Lo terrible, lo más preocupante de la contaminación y escasez del agua para consumo humano, no será cuando las últimas gotas estén fluyendo, sino mucho antes, es decir, cuando la guerra por obtenerla-acaso ya comenzó-llegue a su máxima expresión: ¡Enfrentamientos entre nosotros para disponer de ella a como dé lugar! Y no es ficción, amable lector, sino una latente realidad que poco a poco se va convirtiendo en una pesadilla. Un adelanto, o prueba de ello, son los “roces” que ya se están presentando entre quienes no disponen del vital líquido con regularidad. ¿Más pruebas? Esperemos, solo es cuestión de tiempo…
Claro que para ese gran evento “falta mucho”, tal vez 100 años o más, pero, de que llegará, llegará, de eso no hay dudas. Las consecuencias del dizque desarrollo de la modernidad, basado en la quema de combustibles fósiles, como el petróleo y sus derivados, principalmente, siguen calentando el planeta y provocando el imparable cambio climático, serán cada vez más catastróficas. Además de generar residuos peligrosos, las plantas petroquímicas contaminan el agua y el aire con gases tóxicos como dióxido de azufre, óxido de nitrógeno, partículas y componentes orgánicos volátiles entre otros. Respiramos puro veneno.
Permitir que el poder político y económico siga abusando de la sobreexplotación de los hidrocarburos a su arbitrio como hasta ahora, en perjuicio de la salud de todos, con ello estamos cavando también nuestra propia tumba. Desde luego que se dirá que esto ha sido siempre así, y aparentemente, no pasa nada, pero el daño está hecho y sigue acumulándose, lamentablemente, eso es lo que no se alcanza a comprender todavía.
De acuerdo a la ONU, 2024 fue el año más caluroso jamás registrado, los diez años más cálidos se dieron todos en la última década y los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera que calientan el planeta, están en su punto más alto en 800 mil años. En su informe anual sobre el estado del clima, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) expuso todas las señales de un mundo que se calienta cada vez más, con océanos con temperaturas récord, el nivel del mar en aumento y glaciares retrocediendo a una velocidad sin precedentes.
“Nuestro planeta está emitiendo más señales de alarma”, advierte Antonio Guterres, Srio. Gral. de la ONU y señala que el informe indica que el objetivo internacional de limitar el calentamiento a 1.5° Celsius (2.8° Fahrenheit, desde la era industrial, aún es posible. Los líderes deben actuar para hacerlo realidad, aprovechando los beneficios de las energía renovables, limpias y económicas, para sus pueblos y economías, enfatizó.

El informe atribuyó el calentamiento a la actividad humana-quema de carbón, petróleo y gas-y en menor medida el fenómeno meteorológico natural de EL Niño. Un episodio de este fenómeno se formó en junio de 2023 y se disipó un año después, aportando más calor y ayudando a batir los récords de temperaturas. En 2024 el mundo superó el límite de 1.5°C por primera vez, pero solo durante un año. Los científicos miden el incumplimiento del objetivo climático como el tiempo que la Tierra permanece por encima de ese nivel de calentamiento durante un período más largo.
La verdad, amable lector, no se explica por qué, a pesar de la vasta información científica e incontables eventos catastróficos derivados del calentamiento global, los líderes mundiales, los tomadores de decisiones, los gobiernos, etc., no han trazado todavía un plan de acciones contundentes en conjunto para enfrentar esta calamidad climática que está llegando a extremos peligrosos. A menos de que no consideren necesario todavía proceder, o de plano no alcancen a comprender la gravedad del problema, entonces todo quedará a la suerte. De ahí que, como ya hemos señalado en otras ocasiones, que de continuar esta criminal indiferencia-acaso ignorancia-de parte de quienes corresponde atender todo lo relacionado al cambio climático, no queda más que sea la ONU, como única organización con más autoridad moral y carácter sociopolítico a nivel mundial, la que se haga cargo de toda la problemática, antes de que sea demasiado tarde, y tengamos que enfrentar el temido colapso global como podamos.
El pasado 22 de abril, EL UNIVERSAL fue invitado a la premiación de ganadores en la final de hack the goal-Movilidad Sostenible-llevada a cabo en la Torre de Ingeniería de la UNAM. Esta es una iniciativa impulsada por el Consejo Nórdico de Ministros, a través de las embajadas de Suecia y Noruega en México y la UNAM, mediante la Coordinación Universitaria para la Sustentabilidad (COUS) y el Centro Regional de Seguridad Hídrica (CERSHI) bajo los auspicios de la UNESCO, que busca promover la creatividad y el emprendimiento entre los jóvenes universitarios, para diseñar soluciones innovadoras que puedan mejorar la movilidad en la Copa Mundial de Futbol 2026 en las ciudades sedes.
En esta primera edición se recibieron 85 propuestas, y después de un arduo proceso de selección solo quedaron 17 equipos en nivel licenciatura, maestría y doctorado, mismos que fueron invitados a un evento de aceleración en el que se contó con ponentes, mentores y evaluadores destacados en el sector de la movilidad, la sostenibilidad, el emprendimiento y la innovación. El premio al primer lugar y con cien mil pesos en capital semilla, otorgado por el jurado de expertos fue para el equipo IXE-eMobility, que es un Sistema avanzado de Gestión (SCADA), en el que se considera un servicio con Autobuses Eléctricos de Baterías (AEB) en puntos estratégicos para la movilidad de más de un millón de personas.
El evento contó con la presencia de Christian Wohlert, Primer Secretario de Asuntos políticos de Suecia y Line Hammeren, Primera Secretaria de Asuntos Políticos de Noruega, así como del Mtro. Eduardo Vega, Coordinador General del COUS y del Coordinador Ejecutivo del CERSHI por parte de la UNAM.
Comentarios y reflexiones del Dr. Juan José Santibáñez, Profr. Investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) sobre la publicación anterior. --Tiene usted razón en el diagnóstico que sumariza a partir del documento citado el día de hoy. La toma de decisiones, o los tomadores de decisiones, seguramente conocen estos diagnósticos, lo que no favorece la solución de ellos. No se trata, desafortunadamente, de desconocimiento de los problemas, sino de impericia detallada en la manera en que esos objetivos se tratan de alcanzar. No es suficiente, como reza el saber popular, tener buenos propósitos u objetivos. De buenos propósitos está lleno el camino al infierno; especialmente en este caso del agua.
No es exacta, ni siquiera de modo aproximado, que la mayoría de habitantes del país o sus viviendas o comunidades, reciban agua, o que todavía, de algún modo, llega a casi todos los hogares. Pero, tengamos presente, amable lector, que esta problemática del agua para el consumo…” casi todos los hogares… ¿cómo cuántos piensa usted, que son casi todos? Probablemente podemos suponer, con un respetable margen de error, que sea uno más que el 51 por ciento; quizá en el promedio nacional, aunque lo dudo. Si se analiza con detalle lo que ocurre-incluso con datos oficiales de los sistemas de agua-es que el porcentaje de viviendas que tienen agua 7/24 es muy bajo o muy alejado del porcentaje señalado. Es fácil identificar esos porcentajes estado por estado; claro que los ciudadanos lo saben, aunque lo peor es que lo padecen… Continuará…
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