Pueden llenar el Zócalo una y mil veces. Hacerle un segundo piso. Aumentarle cualquier número de niveles. Saturarlos de personas.

Pero ninguna cantidad de almas que logren retacarle son ni serán representativas de toda la población mexicana.

Ese imposible escenario contable jamás sería equivalente a, ni comparable con, los 130 millones de habitantes que tiene México.

Los morenistas que se juntaron en el Zócalo el domingo, no son todos los ciudadanos que hay en el país. No son los únicos que lo sostienen. No sólo a ellos les pertenece.

La concentración, puramente morenista, es evidencia palpable de la polarización social pre, y, existente. Dominante. Que se sigue alimentando y alentando desde el poder. Perniciosamente. Irresponsablemente.

Aunque se la haya nombrado de unidad nacional, no fue tal. La unidad no es de un partido. La verdadera cohesión. Concordia. Integración, debe comprender a todo el país.

La reunión de una facción es similar a la de una pandilla. Una banda. Instigada es peligrosa. Puede ser llevada. Llegar a la provocación. A la confrontación.

La “mayoría” placera que vimos, si no es que toda, es parte de la enorme carga económica que tiene el gobierno. Lo apoyan porque los mantiene. No por ideales. Son beneficiarios de sus programas sociales.

Ninguna cifra que a la manera de Batres se maneje a la inversa para inflar la asistencia dominical para escuchar a la presidenta, es útil. No aprovechará en algo para frenar la imposición de condiciones de Donald Trump a México.

El presidente de Estados Unidos, iniciador de la poshumanidad, le da tregua a la presidenta. Tiempo, lo único inapreciable para ella. Negociación exaltada por conseguirlo con “cabeza fría”.

Pero Trump la seguirá obligando a observar sus pautas. Sus necesidades. Sus caprichos. Sus enfermizos deseos. Su arbitrio.

La asimetría de las economías de ambos países. El Poder de él. Y el No poder de ella, marcará el ritmo y el paso que aquél quiera.

Contra su voluntad, se verá obligada a ceder lo que le pida adicionalmente en migración. Radicalizará sus exigencias de acciones contra el fentanilo.

Eventualmente, la entrega de narcopolíticos será el siguiente capítulo de la historia. Convertida en histeria que envuelve a muchos. Prisioneros de la angustia. Ansiedad. Depresión. Frustración. Victimismo.

Ante lo cual sólo tienen como defensa la desvergüenza. La simulación. El negacionismo. Ejemplo extremo: Rubén Rocha Moya.

Con el misil de los aranceles, cuya efectividad y eficacia tiene probadas, Trump seguirá haciendo lo que le plazca. Aquietará su arsenal únicamente cuando vea la ventaja.

Noam Chomsky, politólogo, lingüista, activista mundialmente famoso, ha establecido indubitablemente –para aquellos que se esfuerzan en adivinarlo. Sugerirlo. Interpretarlo. Descubrirlo–, lo que cabe esperar del presidente.

Lo sabe porque ha estudiado. Analizado. Narrado, lo que ha hecho. Ha previsto. Advertido, lo que haría con los de su clase desde la Casa Blanca. Lo hacen ahora. Lo seguirán haciendo. Lo harán con todo el mundo.

No hay lugar para engaños. No hay llamado a sorpresas. Es ridículo y caro convertir la diplomacia y la política en asambleísmo tribal. Son intrascendentes sus apoyos. Sus aplausos. Sus “viva”. Sus coros.

La realidad es una. Inalterable. La perspectiva es y será única. Cruda. Descarnada. Cruel. Inhumana. Es y será ley. Voluntad. Interés. Conveniencia del Poder. Absoluto. Despótico. Tiránico.

En el Primer Coloquio Internacional de Primavera “La Humanidad Amenazada. ¿Quién se hace cargo del futuro?” celebrado en México en 2023 y coordinado por el director del Programa Universitario de Gobierno (PUGOB) de la UNAM, doctor Eduardo Robledo Rincón, el pensador norteamericano, refiriendo a Adam Smith, autor del clásico “La riqueza de las naciones”, dijo:

“El futuro está en manos de los amos de la humanidad, aquellos que se adueñan de la economía (…) usan su poder para asegurar que sus propios intereses queden bien servidos, sin importar lo graves que sean las consecuencias para la población de su propio país, y menos aún en otros países, sometidos a su influencia y control directo. Siempre persiguen su vil máxima: todo para nosotros, nada para los demás”.

