Hasta hace muy poco tiempo, jamás me hubiera pasado por la mente que dudaría escribir sobre un tema frente a la posibilidad de sufrir algún tipo de represalia, y menos aún que esta pudiera provenir de un gobierno extranjero. Pues esa fue la sensación que me invadió cuando pensé aludir esta semana a las multitudinarias manifestaciones que se realizaron en varias ciudades de nuestro vecino del norte contra la manera como ejerce el poder el ciudadano titular de la primera magistratura de esa nación. Nótese el rebuscado giro de la frase, elaborado con la intención de eludir los sofisticados métodos algorítmicos empleados para revisar lo que se escribe en los medios y en las redes sociales. Porque esa es otra, la vigilancia ultra orwelliana que nos oprime e hizo posible que una expresión lanzada en el ex Twitter por un personaje político de menor relevancia, fuera revirada de inmediato por un alto funcionario del país al que me vengo refiriendo. Y pensar que nos parecía monstruosa la manera como se espiaba a la gente en la Rusia soviética o la Alemania “Democrática” en tiempos de la Guerra Fría. ¡Lo que hubieran dado por contar con los instrumentos tecnológicos de esta época!

Abandoné pues la idea original y eché un vistazo a otras noticias relevantes del domingo, encontrando la ruptura del frágil cese al fuego que se había logrado en la franja de Gaza, pero dado que el impulsor de la tregua la promovió como un gran logro, pensé que eso también podría causar molestia y como quiera la visa para pasar al otro lado tiene su utilidad. Aunque pensándolo bien, es mejor evitar viajar para allá, pues aunque se entre legalmente como turista, a lo mejor basta que vean mi pinta latina por la calle para que me levanten en una redada y mientras son peras o son manzanas vaya a dar a una celda de la “migra”, esa institución cuyas siglas omito, en español significan “hielo”.

¿Quién pudiera haber imaginado que en pleno siglo XXI, se considerara seriamente la posibilidad de tal atropello en el país que se auto proclama paladín de las libertades y custodio de su vigencia en todo el planeta? Pues el hecho es que ese peligro es real. ¡Lástima! porque una de las pocas razones que tengo para ir para allá, como aficionado al béisbol que soy, sería poder ver en acción al fenomenal jugador Shohei Ohtani, pero el temor de acabar como víctima de una redada en Dodger Stadium es un disuasivo eficaz.

A propósito ¡ya sé sobre qué escribir! Este sí es un tema viable e inocuo, que además me hace recordar mi etapa de cronista deportivo: hablar de la histórica hazaña de ese prodigioso beisbolista japonés que el viernes pasado logró algo nunca visto en un solo juego: lanzar extraordinariamente durante seis entradas; ponchar a 10 adversarios; no aceptar carreras; ser el pitcher ganador del encuentro y pegar tres jonrones para afianzar su propio triunfo, llevando de la mano a los Dodgers a la Serie Mundial de este año. No exageran los comentaristas que la han calificado como la más fantástica actuación de jugador alguno en toda la historia del beisbol.

A la hora que entrego estas líneas para su publicación no se sabe aún si Toronto será el rival de los Dodgers, pero de ser así, habría que tratar de aprovechar la oportunidad para ir a ver a ese maravilloso pelotero en territorio donde todavía se respeten los derechos humanos.

Investigador de El Colegio de Veracruz y Magistrado en retiro.

@DEduardoAndrade

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