Políticamente. Son sus hijos. Amigos. Hermanos. Compadres Correligionarios.
Son su hechura. Voluntad. Capricho. Interés. Complicidad.
Él los encumbró. Son su obra. Su legado. Su herencia.
Los llevó a militar en el partido de su propiedad. Los proyectó a diferentes cargos. Les dio manga ancha para todo.
Se batieron en el lodo de la corrupción. El pillaje. Y no paran.
Se envolvieron en la desvergüenza de la mentira. La normalizaron.
Se entregaron a la traición. Es norma de su existencia.
No le importó que fueran de cualquier corriente. Antiguos enemigos.
Con apoyar su causa y sus ambiciones. Incondicionalmente, fue –y sigue siendo– más que suficiente para obtener una patente de corso. Impunidad total.
Morena, recreación misma de todo lo peor que fue el PRI, se transfiguró en la nueva hegemonía partidista.
Se alimentó con la inmundicia del PAN, PRD, PVEM, PT.
Los premió por su lealtad. No por su honestidad.
Los incorporó a su gobierno no por capacidad. Pero por servilismo.
Les entregó partes del poder público para que lo manejaran a su conveniencia.
Lo convirtieron en su propiedad. Se exacerbó el patrimonialismo.
Ahora son los nuevos ricos. Los dueños de México.
Los que creen que el poder es para siempre. Y hacen con él lo que les viene en gana.
Lo usufructúan. Lo exhiben. Lo disfrutan.
Burlonamente. Descaradamente. Impúdicamente.
Perdonó a los imperdonables.
Los corruptos. Públicamente conocidos, fueron objeto de su gracia y consideración.
Defendió a los indefendibles.
Como a Ignacio Ovalle Fernández, relacionado con el fraude más grande de su sexenio, que alcanzaría unos 20 mil millones de pesos. Lo protegió con un nuevo puesto en Gobernación después de que dejó Segalmex.
Aprendida la lección, se sigue su práctica. El atraco de Birmex, en este sexenio, va quedando en el olvido.
Infestó al país. Lo emplagó de funcionarios deshonestos. Altaneros. Insolentes. Arrogantes.
Envenenó la República en todos los niveles. En todos los ámbitos.
Con toda propiedad y por sus obras, a Andrés Manuel López Obrador se lo puede calificar como depredador.
E incluso como un “infestador”.
Con su macropoder, impuso. Corrompió. Contaminó muchos de los micropoderes. No fueron pocos los que agregó al suyo. O los desmanteló.
Ese hecho refleja nítidamente, confirma que, durante su sexenio, sembró el país de narcopolíticos y que, en efecto, como se asegura reiteradamente en Estados Unidos, aquí manda un narcogobierno.
Permisividad. Complicidad. Cinismo. Prevaricación, fueron y son las únicas motivaciones de los morenistas. Son sus grandes “valores”.
Por eso, lo peor de los políticos de todos los tiempos en este país, son quienes ahora lo “gobiernan”.
En el origen de ese proceso, podría estar el supuesto vínculo que se le ha atribuido al ex presidente con los cárteles de las drogas. Desde su primer desesperado intento por hacerse de la Presidencia de la República.
Eventualmente consciente de que con ello quedaba marcado. Investigado. Fichado en Estados Unidos –eso jamás ocurrirá en México– habría implicado a todos con quienes pudiera justificarse en algún momento.
A sabiendas de que el gobierno de ese país estaría al tanto de sus correrías, se habría propuesto llevar compañeros de viaje.
Y este, al parecer, comenzó hace poco menos de un mes. Y continuó el pasado fin de semana.
Primero fue el alcalde de Matamoros, Alberto Granados Favila. Es de Morena.
El pasado 17 de abril, cuando intentó entrar a la Unión Americana por Brownsville junto con siete colaboradores, fue detenido, humillado, interrogado. Y su visa cancelada.
Estados Unidos subió la mira y el sábado anterior hizo lo mismo con la gobernadora de Baja California, Marina del Pilar Ávila Olmedo. Milita en Morena. Su esposo corrió la misma suerte.
El tema no parará ahí. Es el arma de presión más poderosa y eficaz contra México. Donald Trump no dejará de esgrimirla.
¿Quién sigue?
Si se tratase de un tiburón, podría perder no sólo su permiso para internarse en territorio norteamericano.
Estaría en perspectiva. En riesgo de perder su libertad. De tener que rendir cuentas por acusaciones documentadas de haber hecho tratos con algún capo.
De un tiempo a la fecha, se ha insistido en distintos medios en que el gobierno de Trump tiene una “lista negra” de ex funcionarios y funcionarios mexicanos del más alto rango.
Los quiere. Los tendrá a cualquier costo.
Recién, incluso se han citado nombres. Nombres que comprometen el gobierno de Claudia Sheinbaum por el simple hecho de que colaboradores suyos sean señalados en una relación –en cualquier grado– con criminales.
