Dos protagonistas aparecen en el escenario mundial para librar, en definitiva, una disputa histórica.

Se encuentran en el inicio de la Nueva Era de la Historia que comenzó a escribirse hace apenas unas horas, con la entronización de Donald Trump.

Despejarán, en el escenario global, de una vez y para siempre, la contradicción entre el capital y el trabajo.

Entre el socialismo-comunismo y el capitalismo.

El autor de El Capital, Carlos Marx, sostuvo que el capitalismo lleva en sus entrañas el germen de su propia destrucción.

Con Donald Trump hoy, más de 150 años después, se puede decir sin ambages que el capitalismo lleva en sus entrañas el potencial de su propia reproducción.

Este, es monstruoso. Sobran las evidencias. Seguirá adelante totalmente solo. Sin obstáculos. Sin oposición. Es el Leviatán económico.

Marx postuló en el Estado sin clases, etapa superior del socialismo. El comunismo, su dictadura del proletariado, no coaguló.

Trump cree fervientemente en el Estado de Clase, en singular. Lo quiere único. De plutócratas a la cabeza. Su idea de dictadura del capitalismo es la de los menos integrantes posible. Pero cada uno con capacidad de aportar a su plan.

Marx sostuvo que, con su doctrina, el proletariado alcanzaría el poder. En no pocos países se intentó llevar a la realidad. No concretó lo que ofrecía. Fue un fracaso.

Trump se atendrá simplemente a los hechos. Lo hará sin frenos. Ni límites. Ni normas. Si el lunes pasado alguien no entendió su mensaje, pagará un alto costo.

Como nunca, alentará el predomino del capital, para llevar a la victoria a un puñado. La verdadera oligarquía, de la que Biden se asustó en su despedida. La descubrió tarde. No supo que había gobernado con y para ella.

La derrota que se gesta para millones de personas, sin poder dar ninguna batalla, podría ser la última.

Antes, el mundo se repartió entre países poderosos. Ahora será entre potentados. El más fuerte se lo apropiará para los suyos.

El pensador alemán fue idílicamente idealista. El magnate norteamericano es brutalmente realista.

A uno y a otro se los puede considerar futuristas.

De la visión del primero, la realidad no fue lo que imaginó. Los sacrificios para incontables seres humanos fueron enormes. Crueles. En vano.

De los planes del segundo, nadie puede tener duda. Se concretarán sin misericordia. El tormento ha comenzado. El miedo envuelve al mundo.

Marx tuvo un sentido humanista. Trump no tiene una pizca de humanismo.

Uno pensó en el colectivismo. El otro radicalizará sus políticas en el elitismo.

Seguirá reafirmando la oligarquía democrática. Sin dejar de hacer cuanto pueda para su pueblo.

El socialismo y el comunismo no fueron. Dejaron de ser.

Los que aún lo esgrimen son oportunistas. Hipócritas. Demagogos. Son, sobre todo en algunos países, politicastros venales que han amasado fortunas con un engañoso discurso de “izquierda”. Son parte de la oligarquía.

El camino que aconsejan seguir no tiene puerto de llegada.

Marx puede descansar en la eternidad. Su pensamiento, su obra, su trabajo, han sido irremisiblemente superados. Sólo quedan vestigios. Que se borrarán pronto. Ya no son útiles para imaginar cambios trascendentales.

La ideología de izquierda que contine su obra, no ha resuelto problemas.

La derecha, que gira en torno de la riqueza en todas sus formas, ha sido y es la salida que muchos han encontrado. Que todos buscan. Que todos anhelan.

La izquierda genera miseria y cancela libertades. Produce miserias, como la derecha. Pero esta da de comer. Promete y cumple expectativas de realización personal, Social. Estatal.

Por eso, el capitalismo ES. Y apunta a ser todo. Un sistema cuasi único.

El mundo dejó de moverse por la búsqueda de ideales.

Los valores. La ética. Los principios, han sido cambiados en y por el mercado. Por el egoísmo. El cosismo. El consumismo. El vértigo. El lujo. Los placeres. La acumulación desmedida a todo costo.

Se encumbró el individualismo. Pasarán generaciones. Y no verán su caída.

De los oligarcas, los super. Los archi. Los hiper. Los ultra. Los mega-super-millonarios de Estados Unidos, dependerá ahora el curso que tome el planeta.

Encabezados por Trump, Musk, Bezos, Zuckerberg, Altman, Cook, empezarán a escribir y/o a dictar cada palabra. Cada línea. Cada página de lo que dirá la historia en el porvenir. Los verbos del autoritarismo la poblarán.

