Las imágenes que le han dado la vuelta al mundo son indescriptibles. El lugar: un rancho denominado Izaguirre en el municipio de Teuchitlán, estado de Jalisco. El hallazgo: el colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco descubrieron un campo de exterminio del crimen organizado. El asombro: colectivos de búsqueda de personas desaparecidas denunciaron que había hornos crematorios donde se quemaron los cuerpos de las víctimas. El hallazgo: informes oficiales reportan haber encontrado en el lugar 435 prendas de ropa, 154 pares de zapatos y 18 maletas. ¿Y los cuerpos? Sólo tierra, sólo cenizas, sólo dolor. Eso llevó a que se calificara al macabro lugar como el Auschwitz mexicano.

El torbellino informativo sobre este suceso tomó por sorpresa al gobierno de México, pero no a tantos padres y madres que llevan años buscando a sus hijos por todo el país. Porque las desapariciones de personas en nuestro país han aumentado de tal manera en los últimos años que por todo nuestro territorio hay grupos organizados que solos, sin contar con ningún apoyo por parte de las autoridades, caminan buscando a sus familiares desaparecidos exponiéndose a toda clase de peligros.

Se trata de 52 mil 500 personas desaparecidas durante el anterior gobierno federal. Más de 50 mil familias que han quedado marcadas por el dolor de no saber dónde están sus hijos, hermanos o padres. Es el claro reflejo de la impunidad con que opera el crimen organizado reclutando y secuestrando gente para después desaparecerla.

¿Después de lo que hemos visto en el rancho Izaguirre queda alguna duda de que fue un verdadero fracaso la estrategia claramente fallida de abrazos y no balazos? ¿El gobierno hará algo para evitar que sigan reclutando gente con falsas promesas de trabajo para llevarlas a estos campos de exterminio donde se entrena a futuros sicarios matando a otros jóvenes? ¿O seguiremos normalizando el dolor que representa perder a un ser querido y no saber dónde está su cuerpo?

Tomemos en cuenta que no es un asunto sólo de Jalisco ni del municipio de Teuchitlán. Es una cruel realidad en todo el país. La violencia rebasó por completo a las autoridades y por eso tenemos un número tan grande de muertos y desaparecidos como nunca antes.

Es una situación que se debe solucionar porque México no puede seguir sangrando de esa manera ni ignorando el dolor de los familiares que buscan desesperadamente a sus familiares desaparecidos. Ese dolor de una madre y de un padre se debe respetar, no utilizar ni caricaturizar. No deshumanicemos el discurso como si fuera un tema más de coyuntura política. Respetemos su dolor y mejor acompañémoslos en su búsqueda exigiendo al gobierno federal y a las fiscalías estatales y federal que hagan su trabajo para encontrar a tantas y tantos desaparecidos.

Seamos empáticos con el trabajo que hacen las madres y padres buscadores de sus hijos y en lugar de lanzar descalificativos o tomarnos fotos de supuestas protestas, solidaricémonos desde nuestras propias trincheras y pongamos lo que haya de nuestra parte para ayudarlos en su búsqueda, que debe ser la búsqueda de todos para que no haya más desaparecidos en nuestro país.

Senador de la República y Vicecoordinador del Grupo Parlamentario del PAN

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