No son innovadores. Transformadores. Mucho menos para mejor. Son destructores. Catalizadores de lo peor. Lo más despreciable. Ruin. Indigno.
Son alumnos de alta escuela. Óptimo aprendizaje. Doctores en cinismo.
Su maestro de impudicia es Andrés Manuel López Obrador, El Maligno.
Con la desvergüenza “resuelven” todos los problemas. Creen que sobre esa base habrán de eternizarse en el poder. Se sienten dueños de México. Lo ven como su hacienda.
El funesto fenómeno del morenismo viene de muy lejos. Es la síntesis. Amalgama de una historia que lo abarca todo. Lo más nefasto.
Sus miembros más conspicuos son expertos en todas las malas artes que caracterizaron al, y aprendieron del, priísmo. Continuidad disfrazada. Reencarnación. Con las prácticas políticas más deleznables que haya sufrido el país.
Los morenistas, en su mayoría, son los mismos y lo mismo que los priístas.
Pero disfrazados. Potenciados. Recargados. Magnificados. Más descarados. Más desalmados. Insensibles. Innobles. Inhumanos.
La historia político-partidista de los casi 100 últimos años de México ha sido esencialmente igual.
Los cambios de siglas de algunos grupos, la existencia de un número mayor de partidos. El pluralismo. La alternancia, han sido protagonizados por los personajes de siempre. El saltimbanquismo unió lo más execrable.
La élite actual se llena la boca de democracia, pero la forma de gobierno que ha erigido y recrea por todos los medios es una especie de monarquía. Se hereda el poder sólo entre los suyos.
Por generaciones, ha copado todos cargos públicos.
Hoy, padres, hijos, nietos; hermanos, cónyuges, amantes, son parte de esa red de poder que bien podría llamarse democracia parental, única en el mundo.
Para ser hegemónico, Morena abrió las puertas a todas las corrientes. Recogió basura. Escombro. Escoria que se, y le, acomodó muy bien.
Forman una unidad-variedad-multiplicidad. Basada en la complicidad. Pandilla patrimonialista. Únicamente entre ellos se reparten los recursos públicos. Los ven como botín. Usufructúan las magistraturas del Estado. Son insaciables.
Durante los 72 años de gobiernos priístas, eso no fue inusual. Con el PAN también se dio. Pero no era una práctica generalizada. Abierta. Descarada. Negociada entre cabezas de facciones, como hoy.
Hubo incluso honrosas excepciones que no admitieron familiares cerca. Hoy no se ve eso. Integrantes de algunos apellidos encumbrados no destacan por su honestidad. Probidad. Rectitud. Sobresalen por corruptos y ambiciosos.
Son frecuentes los señalamientos que se hacen en la Prensa sobre la voracidad de los Monreal. Batres… Y de los que buscan pertenecer a ese selecto grupo con el argumento de que quieren y lucharán por el bien público. Lo único que procuran es su beneficio.
Las mentiras y la corrupción, que rigieron más de siete décadas con el PRI, dieron paso a la alternancia en el 2000.
Sus vicios fueron reeditados durante los dos gobiernos panistas. La alternancia fue un fracaso. El cambio prometido fue una decepción. Una burla. Fox y Calderón no pudieron. No quisieron.
Ante eso, el PRI juró que había rectificado. La sociedad le creyó. Se hizo de nuevo con el poder en 2012.
El desvergonzado Enrique Peña Nieto desbordó la corrupción. Los casos de Ayotzinapa y la Casa Blanca marcaron su sexenio.
Pero, ¿y qué? ¿Le han importado los adjetivos-sustantivos con los que se habla de él?
Vive donde le place. Viaja por el mundo. Disfruta la vida con todos los excesos. Goza de la fortuna que seguramente amasó desde el poder y, sobre todo, ha tenido y tiene la protección de quienes lo han sucedido.
Los grandes problemas que dejó, como la desaparición de estudiantes en Iguala, ahí siguen. Seguirán. Como otros capítulos infames que, como él y otros politicastros venales, no han querido encarar.
Empero, Andrés Manuel López Obrador superó todo lo habido y por haber. Lo visto y no visto. Inimaginado. Insospechado. En las Redes Sociales lo llaman El Maligno. Sus actos lo confirman.
Se lo vio como la esperanza del verdadero cambio. Del vuelco. Era la posibilidad. La certeza, basada en su triunfo electoral contundente. Inimpugnable. Legal. Legítimo. De nada sirvió
Con miles de mentiras. Traiciones frecuentes. Robos inocultables, ante los cuales por lo menos fue omiso, se produjo una explosión de las maneras más destructivas y perversas jamás vistas en el ejercicio del poder.
