Las intensas discusiones sostenidas en el Consejo General del INE respecto de la elección de juzgadores obligan a revisar el método aplicado. Este ejercicio debe considerarse normal en un proceso de adaptación del nuevo modelo de configuración del Poder Judicial, cuyo perfeccionamiento provendrá de la atención a los problemas detectados.

Es bastante lo que se puede mejorar. Debe reconfigurarse la distritación judicial para que exista un vínculo territorial efectivo entre el votante y el juez que elige. Hay que delimitar los distritos judiciales en razón de la actividad de los jueces en esa específica área geográfica. La lógica de un modelo electoral es que la gente pueda evaluar las candidaturas de quienes prestarán servicio en la zona donde habita. Eso es relevante si consideramos que los jueces de distrito podrán ser reelectos, lo cual requiere que las personas que decidan si procede o no su reelección, conozcan directamente el trabajo de tales jueces.

Ciertamente la estructura judicial no estaba diseñada para una elección y no hubo tiempo suficiente para modificarla, pero ahora sí lo hay. El distrito judicial federal debe dejar de ser una referencia meramente organizacional y transformarse en un verdadero ámbito competencial territorial. Ello podrá acarrear complicaciones al trabajo de los litigantes quienes tendrían que adaptarse a la nueva realidad. Si van a tramitar un amparo para una persona, deberán acudir al juzgador del distrito donde esa persona tiene su domicilio.

Debe abordarse la disminución del número de los candidatos pues son demasiados. Los ajustes necesarios precisarán una reforma constitucional si se quiere mejorar a fondo el sistema, pero aun dentro del marco actual es posible la disminución de candidaturas pues la Constitución dice que habrá hasta 3 candidatos postulados por cada Poder para los cargos en la Corte. El número puede rebajarse de distintas maneras. Por ejemplo en la siguiente elección habrá 4 lugares disponibles, 3 corresponderán a hombres y 1 para las mujeres. Si se mantiene el sistema de 3 candidatos por Poder, podrían proponerse 2 hombres y una mujer por cada Poder, sin vincular las candidaturas a cada vacante específica, de modo que de los 6 hombres propuestos hubiera que marcar 4 nombres y de las 3 mujeres un nombre. Esto simplificaría enormemente las boletas.

Otra opción sería reducir a una propuesta de cada Poder por cargo vacante. Para cada cargo el elector elegiría solo uno entre 3 nombres. Habría 3 ternas para los cargos asignados a hombres y una terna para la vacante asignada al género femenino.

Los cambios deben conducir a la modificación del diseño de las boletas. Hay que explorar múltiples posibilidades. Para la elección de 2027 habrá menos cargos en disputa. La boleta para jueces de distrito podría tener 3 candidaturas por materia: civil, penal, etc. Suponiendo que hubiera un máximo de seis materias, cabría perfectamente la posibilidad de marcar nombres en lugar de escribir números. Conviene efectuar un análisis comparado de boletas de otros países para tomar ideas, además de las que podamos imaginar nosotros hasta encontrar el diseño más accesible al elector.

Otros ajustes hacen falta como extender el tiempo de campaña y otorgar financiamiento a candidatos, los cuales habrá oportunidad de analizar en otras entregas.

Investigador de El Colegio de Veracruz y Magistrado en retiro.

@DEduardoAndrade

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