En el anuncio que el miércoles hizo el Presidente de los Estados Unidos, hemos de reconocer en justicia, que las gestiones de la Presidenta mexicana fueron muy importantes para que las decisiones anunciadas no solo no revistan la gravedad que hubiéramos podido imaginar, sino que son una invitación para que la iniciativa privada actúe con el nacionalismo y visión comercial que en estos momentos exigen las necesidades del país.

Ahora bien, deseo en esta colaboración hacerle respetuosamente dos preguntas a la doctora Sheinbaum en relación con declaraciones que le he escuchado de manera repetida en varios foros. Una de ellas es que ha dicho que López Obrador es el mejor Presidente que ha tenido México. Motivan serias preocupaciones de si realmente eso es lo que piensa.

Preocupa que una mujer talentosa piense eso o al menos lo diga; ojalá solo sea, como coloquialmente se afirma “de dientes para afuera”; mi afirmación no es una consideración ociosa, imprudente o sin sentido, a mi calificación de pésimo gobierno del sexenio anterior lo fundamentan muchos hechos.

A quien califica como “mejor presidente” le dejó un país ensangrentado y que sigue teniendo diariamente decenas y centenas de homicidios dolosos; su absurda frase “abrazos y no balazos”, justifica y hace presumir la cercanía del anterior gobierno con la delincuencia.

El incremento notable de aseguramientos de estupefacientes y las detenciones de muchas personas vinculadas por participar en delitos contra la salud, en comparación con lo logrado en el anterior gobierno, son un indicio más de esa cercanía oficial con la delincuencia.

Al que llama mejor Presidente, se distingue por su capacidad para mentir, como cuando afirmaba que el huachicoleo se había logrado erradicar, y ahora nos enteramos que llegan hasta buques tanque para transportar el petróleo robado. Se hablaba también que en México no había laboratorios de Fentanilo, y se han descubierto decenas de instalaciones para fabricar y después exportar esa droga. Por todo eso, como la destrucción de la ecología con el Tren Maya que se empeñó en construir; la cancelación de la obra del aeropuerto internacional en Texcoco, que costó millones de dólares; la construcción de la refinería de Dos Bocas, y otras muchas decisiones presidenciales, es que está muy lejos de poderse considerar “el mejor Presidente”

La otra pregunta que le formulo es por qué considera, como lo ha dicho en diversas ocasiones, que la reforma judicial nos convierte en el país más democrático del mundo. Ella lo sabe muy bien, más que todos nosotros, fueron calificados como candidatos ” idóneos” para integrar la Suprema Corte quienes en Palacio Nacional se sabe serán más que “idóneos”, “incondicionales” para satisfacer sus exigencias.

Para finalizar refiero lo que pensamos muchos ciudadanos mexicanos: que López Obrador sigue interviniendo en su gobierno, además de que se encuentran colaborando cercanamente con usted personas muy identificadas con él que imagino, puedo estar equivocado, y que por su cercanía han de consultarle y recibir instrucciones de cómo deben actuar.

Confiamos no sea así, y la historia registre su paso por el Poder Ejecutivo como una mujer que fue excelente mandataria.

Profesor de la Facultad de Derecho de la UNAM

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