México es el segundo mayor receptor de remesas, sólo detrás de India, pero ¿realmente entendemos lo que hay detrás de estos envíos de dinero? Las remesas no son producto de una política gubernamental exitosa, sino del esfuerzo y trabajo en condiciones frecuentemente difíciles de millones de mexicanos en el extranjero.

De ello hablé con Rafael Alvarado y los invito a escuchar mi podcast En Blanco y Negro que fue publicado este viernes.

Para comprender la importancia de las remesas, vamos a compararlas con la Inversión Extranjera Directa (IED). En 2024, México recibió 65 mil millones de dólares (mdd) en remesas, pero únicamente 37 mil mdd en IED, la mitad aproximadamente. En medio del furor por el Nearshoring, México fomentó mucho menos inversiones, que los envíos que los trabajadores migrantes nos realizan. De hecho, las remesas se duplicaron de 2018 a 2024, y la IED casi no creció.

¿Por qué crecieron tanto las remesas? No he encontrado estudios que expliquen este fenómeno en su totalidad, pero he encontrado diversas explicaciones que hacen bastante sentido juntas:

Uno. Aumentó el número de mexicanos que emigraron a Estados Unidos de forma ilegal por falta de oportunidades económicas. Aunque no hay datos oficiales sobre la emigración ilegal, el número de mexicanos detenidos en Estados Unidos aumentó de 237 mil en 2019 a 823 mil en 2022, 736 mil en 2023 y 670 mil en 2024, es un indicador de que los mexicanos migraron mucho más a Estados Unidos.

Dos. Aumentó el número de mexicanos que se vieron forzados a emigrar por la inseguridad y la violencia que sufren en sus comunidades. En algunas zonas del país, la presencia del crimen organizado, la extorsión y los homicidios han convertido la migración en una necesidad para quienes buscan protegerse a sí mismos y a sus familias. Para muchos, el peligro de permanecer en sus lugares de origen supera incluso los riesgos de cruzar la frontera y enfrentarse a un destino incierto en otro país.

Tres. También se incrementó el número de mexicanos que han emigrado de forma legal, ya no solo emigran trabajadores del campo o la construcción, sino también personas con mayor nivel educativo y habilidades digitales.

Por ejemplo, esta semana una mexicana me comentó en las redes sociales “Mi esposo y yo migramos porque no había trabajo bien remunerado (ganamos 10 veces más acá por hacer lo mismo) y por seguridad, un día saliendo del banco [le quitaron la vida] a un señor en frente de nosotros por 20 mil pesos que no quiso soltar. Fue muy traumático, aquí vivimos más tranquilos”.

Cuatro. Otro factor determinante en el crecimiento de las remesas es la carencia de los servicios de salud en México. Cerca de la mitad del gasto médico es gasto que sale del bolsillo de los mexicanos, los migrantes se han visto presionados a enviar más dinero a sus familiares que dependen de las remesas para cuidar de su salud, ha habido un proceso silencioso de privatización de buena parte de los servicios de salud en México.

Cinco. Algunos expertos han expuesto que parte del crecimiento de las remesas se debe a envíos del crimen organizado.

Todo esto ha generado un crecimiento en las remesas que llegan a México en los últimos años, y ante ello quiero hacer una advertencia:

Es muy peligroso que tantos mexicanos dependan cada vez más de las remesas. Por un lado, esto puede haber fomentado que los mexicanos sean menos exigentes respecto a la mala calidad de los servicios que reciben del gobierno y menos exigentes de que haya empleos mejor pagados en el país, pues al tener un sustituto a los salarios que aquí generan, las remesas, sienten menor presión por demandar mejores resultados en México.

Por otro lado, los mexicanos que dependen cada vez más de las remesas están sujetos a factores externos, como el crecimiento de la economía de Estados Unidos y la estabilidad de su política migratoria. Esta dependencia reduce nuestra autonomía como país y nos vuelve aún más vulnerables a las decisiones de nuestro vecino del norte, lo cual representa un riesgo.

Es momento de replantearnos cómo aprovechamos estos recursos. Si bien las remesas han sido un salvavidas para muchas familias, deben ser aprovechadas para mejorar las oportunidades de los que vivimos en México, no una razón para dejar de exigir mejores servicios y mejores empleos. Los mexicanos merecemos mucho más.

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