Lo harán con el oro que tienen y que aumentan a cada momento.

Lo harán con todos los extraordinarios recursos que poseen. Utilizarán la Inteligencia Artificial sin ningún protocolo. Sin ningún control. Sólo para su beneficio.

Con el arma del dinero derivado del comercio, construirán un Imperio Universal. Quizás hasta un Gobierno Mundial.

El inicio de la época dorada para EU que anunció Trump en su juramentación, no puede ser más claro. Eso proceso ya está en marcha.

El costo de sangre. Sudor. Pesar. Muerte, serán lo de menos. Quizás llegue a ser motivo de su esparcimiento.

Para decirlo todo, los oligarcas, especialmente los de Estados Unidos, se entronizarán como los verdaderos dueños del planeta.

En otros tiempos, la geografía mundial fue repartida. Con Trump será expropiada. La escriturará a nombre de su país. En principio, ahí está el “Golfo de América”.

Los magnates de otras latitudes se le unirán como invitados.

Ordenarán que les sirvan la Tierra como manjar en charola de plata. Será un banquete para pocos.

Lo devorarán ávida, plácidamente. Se hartarán.

Mientras los demás derraman, entre lamentos de impotencia y desesperación, las amargas lágrimas de la necesidad. De la pobreza.

Porque, al no tener trabajo, no podrán llevarse algo a la boca.

No tendrán oportunidades de ningún tipo.

Ni esperanzas. Ni consuelo.

Acaso sólo les quedará la Fe.

La máxima de “América para los americanos”, que el presidente James Monroe estableció hace 200 años, cambiará.

Ahora será más amplia, audaz, cínica y totalizadora: “El mundo para los americanos”. Para los hipersuperricos de Estados Unidos.

Para ello, usarán la palanca del expansionismo. Del anexionismo. De la guerra. La comercial será devastadora.

Creen que el mundo les pertenece. Lo ven como su nuevo Destino Manifiesto.

¿Y quién o quiénes se los puede impedir?

¿Pueden hacerlo esos raros socialistas-utopistas que rondan por ahí, buscando la realización de sus sueños, reducidos a la ganancia vergonzosa?

¿Lo harán los gobernantes de “izquierda”, que supuestamente pugnan por el bien de los desposeídos, pero en realidad se hacen millonarios con su voracidad y sus mentiras?

¿Se detendrá o moderará su velocidad la Locomotora del Capital porque en algunos países, como en México, se construyen obras inútiles para “el pueblo”, pero haciéndolo más pobre y más ricos a los gobernantes?

Los millones de personas que se encuentran en la Unión Americana frente a la deportación son el mejor testimonio de que el socialismo se acabó.

Marx jamás se imaginó que multitudes de ciudadanos de todo el mundo estarían dispuestos, urgidos, ansiosos por alimentar la maquinaria del capitalismo con su trabajo.

Todos los seres humanos necesitan de ese sistema de acumulación. Nadie puede prescindir de él. Sin él no se vive. Es un asunto que puede ser de vida o muerte.

Las súplicas por un puesto laboral en muchos países, pero sobre todo en la Unión Americana, al pago que sea, es evidencia palmaria de que todo mundo quiere y necesita estar en la esfera del capitalismo. Su antípoda está muerto.

La mayoría de cuantos migran lo hacen en busca de trabajo cuyo ingreso les permita existir. Ninguno de ellos pensaría ahora en la ilusión y las promesas del socialismo. De la izquierda que, materializada en algún momento, no volverá  a ser

La consigna de Marx y Engels contenida en El Manifiesto Comunista: “Proletarios del Mundo, ¡uníos!” (contra el capital), ahora es: “Ricos del Mundo, ¡UNIDOS!” (por y en pro el capital), con lo que ha comenzado… una Nueva Historia.

Línea de Fuego

Con una gran desfachatez, los líderes del Congreso se abrazan y publican su encuentro en una foto. ¿Se resuelven con ese acto de cinismo los señalamientos de sus trapacerías?... El gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha, no tiene pudor al afirmar que en esa entidad se vive perfectamente.  ¿Lo dice porque sabe que se están haciendo arreglos para someterlo a la misma suerte de Ismael “El Mayo” Zambada?... El estribillo oficial “los mexicanos no están solos”, no es suficiente para afrontar el problema de las deportaciones. Se necesitan acciones… Lastimosa, tardía y forzada, la felicitación de CSP a Donald Trump. Si va a defender la soberanía y la independencia del país, lo que es su obligación, necesita decir cómo, con quién, con qué. ¿Podrá hacerlo con los fanáticos del número y la letra?

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