Sería improbable que una autoridad estadunidense formulara acusaciones contra alguien sin tener pruebas consistentes en su poder.
Estados Unidos es el zoon panoptikon que todo lo sabe. Mira. Escucha. Ese es un poder único. Descomunal. Temible. Lo usará para mantener su hegemonía.
Con ese instrumento, observa cuidadosamente. Siempre. A quienes permitieron y apoyaron la política de abrazos, no balazos.
Todo mundo sabe que Andrés Manuel López Obrador fue su artífice. Y existen sobrados fundamentos de que lo hizo en provecho de los delincuentes. No en defensa de la sociedad.
En esa, como en sus demás perversidades, tuvo apoyadores. Aplaudidores. Seguidores. Imitadores.
Entre estos, habría ex gobernadores y gobernadores, secretarios, alcaldes, legisladores, directores, agentes con mando de diferentes esferas.
¿Cuántas veces no respaldó pública, desvergonzadamente a conocidos rufianes encumbrados de la política y la criminalidad?
Ellos saben que EU les puede retirar su visa e incluso detenerlos. Por eso, tendrán cuidado de no tratar de entrar allá. De no poner pie cerca de la frontera.
De donde se sigue que podría venir una acción directa contra algunos. A menos que el gobierno, motu proprio, decidiera encaminarlos hacia su némesis.
¿Serían negociables, exceptuables, en un acuerdo de gobierno a gobierno, de presidente a presidenta, algunos nombres?
La respuesta es sí.
Uno, especialmente, es innegociables. Intocable: AMLO.
Siempre y cuando ella acepte nuevas condiciones en el trato binacional, lo que supondría más amplias ventajas para Estados Unidos. Dar concesiones inimaginables.
¿Fue por eso que la presidenta dijo, recientemente, que Trump le había pedido “cosas inaceptables”?
El ex presidente, su padre político, su constructor, sería la carta más cara a negociar. Y de ese tamaño, lo que su gobierno tendría qué ceder.
El chantaje sobre México será permanente.
Porque gratuitamente. De regalo, Donald Trump no dará nada. O dará lo menos posible.
No importa cuántos elogios y miel vierta sobre Claudia Sheinbaum.
Tratará de obtener todo. Un todo que no parece tener límite. Ni fin. Que puede renovar en cada momento.
Triste. Lamentable condición la de la presidenta.
Dolorosa. Dramática realidad para México.
Lo peor es que la verdadera pesadilla, apenas… ha comenzado.
Línea de Fuego
Los huevazos que recibió Ricardo Monreal y los improperios contra José Ramiro López Obrador en Tabasco, podrían ser el inicio de un rechazo social creciente a los morenistas más conspicuos. La razón: el pueblo que ellos creen ignorante, sabe de qué calaña son. El protervo Changoleón puede seguir con sus obscenidades… El Seminario Internacional “El Buen Gobierno en el Siglo XXI”, coordinado por el director del Programa Universitario de Gobierno de la UNAM, doctor Eduardo Robledo Rincón, celebrado la semana pasada, tuvo un gran éxito por la estatura intelectual de los participantes. Fue, además, un foro en el que la doctora Gabriela Ramos, subdirectora general de Ciencias Sociales y Humanas de la UNESCO, recibió un fuerte respaldo a sus aspiraciones a la dirección general de esa organización… Las obras en favor de la sociedad son la mejor herramienta a la que los gobernantes pueden apelar para tener el consentimiento, el respaldo de sus gobernados. Por eso, Manolo Jiménez se ha entregado en llevar amplios programas de educación, salud, alimentación, comunicaciones, vivienda, infraestructura, a los coahuilenses. Por eso, sus niveles de aceptación son altos y son reales. Y por eso, seguro llevará a los candidatos de su partido, el PRI (así sea en coalición), a la victoria, en las elecciones del próximo primero de junio, comenzando por la capital, con Toño Ochoa… Gerardo Cortés, alcalde morenista de Cuautempan, Puebla, no tiene de que preocuparse por el arsenal que se encontró en su casa ni por los vínculos que se le atribuyen con el narcotráfico. Cuenta con un excelente defensor. Y lo tiene muy cerca… ¿Trató Rutilio Escandón, cónsul de México en Miami, de escapar de esa sede, como ha empezado a trascender? Razones le sobrarían... Un grande de la política mundial se ha ido. ¿Cuántos canallas y farsantes desearían trascender a la Historia como José Mujica? …El gobierno de Estados Unidos estaba presto a dar explicaciones al de México por haberle quitado la visa a la gobernadora de BC. Sí. ¡Ajá! Igualito que cuando AMLO se las pidió por la extracción de “El Mayo” Zambada. Y ahora por “la salida” de la familia de “El Chapo” Guzmán a Estados Unidos.