El es sinónimo de grandeza. Sin embargo, México nunca ha logrado posicionarse como la meca del boxeo en cuanto a sede de los grandes eventos. Las estrellas del firmamento boxístico mexicano, casi siempre, tienen que salir de su país para brillar más allá de sus fronteras y de su gente.

El Madison Square Garden, el MGM Grand Garden Arena, la T-Mobile Arena y recientemente, el Allegiant Stadium se han convertido en destinos obligados para el boxeo mundial. Y dicho sea con todo respeto: una velada de talla mundial, sin un peleador mexicano de peso, simplemente no vende. Insisto, sin mexicanos en el ring —y por supuesto, sin la fanaticada mexicana— no habría dólares qué contar.

Por eso recibí con enorme agrado la noticia de que Rafael DivinoEspinoza defenderá su título pluma de la OMB en San Luis Potosí, México, ante el ucraniano Arnold Khegai. La Arena Potosí, con capacidad para 23 mil espectadores, no le pide nada a ningún recinto de talla mundial. Ya se ha llenado antes, gracias al boxeo y otras actividades.

El evento será una copromoción de Top Rank y Zanfer, una dupla que ha hecho historia. Lo mejor de todo es que, además de ver al “Divino” pelear en suelo mexicano, podremos disfrutar de talento como el del medallista de plata, Richard Torrez Jr., un peso pesado espectacular con raíces mexicanas, quien enfrentará al veterano checo Tomás Salek.

También veremos en acción a Emiliano El GeneralVargas, hijo menor del “FerozVargas, un joven que no huele, sino que apesta a campeón del mundo.

Y por si fuera poco, habrá guerra entre mexicanos: Lindolfo Delgado, de Linares, Nuevo León, enfrentará al tozudo guerrero tapatío, Gabriel GollazValenzuela. Todo esto, y más, en una velada histórica que podrá disfrutarse por Box Azteca.

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¿Qué nos falta para ser destino mundial del boxeo?

Nunca he podido entender por qué los mexicanos nos portamos tan mal en nuestro país y tan bien en el extranjero. Es triste ver cómo, dentro de México, muchos se comportan de manera vergonzosa, rompiendo todas las reglas posibles. Desde la forma de manejar, hasta lo más elemental, como bajar la palanca del baño.

Pareciera una necesidad cerrársele al de junto, dejar el baño sucio para el que viene detrás, meterse en la fila sin pudor, rayarle el coche al vecino, pasarse los altos y —para no hartarlos— pasarse de lanza con todos y con todo. Con ese tipo de comportamientos, es difícil que logremos convertirnos en destino mundial de grandes espectáculos. Nos comportamos como cavernícolas… Y además lo gritamos a los cuatro vientos.

Me ha tocado ver a la misma gente en eventos boxísticos en México y Estados Unidos. Créanme: sus actitudes son completamente distintas. En México atacan las instalaciones; en Estados Unidos se comportan como caballeros de la corte real, como si llevaran bajo el brazo el Manual de Carreño.

Tenemos a los mejores peleadores y a la mejor fanaticada del boxeo. ¿Sería mucho pedir que se portaran en México como si estuvieran en los Estados Unidos?

Si cambiamos nuestra manera de comportarnos, México puede convertirse en uno de los destinos más importantes del boxeo mundial. Lo demás ya lo tenemos.

@ErnestoAmador

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