En la estrategia contra el crimen organizado que ha comenzado a desplegar el gobierno y que en una primera acción permitió el decomiso de más de una tonelada de fentanilo la semana pasada, empiezan a medirse, centralmente, ese monstruo y Omar García Harfuch. Este tiene el poder del Estado para imponerse, pero aquel no lo esperará cruzado de brazos.

La incautación de la droga, que equivalía a 20 millones de dosis con cuya venta sus productores habrían obtenido una ganancia de unos 8 mil millones de pesos, según la presidenta Sheinbaum, refleja nítidamente, al menos, que:

1). - En México se produce esa sustancia de tiempo atrás, lo cual negó reiteradamente Andrés Manuel López Obrador para mantener su política de permisividad de abrazos, no balazos.

2). - Si hoy se sabe de un caso muy importante, con toda certeza hay muchos otros, aún de menor envergadura. Por los años que lleva reinando en el país sin que nadie lo hubiera tocado y por lo que se sabe de hasta dónde ha penetrado, el narco está en todo el territorio en el negocio más rentable de hoy.

Su presencia y dominio, su avance y fortalecimiento permanentes, sólo se explican por los innumerables casos de complicidad que se han establecido entre criminales y autoridades de distintos niveles, documentados cada vez con más frecuencia. El último se vio claramente en la Operación Enjambre, llevada a cabo el mes pasado.

Por la cantidad de estudios que se han hecho, por la profusa información que a diario circula y por los sangrientos acontecimientos que cotidianamente se ven relacionados con la criminalidad, se puede afirmar que este es un problema estructural, considerado como el vínculo entre el poder legal y el poder criminal, que comprende todos los niveles y alcanza todos los ámbitos. Y la ciudadanía es la que paga el precio de esa funesta relación.

En esa realidad, el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana se las verá con criminales comunes y con criminales oficiales; estos con cargo y poder y aquellos con protección, información, armas y total impunidad. De larga data, como se ha visto en no pocos casos, actúan en connivencia para mantener e incrementar los enormes beneficios que les reportan sus ilícitas actividades.

Para encarar ese fenómeno, Omar García Harfuch cuenta, en primer lugar, con un prestigio y una credibilidad personal incuestionables. Su trayectoria dice de él que es un hombre preparado y experimentado; eficaz, eficiente y honesto.

Pero lo que más lo distingue como su principal impronta, es su lealtad a las instituciones, su férrea voluntad y determinación por servirlas, cumpliendo cabalmente siempre cada una de las tareas que se le encomiendan. Para hacerlo, nunca duda en poner en juego todas sus capacidades y hasta su vida.

Su institucionalidad quedó sobradamente probada cuando, habiendo ganado las encuestas para la candidatura al gobierno de la Ciudad de México, disciplinado y discreto como es, aceptó que su lugar fuese ocupado por Clara Brugada. La altanería y la arrogancia, propias de muchos morenistas engreídos, no son conductas con las que él comulgue.

A su sólido bagaje, Omar García Harfuch suma los enormes poderes que legalmente se le han otorgado para hacer su trabajo. Con la ley como base y con el apoyo de todo el aparato estatal, cuenta con lo que requiere para realizar la más grave, delicada y peligrosa misión que tenga funcionario alguno en la actual administración.

Asumiendo que Claudia Sheinbaum está decidida ¡re-al-men-te! a restablecer la seguridad en el país y Omar García Harfuch tiene, ¡ver-da-de-ra-men-te!, luz verde y el respaldo para actuar, no cabe duda de que empezará a dar buenos resultados.

Prudente, empero, el titular de la SPC dijo después de la incautación del opiáceo, que “no será de la noche a la mañana” cuando se termine con la violencia que prevalece en Sinaloa, lo cual se entiende si se consideran las dimensiones y la complejidad que ha alcanzado la criminalidad en ese estado, pero en todo el país, infestado por ese cáncer.

