La presencia de los evangélicos y su relación con los católicos en el campo religioso es motivo de interés para diversos especialistas, politólogos, sociólogos, periodistas, antropólogos, pastores y sacerdotes estarían en una larga lista. Los intereses que nos llevan entender las diferencias son distintos, para algunos nos sirven para entender los cambios culturales que implican las conversiones religiosas, para otros la pérdida de feligreses los lleva a una crisis económica, social y política. Los políticos tratan de medir los cambios para ver donde construyen clientelas electorales.

Las cifras que ofrece el INEGI tienen el problema que la respuesta es ofrecida habitualmente por la persona de mayor edad que tiende a dar la identidad religiosa en función del bautizo y no en relación a las prácticas y creencias de los habitantes de su hogar. Por ello las cifras difieren; en las encuestas el porcentaje de católicos disminuye al 69%, pues toma en cuenta las respuestas que da cada quien.

Otra cuestión es que los jerarcas católicos suponen que tienen alguna autoridad sobre todos los que se identifican cómo católicos, nada más equivocado. La mayoría de los católicos no asisten a los servicios religiosos y no están informados de las actividades de la Iglesia e incluso no están en condiciones de identificar el nombre del párroco ni de “su obispo”.

La Iglesia acostumbra asignarse grandes movilizaciones sociales como son las peregrinaciones, nada más erróneo, la mayoría de ellas son organizadas por organizaciones de laicos, también llamados “católicos culturales”, quienes actúan al margen de la autoridad eclesiástica y en muchos casos están confrontados con los sacerdotes pues estos intentan cambiar las costumbres locales. En concreto la cantidad de feligreses que asisten regularmente a servicios religiosos no rebasan el 8% del total y las posibilidades de influir sobre los mismos tienen sus dificultades.

El campo evangélico también es complejo, aunque diferente, pues existen mas de 65 iglesias que tienen mas de 100 congregaciones, según los datos del Censo Económico (2019 y 2024) del INEGI. Esto implica millones de creyentes organizados que se reúnen al menos una vez a la semana en el templo y podrían tener al menos otra reunión de “células” dedicadas a estudios bíblicos. Todo ello implica un nivel de compromiso e involucramiento institucional mas consistente que los católicos. Pero debemos agregar más de cuatro mil asociaciones religiosas que tienen menos de 100 establecimientos religiosos, pero que podrían tener más congregaciones que el INEGI no pudo registrar por sus limitados criterios metodológicos. De acuerdo con las encuestas los evangélicos involucran alrededor del 22% de la población.

Surge la tentación de algunos políticos de arrogarse la representación de los evangélicos, nada mas alejado de la verdad. Los evangélicos tienen un conjunto de prácticas religiosas que les impiden actuar en forma corporativa, pues consideran que la política está en una “esfera” distinta de lo religioso y que una cosa son las cuestiones de los hombres y otras las de Dios.

Los periodistas han tratado de generalizar la discrepancia con ciertos comportamientos en materia sexual y familiar llevándolos a una caracterización general, donde se plantea que son de “ultraderecha” Nada más equivocado, siguiendo la división de la realidad en distintas “esferas”, los criterios en la familia, una tercer “esfera” no definen necesariamente los criterios de la política. Por ejemplo, la candidata a presidente de Ecuador Luisa González del partido Revolución Ciudadana, considerado de izquierda y que apoya “el socialismo del siglo XXI”, que se enfrontó con Noboa y lo acusa de ilegítimo y fruto de una elección fraudulenta es evangélica, no está de acuerdo con el aborto y voto en contra del mismo cuando estaba en la Asamblea Nacional.

En el caso mexicano los intentos de construir partidos políticos “evangélicos” cuya temática sería su oposición al aborto siempre han fracasado porque los evangélicos consideran que la construcción de partidos de inspiración cristiana responde a concepciones cesaro- papistas, propios d la Iglesia Católica que tiene nostalgias de cuando era “religión de estado”.

En este contexto la confusión del gobierno mexicano dirigido por Claudia Sheinbaum que invita al papa León XIV, líder de la Iglesia romana, pero que no coincide con los planteos de la Iglesia Mexicana que respaldó abiertamente a la candidata opositora es un “salto al vacío”. Pues ese trato preferencial a un líder católico deja en una posición incómoda a la mayoría de los cristianos evangélicos que la respaldaron en el proceso electoral y ahora se sienten degradados a “ciudadanos de segunda”.

El desafío de sus asesores en materia religiosa, provenientes del catolicismo es entender un mundo totalmente desconocido. Tampoco pueden ignorarlos pues ellos abrieron la “caja de Pandora” invitando al máximo líder católico. Veremos como resuelven el atolladero en que se introdujeron.

Doctor en antropología, profesor investigador emérito ENAH-INAH

Únete a nuestro canal ¡EL UNIVERSAL ya está en Whatsapp!, desde tu dispositivo móvil entérate de las noticias más relevantes del día, artículos de opinión, entretenimiento, tendencias y más.

Google News

TEMAS RELACIONADOS