Con esas luces, cabría esperar que los políticos en México pongan los pies sobre la tierra. Se olviden de falsedades. Fantasías. Autoelogios. Ilusiones. Y se pongan a trabajar con los estrechos márgenes que ofrecen las insalvables. Históricas diferencias entre el amo y el esclavo. Entre el rico y el pobre.

Chomsky advirtió: “si (los amos del mundo) continúan a cargo del futuro, estamos condenados a la extinción”.

En esa ruta ven muchos al mundo. A los tycoons (magnates), eso no los inquieta.

El domingo, el Papa Francisco señaló en un mensaje leído en su nombre, que el mundo está en manos de poderes malignos, que aplastan a la humanidad con sus intereses. Aquéllos son los capitales. Estos, sus hijos: los réditos.

De donde se seguiría la preocupación profundamente humanista de Eduardo Robledo Rincón. Su empeño por encontrar alternativas desde el PUGOB-UNAM. Donde se da a la tarea de impulsar nuevos encuentros de intelectuales. Quizá en la esperanza de dar con alternativas concretas. Audaces. Viables. De realización pronta. Tarea y compromiso indeclinables.

En la férrea certeza de la línea de continuidad teórica, Práctica. Histórica de Smith. Chomsky y cientos de estudiosos, comenzó lo más duro del predomino capitalista desde el inicio mismo del segundo mandato de Trump.

No hay. No habrá cambios. Su política económica es inalterable. Estados Unidos ganará todo. Lo más. Siempre. Trump encabeza a los dueños del mundo. No alterará el objetivo único del capital. Su multiplicación. Acumulación descomunal. Irracional. Demencial.

Por eso, no hay que engañarse. No tienen sentido los actos de fe. El anhelo de que no impondrá aranceles chocará una y otra vez con la realidad. Con los deseos. Acaso sólo se moderará cuando le resulte conveniente.

Así, sobran por costosos. Vergonzosos, Manipulados. Anacrónicos. Indignos. Inútiles, acarreos como el del fin de semana. El vulgar show no aporta nada positivo. No resuelve los conflictos. Los agudiza.

Refleja, incluso, el abuso de los de arriba. La lamentable. Imperiosa necesidad de los de abajo. Asisten a “festejos” por hambre. No por gusto.

La “política” del engaño. Simulación. Ineficacia. Burla. Mercantilizada, debe quedar atrás.

Por eso, el lunes Estados Unidos, en voz de Carlt Weilnad, se mofó del evento y dijo que “es demasiado pronto para festejar” el aplazamiento de aranceles.

El nuevo plazo de 30 días que concedió el jefe de la Casa Blanca, muy probablemente sólo haya sido para que la presidenta haga lo que a él realmente le interesa y busca: la entrega de narcopolíticos.

Error garrafal creer que, ante esa casi segura exigencia, se le puede dar respuesta con un morenismo emplazado.

Las concentraciones de apoyo son como las encuestas.

Se diseñan y se ordenan a la carta. Se pagan –de distintos modos– para proyectar una percepción. En la idea de que puede convertirse en convicción.

Con unas y otras se magnifica la popularidad de los gobernantes. Se hace creer que el pueblo los respalda. Que son imprescindibles. Que los ama.

Cuanto más apelan a esas prácticas, más se alejan de la gente. Menos resuelven sus urgencias. El país se reduce al clientelismo. A la dádiva. ¡Qué maravillosa democracia!

¿Qué significan algunos miles de ciudadanos, rebajados a simples escuchadores y aplaudidores frente a la compleja problemática nacional?

¿En qué ayudan sus vítores, porras, pancartas, matracas, elogios a la presidenta?

La plutocracia que gobierna EU, presidida por Trump, su ansia de dominio planetario, está en curso. Es y será irrefrenable.

Diga lo que diga. Haga lo que haga. Sea quien sea. Todo. Cualquier cosa… es absolutamente insignificante.

Línea de fuego

Aterrador. Escalofriante. Desgarrador. Impactante. Repugnante. Inhumano. Una barbarie, el campo de exterminio descubierto en Teuchitlán, Jalisco. Que nadie diga que no es producto de la política cómplice de Andrés Manuel López Obrador con el crimen organizado. Si aún queda un poco de dignidad en este país, debe hacerse todo para que este no sea un caso más de impunidad… Nombres, segundos nombres; apellidos, segundos y terceros apellidos; apodos y sobrenombres que tengan la letra “M”, figuran en la lista de los narcopolíticos que Estados Unidos busca tener en su poder. “La lista está lista”, ha trascendido. Ante eso, algunos dejarán de distraerse con el “Gansito López”, como ya lo bautizaron en Redes Sociales. Y suplicarán por ayuda ante quien tratan con insolencia y con desdén.

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