Frenar ese mal, presente por años, pero que hizo erupción en el gobierno de López Obrador, podría llevar años también; empero, lo importante es que se hayan empezado a dar los primeros pasos, y que no cesen.

Esto, eventualmente, será imposible por las constates presiones que ejercerá el gobierno de Donald Trump, las que, incluso, habrían propiciado ese primer gran golpe al narcotráfico.

Sean Trump, Sheinbaum o ambos los que se empeñen en mantener un ataque frontal contra los generadores de la muerte para minarlos al máximo, en la espalda de Omar García Harfuch, por parte de México, pesará toda esa responsabilidad.

Aceptar ese papel, es una demostración de lo que querría hacer por el país, primeramente, y por responder a la confianza que le ha conferido la presidenta de la República. De caminar juntos en el empeño de regresar a los mexicanos la seguridad, la paz y la confianza arrebatadas, estarían en ruta del reconocimiento generalizado.

Pero aún con los inmensos recursos a los que él puede apelar, no son pocos los riesgos que corre. Por lo desalmado que son los criminales, no es de dudar que recurran a los medios más innobles para tratar de doblegarlo.

Ya trataron de hacerlo cundo se desempeñaba como titular de seguridad en la Ciudad de México. Ahora, enterados de que las cosas han cambiado y de que tratará de cerrarles el paso, seguro estarán dispuestos a lo que sea.

Es común que el crimen actúe mediante la violencia física. Esa amenaza estará presente como guadaña sobre la cabeza de García Harfush. Pero aun con lo externo y temible que es, no es el único peligro.  Dentro del sistema, cerca, alrededor de él, hay y habrá “servidores públicos” que poseen información valiosa sobre las redes del crimen organizado y la usarán a su conveniencia. De ellos sólo pueden esperarse deslealtad, complicidad y traición.

Esas personas serán las de más cuidado, pues teniendo vínculos en cualquier grado con algún cártel, hasta por su propia seguridad evitarán proporcionar pistas que lleven a la captura de los jefes.

Ahí está, por ejemplo, el gobernador Rubén Rocha Moya, quien públicamente ha reconocido que con la ayuda de criminales llegó al puesto. Nadie, por ingenuo que sea, esperaría su colaboración contra ningún narcotraficante de peso.

Y como él, es bien sabido que hay otros gobernantes y/o administradores que están ligados a las nefastas actividades de quienes han hecho del asesinato, el secuestro, el cobro de piso, la extorsión, las desapariciones, un negocio, un estilo de vida y un poder al que no sólo no están dispuestos a renunciar, sino que intentarán defender… a costa de lo que sea.

Línea de Fuego

Acertada e inteligente, la decisión de la presidenta Claudia Sheinbaum de dar por terminado el “diálogo” a través de las redes sociales con Donald Trump, capaz de tergiversar, manipular, negar o acomodar sin ningún pudor toda su maliciosa verborragia…Con el segundo informe que la presidenta de la Corte de la Nación, Norma Piña, rindió ayer, se cierra la historia de la división de poderes en México, dada la absurda elección de impartidores de justicia que se hará “por el pueblo” en 2025… Ahora resulta que “El Gran Traidor”, su principal protector y sus “defensores” son muy dignos y reaccionan como energúmenos cuando se les echan en cara sus canalladas… Alicia Bárcena no autorizó la exquisita bosa de uno de sus ahora excolaboradores en el MUNAL, pero estuvo presente. ¿No sería justo que ella y el director del recinto, Héctor Palhares, también renunciaran?... Más que para presumirse y reconocerse, los 700 días que llevan en El Salvador sin narcoasesinatos gracias a la política de seguridad del presidente Nayib Bukele.

Únete a nuestro canal ¡EL UNIVERSAL ya está en Whatsapp!, desde tu dispositivo móvil entérate de las noticias más relevantes del día, artículos de opinión, entretenimiento, tendencias y más.
Google News

TEMAS RELACIONADOS