Son abrazos nobles los que con motivo del Día del Maestro reciben los docentes que nos instruyeron en diferentes conocimientos, como también se convirtieron en ejemplos a seguir en la vida. Para ellos desde estas líneas mi reconocimiento y expresión de gratitud y cariño.

Este día se celebra en casi todos los países del mundo. En nuestro continente, en la Conferencia de Ministros de Educación celebrada en 1943, en Panamá, se fijó como Día del Maestro el 11 de septiembre, porque ese día había fallecido el educador argentino Domingo Faustino Sarmiento; la UNESCO declaró en 1994 como Día del Maestro el 5 de octubre. En nuestro gran país, Venustiano Carranza de la Garza decretó el 15 de mayo de 1917, como el Día del Maestro.

Esas son fechas causantes de nobles abrazos, también podemos encontrarnos el origen de abrazos perversos, y una fecha reciente y evidente de esa negativa manifestación, la tenemos el 1 de diciembre de 2018, fecha en la que se inició el gobierno de López Obrador, que tuvo como cacareada frase “abrazos y no balazos”, y que a lo largo de su administración no dejó de exteriorizar en las acciones y omisiones en que se incurrió en todo ese destructor sexenio.

Esos abrazos que publicitó, lo hizo —entiendo que con sincera convicción y que cabalmente cumplió— para proteger y auspiciar a los grupos de delincuencia organizada. Sus consecuencias las estamos sufriendo en México hasta nuestros días.

La presente administración está luchando en contra de verdaderas organizaciones que con una fortaleza afianzada vigorosamente en los pasados seis años, es muy difícil erradicar plenamente. Es digno de elogio el proceder de la Presidenta de la República, como de los secretarios de Seguridad Pública, Defensa Nacional y Marina, como de la Guardia Nacional, por lo que se ha logrado en el combate a los criminales. Lamentablemente falta mucho por hacer, ese fatídico abrazo sigue presente en las secuelas que dejó.

Manifestación de esas consecuencias, sin dejar de reconocer el principio constitucional y humano, de la presunción de inocencia, la tenemos, entre otros aconteceres, en el retiro de la visa americana a la gobernadora de Baja California.

Derivado de ese comportamiento nacional del pasado, están las declaraciones del presidente Trump en el sentido de ofrecer la presencia de tropas americanas en territorio nacional para combatir a los narcotraficantes. Delincuentes que ya han sido declarados terroristas, con lo que de acuerdo con la legislación del vecino del norte, permitirían su directa y material intervención.

Es también consecuencia del florecimiento de esos grupos ilegales, la llegada a Estados Unidos de un grupo de familiares del conocido Chapo Guzmán, con quien López Obrador era muy respetuoso para hablar sobre él y lo llamaba el “señor Guzmán”, como que era muy cordial con su madre, a quien incluso se acercaba atentamente a saludar; ese arribo de más de una docena de familiares, es de suponerse proporcionarán información que se considerará muy valiosa por la presidencia de ese país.

Dará sustento, muy presumiblemente, a las declaraciones que se han hecho por Trump de que vinculados con esas actividades contra la sociedad se encuentran políticos y personas relevantes de nuestra nación.

En lo personal, no juzgo que atente contra nuestra soberanía e independencia ese comportamiento, finalmente es una forma de coadyuvar al saneamiento social, y a poder regresar a una menor inseguridad que se vivía antes del perverso abrazo.

Profesor.

Facultad de Derecho, UNAM

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