Nos comentan que la verdadera razón por la que se entregó el Paquete Económico 2026 al Congreso de la Unión ahora sí como dicen, al cuarto para las 12, no fue porque las dependencias se tardaran en enviar sus techos presupuestales. Nos dicen que en realidad se debió a un tema de ingresos y variables macro, y para asegurarse que cuadraran las cifras y proyecciones, pues al darle la última revisadita, al parecer los duendes de Palacio Nacional querían hacer travesuras y hacer quedar mal a la Secretaría de Hacienda, de Edgar Amador, pero se dieron cuenta a tiempo para presentar un documento bien formulado e integrado, a pesar del cansancio que se reflejó en los ojos de los funcionarios de Hacienda en la conferencia de prensa de ayer.

Anticipan ‘amarga’ discusión

A propósito de la presentación del Paquete Económico 2026, nos cuentan que quienes sienten que van a pagar los platos rotos son los productores de caña. Desde el sector azucarero nos reportan que, si ya de por sí tenían problemas por el bajo arancel aplicado al jarabe de maíz, subir el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) a los refrescos es una medida que sepultará la demanda de azúcar en el país. Además, nos hacen notar que, en la antesala de la revisión del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), el endulzante será un tema ultrasensible con la Unión Americana. De acuerdo con los cañeros, el asunto puede abrir un nuevo frente de batalla con la administración de Donald Trump. Lo cierto, nos adelantan, es que la cuota a los refrescos va a generar un álgido debate en el Congreso.

Más inflación por cuenta del gobierno

Continuando con el Paquete Económico, nos hacen ver que no sólo los mayores impuestos a refrescos, cigarros, apuestas y videojuegos castigarán el bolsillo de los mexicanos el próximo año. Al estilo Trump, nos platican que el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum planea ingresar 255 mil millones de pesos por la aplicación de aranceles a los países sin tratado comercial con México, entre los que destaca China, por ser el segundo principal proveedor de mercancías, sólo por detrás de Estados Unidos. La medida tiene fines recaudatorios, pero también busca quedar bien con la Casa Blanca de cara a la revisión del T-MEC. La mala noticia, nos explican, es que, al igual que en la Unión Americana, quienes terminarán pagando las tarifas serán los consumidores.

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