A Jorge Luis González Valdez, digno periodista víctima del gobierno arbitrario de Layda Sansores
Hoy es esa fecha -ayer fue 17-, son afirmaciones perogrullescas, pero las he referido porque esos dos días, en años distintos, son importantes en la historia de nuestro gran país.
La mencionada primero marca el final de la vida de un mexicano revolucionario de talento: Álvaro Obregón Salido, que en 1928, en el sur de la Ciudad de México, fue privado de la vida por José de León Toral, joven potosino de 28 años, de un acendrado catolicismo que rayaba en el fanatismo.
El 18 de julio de 1872 es el final de la vida de uno de los más grandes héroes mexicanos, y para algunos como yo, el más grande que ha dado la Patria. Murió en Palacio Nacional en donde vivía, en el ala norte de ese edificio, y durante su vidas creó instituciones que hicieron que México, como alguna vez dijo el presidente Echeverría, pudiera ser considerado como Nación. Nunca habló ni que iba a transformar el país, ni que una era la historia antes de él, y una diferente después de terminar su gobierno. Sin embargo, sus aportaciones jurídicas son fundamentales para la vida de México.
Debiendo asimismo considerar su defensa de la soberanía nacional frente a la intervención francesa. Fue en julio también, pero de 1867, cuando con su entrada a la Ciudad de México, después de haber derrotado los intentos imperialistas de Francia, que se puede considerar a Juárez como autor de una segunda independencia. Él nunca lo dijo, ni mencionó que su obra fuera el segundo piso de lo iniciado por Hidalgo, Morelos, Guerrero y la pléyade de mexicanos que los acompañaban.
En ese mes de julio pero en diferentes años, promulgó leyes que constituyen el andamiaje legal de la institucionalidad nacional.
El 12 de julio de 1859 decretó la nacionalización de los bienes del clero; la independencia de la Iglesia y el Estado; el reconocimiento de que el gobierno protegería el culto público de la religión católica y de cualquier otra.
El 23 de julio de 1859 promulgó la ley que vino a darle jurídicamente naturaleza civil al matrimonio, aceptando la separación de los cónyuges y señalando las causas que podría generar esta separación, pero sin permitir que volvieran a contraer matrimonio con otra persona. En esa ley se señalaban los requisitos y los impedimentos para la celebración del matrimonio; el 28 de julio de ese mismo año creó el Registro Civil, para que fuera el Estado quien llevara el registro de los nacimientos, matrimonios y fallecimientos; el 31 de julio se determinó por ley que sería el gobierno quien tuviera el control de las inhumaciones de las personas, independientemente del lugar en donde fueran depositados los cadáveres.
Como sabemos la fecha de su nacimiento fue el 21 de marzo de 1806. En el mes de marzo de 1861, el día 16, estableció el Sistema Métrico Decimal.
Con estas remembranzas de leyes juaristas, en estos tiempos en los que la situación nacional se encuentra con problemas severos como el que se refiere a la seguridad que es obligación del gobierno ofrecerle a la población, como la expectativa de que se puedan señalar vínculos indeseables entre políticos y la delincuencia organizada, resulta halagador mirar la figura de quien será siempre reconocido por su patriotismo, seriedad y manejo impecable de los negocios públicos.
Profesor de la Facultad de Derecho de la UNAM