Por segunda vez en menos de seis meses, la Presidenta de México visitó la Sierra Tarahumara y como ella afirma, no llegó con las manos vacías, entregó decretos que reconocen la propiedad de sus tierras a dos comunidades indígenas.
Este acto forma parte de los Planes de Justicia que parten del principio de mandar obedeciendo, escuchando la voz de la comunidad. Resultado de ello, el pasado 17 de mayo se puso en marcha el Plan de Justicia para la Sierra Tarahumara.
El 17 de mayo la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo firmó dos decretos para restituir sus tierras a las comunidades indígenas.
A la comunidad de “Mesa Colorada”, 502 hectáreas pertenecientes al Pueblo Ódami y 317 a la comunidad Rarámuri de “Mogótavo”.
El gobernador tradicional de Baborigame agradeció a la Presidenta con un discurso pronunciado íntegramente en su lengua indígena y ella sonrió sabiendo que estos pueblos de la Serranía han resistido de muchas formas los embates de una sociedad que históricamente los ha querido despojar de su cultura y recursos.
La Presidenta ha establecido como una de sus políticas acompañar a los Pueblos Originarios en su camino de búsqueda de la justicia, en una de las reivindicaciones que los gobiernos anteriores a la 4T prefirieron no meterse: la territorial.
En diciembre pasado, viajó por primera vez a la Sierra Tarahumara y entregó otros dos decretos a las comunidades de “Bosques de San Elías Repechique” (693 hectáreas) y a “Guasachique” (1,485 hectáreas), con lo que se ha restituido un total de 2,998 hectáreas de un territorio que les pertenece desde siempre a estas comunidades originarias, pero que no les había sido titulado.
Las restituciones no vienen solas, se inscriben en una intervención gubernamental amplia que incluye justicia ambiental, caminos artesanales, electrificación, apoyo a la educación indígena y algo inédito: la administración directa de recursos federales para cubrir sus necesidades de infraestructura. Por eso, las personas titulares de las dependencias responsables de estos temas asistieron también, pues como dijeron las autoridades indígenas: es tiempo de que nos volteen a ver, es tiempo de que el territorio y su gente, la más olvidada, les hable y los comprometa.
Al final la Presidenta, con un lenguaje sencillo explicó que la grandeza de México tiene su raíz en los pueblos indígenas y afromexicanos, en su forma de ver la vida, de relacionarse, de cuidar la naturaleza, de luchar y de resistir y que por ello alumbran y guían con su fuerza el cambio que se está impulsando desde el gobierno federal, pues sus aspiraciones nutren las de todo el país: decidir sobre lo propio, tener conciencia histórica, alimentar la espiritualidad, ser respetados y gozar de todos los derechos.
La Presidenta cerró su intervención con el anuncio de que las restituciones continuarán, además planteó la idea de que a nivel preparatoria, las y los jóvenes indígenas puedan estudiar enfermería para ayudar en sus comunidades.
Una niña Ódami emocionada no dejaba de llorar, varios de los asistentes también reaccionaron conmovidos, el México profundo en su clamor de justicia, nos está convocando, desde los rincones de este país, a vivir y gobernar de forma distinta.
Consejera jurídica de la Presidencia