Lo mismo sucedió en México cuando fue asesinado Álvaro Obregón en 1928, y se dijo que quien había ordenado ese crimen había sido el presidente Plutarco Elías Calles.

A raíz de la muerte del licenciado Colosio, quien era economista, entre las hipótesis que surgieron para encontrar al responsable intelectual, se señaló al entonces presidente Carlos Salinas. Este magnicidio cimbró a la estructura política del país, a pesar de que llevaba poco tiempo en su campaña, Colosio había logrado ganarse la simpatía de muchos ciudadanos.

El entonces Procurador de la República era Diego Valadez Ríos. Para investigar ese delito, por instrucciones presidenciales se creó una Fiscalía Especial. Hubo varios fiscales, entre los nombrados en esa responsabilidad estuvo la maestra universitaria Olga Islas de González Mariscal.

Tenía el propósito el Titular del Ejecutivo que se indagara de manera exhaustiva ese hecho para poder conocer al responsable o responsables.

La doctora en Derecho, Olga Islas, entrevistó a muchas personas; se indagaron todas las versiones que surgían en torno a este crimen. Una de las personas entrevistadas fue un asistente personal del licenciado Colosio; este hecho me lo platicó la Doctora. Esta persona que acompañaba en todo momento al candidato le refirió que cuando bajó del templete en Lomas Taurinas, después de haber pronunciado su discurso, este ayudante iba delante del candidato, y en su declaración refirió que, como nunca había sucedido, le iba diciendo el licenciado Colosio, “vámonos de aquí”; le tocaba la espalda para que acelerara el paso. Esta persona dice que lo hizo todavía segundos antes de que se escucharan los balazos. Esta referencia anecdótica puede significar que tuvo quizá algún presentimiento.

En la noche de ese día iba a asistir a una cena en la que lo acompañaría su esposa, quien llegó a Tijuana después del candidato, y cuando fue recibida en el Aeropuerto Abelardo L Rodríguez, como se llama el de Tijuana, al subir al vehículo que la llevaría a su hotel, le dijeron que su esposo “había recibido un balazo” y estaba en el hospital adonde irían primero. La señora Diana Laura Rojas, su esposa, después comentó que ella había escuchado que había recibido un “palazo”.

Hubo después otros fiscales encargados de esa investigación; llegó incluso a manejarse el criterio de que habían intervenido en ese crimen varias personas; sin embargo, cuando ocupaba la Procuraduría General de la República un distinguido académico que no pertenecía a ningún partido político, Jorge Madrazo Cuéllar, se llegó a la conclusión, sustentada en pruebas evidentes, que había sido solamente una persona la que había cometido ese delito, y que nadie le había patrocinado.

No obstante que ese hecho fue investigado y llegado a la verdad jurídica de un solo asesino, se quiso en el sexenio anterior revivir, a 30 años de distancia, la idea de un complot, para involucrar a otras personas. El Poder Judicial negó las órdenes de aprehensión que se solicitaron.

El haber señalado a Carlos Salinas como autor intelectual fue una verdadera aberración que quedó plenamente desechada.

Profesor de la Facultad de Derecho de la UNAM

Únete a nuestro canal ¡EL UNIVERSAL ya está en Whatsapp!, desde tu dispositivo móvil entérate de las noticias más relevantes del día, artículos de opinión, entretenimiento, tendencias y más.

Google News

TEMAS RELACIONADOS