Como articulista de opinión, es mi deber, amables lectores y lectoras, traerles historias entretenidas, curiosas, serias, en fin, dos minutos de sano entretenimiento. Temas sobran, pero siento que últimamente los días de la semana son demasiado intensos por lo que, para el fin de ella, quiero suavecito, light. Cinco días son suficientes para tratar de componer el mundo, sábado y domingo el cerebro prefiere distracción, entretenimiento, clavarse lo menos posible, fingir demencia y no amargarse. Pero hay temas que –ustedes disculparan- se prestan a la duda y la burla y no me refiero solamente a la inmortalidad del cangrejo. Existen en este mundo instituciones y sociedades de todo tipo y para cada gusto, asociaciones y grupos tanto formales como informales de gente que tiene algún interés en común y, aunque prácticamente todo se vale no todo es bien visto. Los swingers, por ejemplo, con todo y a pesar de que las costumbres sexuales de cada quien son de cada quien, en la mayoría de los círculos no está bien visto andar cambiando de pareja, no es socialmente aceptable, pone en duda la reputación de la persona en cuestión, sus creencias, su manera de ver el mundo y el cómo se mueve dentro de él, su sentido y respeto a la moral. Lo que hace o deja de hacer la gente decente varía mucho no sólo porque habría que empezar por definir “decencia” y “moral” -temas filosóficos para los aquí no me alcanzan las palabras- sino también porque en gustos se rompen géneros. Pero, existen otros casos y situaciones de índole no sexual que me parecen verdaderamente increíbles un mundo como el de hoy, gente que sí lo grita a todo pulmón, orgullosa, haciendo alarde de sus bondades o lo que sea. Partidos políticos, por supuesto, grupos religiosos, comunidades altruistas, nefastas, inofensivas, peligrosas cada uno haciéndolo en su particular manera y supongo que con algún objetivo final. ¿Y los terraplanistas? Perdón, pero ¿cómo? Pleno siglo XXI y hay gente que sigue creyendo que a la tierra la sostiene cuatro pilares, o son tortugas o el Atlas o no sé, magia cósmica. ¿Qué no han visto fotos? ¿El horizonte? ¡Un eclipse! Existe, según esto, una explicación.
Todo empezó en algún momento del siglo XIX cuando un inglés llamado Samuel Birley Rowbotham, hizo dudosos cálculos matemáticos y concluyó que la tierra no podía ser redonda y que la luna y el sol flotaban sobre ella; lo que empezó como un panfleto de 16 paginas terminó convirtiéndose en una especie de Biblia de más de 400 páginas muchas de las cuales se basan su en el Génesis. Rowbotham afirmaba que la tierra es un disco plano “centrado en el polo norte y cerrado en su límite austral por un muro de hielo...” (wiki) Con los años hubo cambios y remodelaciones y hoy en día existe algo llamado “Flat Earth Society” que hasta hace 10 años contaba con 500 miembros. En 2018 se produjo un documental llamado Behind the Curve que intenta desmentir algunas de las teorías de la Sociedad con resultados varios. Según esto, un eclipse se produce cuando la luna y el sol se alinean y un objeto invisible se interpone entre ellos, por ejemplo. La mayoría de los terraplanistas no creen tampoco en el aterrizaje en la luna (producción Hollywoodense con guion de Arthur C. Clarke), ni en la gravedad: si la tierra fuese redonda y diera vueltas, todo saldría volando, ¿correcto? Y por si hay por si se les ofrece, existe también una página en Facebook que se dedica al romance entre mentes afines. Suerte.