La presencia del mundo evangélico fue una de las sorpresas que trajeron los cambios constitucionales en materia religiosa de 1992 a la sociedad mexicana y particularmente a su clase política. Todavía a 33 años de los cambios constitucionales los políticos y las elites del poder persisten en su desconocimiento.

El gobierno mexicano de aquel entonces, acostumbrado a los tratos con la Iglesia Católica trató de “corporativizar” al mundo evangélico, generando algunos interlocutores con quienes tendría un trato especial, suponiendo que estos a su vez controlarían el conjunto de los evangélicos.

En las iglesias históricas había una fuerte presencia de miembros de diferentes logias de la masonería mexicana y una de las estrategias desarrolladas fue impulsar “marchas” de agradecimiento al presidente Benito Juárez García (hermano masón del Rito Nacional Mexicano) por decretar la Libertad de Cultos como parte de las Leyes de Reforma (1860). Esta medida fue cuestionada por las iglesias pentecostales que no tenían mayor simpatía por el presidente Juárez, desconfiaban de la masonería y consideraban un acto idolátrico rendir culto a una persona.

En este contexto las iglesias evangélicas impulsaron la celebración del Sábado de Gloria, la Resurrección de Jesús de Nazareth, haciendo énfasis en el culto a un “Cristo vivo” opuesto a lo que asignan a la Iglesia Católica, Apostólica y Romana que haría énfasis en un Cristo Muerto, el Viernes Santo que recuerda la Crucifixión y muerte de Jesús. El día mas solemne en el catolicismo.

La Marcha de Gloria iniciada en 1995 se abrió paso, iniciándose un período de expansión pues tenía un carácter amplio y tuvo el tino de organizar conciertos de música cristiana que les evitaba entrar en problemas teológicos que hubieran hecho naufragar el proyecto. Así se mantuvo y fue consolidándose, a la vez que se transformaba en un espacio de proyección para la música cristiana, una forma de expresión muy atractiva en el mundo pentecostal. Una característica era que los músicos se iban rotando en el escenario. Un factor adicional era que la Marcha de Gloria culminaba en el Zócalo o Plaza de la Constitución, frente al Palacio Nacional, sede de la Presidencia de la República, el epicentro de la política nacional.

Este año las cuestiones cambiaron, la Marcha ya no sería de Gloria, sino Marcha de Jesús. Homologándose a la Marcha de Jesús que se organiza en Brasil. Otro aspecto más delicado es que los organizadores tenían un solo grupo musical, antes se rotaban distintos grupos y la idea era también una velada nocturna. Como mencioné en mi colaboración anterior un diputado federal, que va por el tercer intento de fundar un partido político evangélico convocó mediante una conferencia de prensa citada en la Cámara de Diputados y acompañado de pastores y jóvenes cristianos para que asistieran a la Marcha, en una actitud que rompía con las tradiciones laicistas del Estado y de los evangélicos.

Preparándome para mi habitual observación de campo busqué a mis contactos en el mundo evangélico que habitualmente asistían al evento y recibí respuestas evasivas, lo cual me evidenciaba que había algún conflicto, y cómo es habitual en el mundo evangélico, los silencios evidenciaban desaprobación y conflicto.

Nos organizamos para observar la Marcha y la cuestión era evidente, los enormes camiones que habrían la Marcha llevaban una Menorá (Candelabro de siete brazos) uno de los símbolos mas sagrados y característicos del judaísmo y muchos de los organizadores llevaban banderas del Estado de Israel. Comprendí la molestia de mis amigos pentecostales, la Marcha ahora es hegemonizada por corrientes mesiánicas, nombre que los evangélicos aplican a los feligreses del judaísmo mesiánico, quienes en su mayoría no son judíos por nacimiento, sino que se identifican como judíos que aceptan que Jesús de Nazareth es el Mesías. Mayoritariamente son de origen cristiano, aunque pueden tener judíos de nacimiento en sus filas.

Una de mis estrategias de relevamiento es ponderar el número de asistentes, mi estimación es que sumando los participantes en distintos momentos tuvieron 45,000 asistentes, alrededor de las 4 de la tarde muchos de los que habían salido a las 12.20 horas del Museo de Antropología se estaban yendo, pero iban llegando mas gente que no hizo la caminata de dos horas y media. Muchos no estaban frente al escenario por el sol y el calor, sino que había varios miles de personas resguardados a la sombra de los portales. Observé familias completas, niños y muchos jóvenes.

La mayoría de los asistentes eran pentecostales que no necesariamente coincidían con los planteos de los organizadores, sino que mantenían el recuerdo de marchas anteriores. Este no es un hecho aislado de los mesiánicos, quienes han ingresado al campo religioso mexicano con muchos recursos y proyectos de cierta hegemonía a través del Proyecto Yeshua. La diputa por el control evidencia la vitalidad del campo religioso. Cómo es habitual la “gran prensa” ignoró el evento y persiste en desconocer la importancia y presencia de los evangélicos mexicanos que son más de 25 millones de personas muy bien organizadas en mas de 4000 iglesias diferentes.

Doctor en antropología, profesor investigador emérito ENAH-INAH

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