Cada cuatro años, me divierto muchísimo observando a republicanos y demócratas y sus jugadas increíbles, golpes bajos, insultos y demás estrategias en su carrera por la presidencia. Ya sé que no es de risa. El gobierno de los US of A tiene que ver con el resto del mundo y como vecinos tenemos pendientes varios puntos espinosos, no obstante, lo que pasa de aquel lado de la frontera lo creo porque lo veo o leo, porque más veces que no es como episodio de los Simpsons. Me refiero concretamente a la jugada de Trump de nombrar a JD Vance como su mancuerna republicana. Supongo que su curriculum es interesante, su historia personal, su libro, sus logros como servidor público, grandes méritos sin lugar a duda. La cosa es que el senador vive en otro tiempo y espacio y cuentan las malas lenguas que Trump ya se está dando de cabezazos contra la pared porque, además, los llamaron raros, algo que supongo nunca le hubiese pasado al candidato presidencial quien como todos sabemos se considera bastión de normalidad y decencia.
Mientras tanto, no acababa Biden de explicar su renuncia a la candidatura por los demócratas cuando Kamala Harris ya traía puestos los guantes, y la espada Ninja desenfundada. Mamala –como la llaman sus hijastros- se ha puesto las pilas y la competencia estará cerrada. El partido se ha transformado, renergizado y está 100% detrás de ella. Tengo entendido que nombrará al candidato por la vicepresidencia el lunes y de todos los posibles nombres mi favorito es Mark Kelly, senador de Arizona, por el simple hecho de que antes de entrar en la política el señor fue astronauta, ¡estuvo en el espacio! Y si eso no pone en perspectiva nuestro lugar en el universo y las prioridades y obligaciones como humanos, francamente estamos en el hoyo. Además, está casado con Gaby Giffords, quien sufrió un atentado hace algunos años por lo que se retiró de la política, pero es fuerte activista anti-armas. No tienen hijos. Espero ansiosa.
Por lo pronto JD Vance ya anotó el primer autogol y de qué manera. Resurgió en redes sociales un video de 2021en donde en una entrevista con Fox afirma que las personas sin hijos (refiriéndose a varios demócratas incluyendo a Harris) no tienen la capacidad de gobernar porque son personas que no tienen un interés directo en cómo se maneja un país. WTF. El tener hijos cambia la perspectiva de la vida, por supuesto, pero no se necesita parir para saber lo que está bien de lo que no, la mentira de la verdad, lo justo de lo injusto. Lo mejor fue cuando tuvo la osadía de comparar a los demócratas con esa amplísima, particular y hasta ahora silenciosa porción de la demográfica contemporánea: la catlady. Este personaje solía estereotipar a las mujeres solteras y sin hijos como gente extraña, infeliz y amargosa que vive rodeada de gatos. Con la aparición y reconocimiento de personajes como Dolly Parton y Ellen Ripley en el mundo felino, el estereotipo comenzó a dar un giro que no sé bien por donde va, pero seguro no por allí. Hoy en día el 63% de la población norteamericana está conformada por mujeres sin hijos y, como dijo William Congreve: “El infierno no tiene furia como la de una mujer despreciada”. Taylor Swift, la catlady mayor, encabeza a la generación Z con un total de 41 millones de votantes, de los cuales más de ocho lo harán por primera vez. Me pregunto hasta dónde habrá repercusión.