Indiscutiblemente habilidoso, no sólo las estableció. Las institucionalizó. Las heredó. Con ellas se “gobierna” el país en la actualidad.
En materia de corruptelas, hay un paralelismo entre López y Sheinbaum. Con él, se cometió el más grande fraude en Segalmex. Su director, Ignacio Ovalle Fernández, no fue molestado jamás por el asunto.
El Maligno lo premió con un puesto en Gobernación. Lo encubrió. Y todo quedó en la impunidad. No hay un solo indicio de que alguien se ocupará de llamarlo a rendir cuentas. Trece mil millones robados. Sin que nada ocurra.
En los primeros meses de la administración Sheinbaum, el caso Birmex apunta a ser el símil del caso anterior. Otros 13 mil millones de pesos en juego.
Tampoco hay señas de voluntad política para sancionar a nadie. Su ex director, Iván de Jesús Olmos, puede estar tranquilo. Con los bolsillos llenos.
El perdón para todo morenista canaille (sinvergüenza), es el signo de los tiempos. Ayer, Cuauhtémoc Blanco, acusado de violador, obtuvo ese beneficio.
En el plano de la inseguridad, cualquier dato que se cite sobre el gobierno de AMLO acredita ampliamente que su gestión fue objetivamente criminal por el solo hecho de consentir a los cárteles.
Los números que dejó son inalterables. Imborrables. Los cargará siempre. Lo marcaron. Lo perseguirán. Para él no habrá perdón histórico.
Si acaso llegase a enfrentar la justicia terrenal, jamás vendrá del gobierno que dejó. Es su mejor protección.
Lo peor del caso es que las atrocidades ante las que fue inobjetablemente permisivo siguen apareciendo. El hallazgo del campo de exterminio en Teuchitlán, Jalisco, es testimonio de ello.
A él lo tocará solamente la referencia de que fue durante su sexenio que ocurrieron los hechos de barbarie que están apareciendo. Uno más, ¿qué puede preocuparle?
A la presidenta le repercuten porque ocupa ese cargo. No podrá librarse de la exigencia de que ordene investigar y castigar a los culpables.
Pero ¿y qué? Tiene a su alcance el Manual de Soluciones de Problemas Graves que recibió como herencia de su padre político.
Con él, comenzó a operar con el eficaz instrumento de las Misceláneas Mañaneras. Donde habla de todo. Lo que sea. Y dice poco. O no dice nada.
Las lecciones incluyen tácticas de distracción. Aplazamientos. Justificaciones. Superposición de cualquier tema. Declaraciones desarticuladas. Crípticas. Cortinas de humo. Búsqueda del olvido.
Comprende el uso de medios afines. Incondicionales “comunicadores” a sueldo. Jaurías en Internet. Reiteración de rechazo a cualquier involucramiento. Ataques a quienes pidan el esclarecimiento de lo sucedido. Reclamos de justicia.
Defender al gobierno federal es el único objetivo. El de ayer y el de hoy. Nada tuvieron que ver con los campos neonazis mexicanos.
Todos pueden ser responsables. Chivos expiatorios.
A todo se recurre para falsear la realidad. Desparecen pruebas. Cambian escenarios. Borran huellas. Se ignora a las madres buscadoras. Se organizan grotescos tours como prueba de que nada se esconde.
La presidenta de la República, como todos sus antecesores, son y serán “inocentes”. Se comprometerán a llegar hasta las últimas consecuencias. A aplicar todo el peso de la ley.
Pero nada. Nada más.
Lo mismo de siempre. Con todos los partidos. Con todos los gobiernos. Con todos los gobernantes.
Repetición del mismo libreto hasta que surja un nuevo distractor. Que el tiempo sepulte los hechos. El vergonzoso drama. La dolorosa tragedia.
En la línea de López Obrador. Con su estrategia, el gobierno de los cínicos está blindado.
Por eso, pese a todo, Teuchitlán no será para la presidenta… ningún Talón de Aquiles.
Línea de fuego
¿Quién, en este país o en el mundo, podría resolver todos los problemas del gigantismo que padece el IMSS? Zoé Robledo sigue al frente de esa institución simplemente porque la mantiene a flote. Empeñado en mejorarla... ¿Dónde se esconden Dante Delgado y Jorge Máynez para evitar el tema de Teuchitlán, Jalisco, estado que tanto presumían como modelo de gobierno de MC con Enrique Alfaro?