Edgardo Cayón Fallon
Profesor del Departamento de Finanzas y Economía de Negocios de EGADE Business School del Tecnológico de Monterrey
Hace unos días, Warren Buffet – el inversionista más famoso del mundo— se despidió de la presidencia de la junta directiva de Berkshire Hathaway después de más de medio siglo al frente de la firma. Su legado se ve reflejado en la posición competitiva de la compañía, que le ha permitido sortear con éxito la reciente turbulencia de los mercados financieros mucho mejor que otras compañías.
Un rasgo que llama la atención de Berkshire Hathaway –apuntado por Dimitrios Kambouris en una columna del Wall Street Journal— es que nunca repartió dividendos. A pesar de ser un tema recurrente en las asambleas de accionistas, la respuesta de Warren Buffet siempre fue la misma: “no”.
Esta decisión responde a una de las estrategias distintivas del inversionista: acumular caja –reportada en 347 mil millones de dólares al primer trimestre de 2025— para tener un “cofre de guerra”. En épocas de recesión y falta de liquidez, esta reserva le permite adquirir compañías subvaluadas que después, mediante una estrategia de mediano y largo plazo, conserva o vende a precios muy superiores, generando plusvalías importantes a sus accionistas.
Este enfoque contrasta con los postulados básicos de las finanzas corporativas, que suelen recomendar el reparto temprano de dividendos. También desafía el principio de que los conglomerados económicos destruyen valor, ya que en teoría sería mucho más eficiente invertir en compañías especializadas que en holdings donde las empresas eficientes subsidian a las ineficientes.
Lo curioso es que, como Berkshire Hathaway, en México los conglomerados son sumamente populares en el mercado accionario, generando valor para sus accionistas por encima de índices de referencia nacionales e internacionales. Como se puede observar en la gráfica, a lo largo de 5 años con frecuencia trimestral (a partir del 18 de mayo de 2020), el rendimiento acumulado de los ADR1 del grupo Carso (250%), Berkshire Hathaway (141%), FEMSA (81%), frente a ETF2 de referencia del S&P 500 (76%) y la bolsa de valores de México-BVM (53%). Lo interesante es que, como su contraparte americana, los conglomerados mexicanos producen rentabilidades que superan los índices de referencia internacionales (S&P) o nacionales (BVM).

La pregunta clave es: ¿Qué hacen bien estos conglomerados para obtener rendimientos superiores a la media? La hipótesis más probable apunta a la gestión activa de inversiones de largo plazo por parte de socios mayoritarios.
Durante décadas, las finanzas han debatido si la gestión activa puede superar en rendimiento a la gestión pasiva de las inversiones. Es decir, si los costos de contratar un gestor de inversiones profesional compensan en rentabilidad el costo adicional de sus honorarios. O si, por el contrario, es mejor invertir pasivamente en un ETF o fondo de inversión cuyo mandato básico es replicar los movimientos de un índice de referencia como el BVM/IPC o el S&P 500.
Tradicionalmente, la evidencia favorece la inversión pasiva. Sin embargo, Warren Buffet ha demostrado que una gestión activa por parte de su conglomerado supera con creces los índices de referencia. En el caso mexicano, tanto el grupo Carso como FEMSA cuentan con socios controladores con una visión de largo plazo, comprometidos con la sostenibilidad financiera, lo que les ha permitido sortear turbulencias financieras severas como la pandemia o el “Liberation Day” de Trump, consolidando sus posiciones competitivas.
Estos ejemplos nos demuestran que la gestión activa de las inversiones puede generar valor, siempre que exista un control real por parte de los socios mayoritarios, capaces de tomar decisiones gerenciales del conglomerado sobre el destino de sus inversiones estratégicas. Esto también ayuda a explicar la popularidad del capital privado con el propósito de ejercer control no solo en Estados Unidos, sino especialmente en México.
Quizás el debate no se debe centrar en gerencia activa vs pasiva, sino en el nivel de control que el gerente activo, representado como socio mayoritario, ejerce en las inversiones de su conglomerado. Lo que, a la larga, como Warren Buffet ha demostrado, beneficia también a los socios minoritarios.
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