El dominio de un imperio se puede entender observando hasta donde llega su moneda. Durante el Imperio Romano las monedas con la cara del César llegaban hasta donde tenía influencia. Lo mismo ocurre contemporáneamente con Estados Unidos, cuya moneda es utilizada hasta en Cuba, así sea en los mercados negros. Este es un ejemplo de hegemonía económica que este país ejerce en el mundo entero. Las estadísticas económicas de los principales organismos internacionales presentan indicadores tanto en moneda local como en dólares americanos, un ejemplo más del poder gringo.

Otras manifestaciones también llegan a todo el orbe, como el cine de Hollywood y la música que hacen, como la de Sinatra, Elvis o Billy Joel. La literatura es otro tanto: literatura como El Gran Gatsby o Las uvas de la ira son parte de la literatura universal. Casi por doquier se puede observar la hegemonía del país de las barras y las estrellas.

La educación, en particular la superior, es otro ejemplo de ello: las escuelas y facultades tienen un elevado porcentaje de estudiantes internacionales que, dicho sea de paso, aprenden en este país el modo de vida norteamericano y, cuando regresan a su país de origen, en gran medida replican lo aprendido. En el terreno económico, en el extremo se llega decir que la “mejor Política Económica es la ausencia de ésta”, porque así lo dicen los libros de texto en que muchos funcionarios públicos estudiaron economía. Como la Historia Económica está en franco declive y es observada, en el mejor de los casos, como un distractor, no aprenden que los países desarrollados no florecieron siguiendo las políticas que dicen los libros de texto. Pero eso se sigue enseñando y llevando a otros países, no donde se enseña como EU o Inglaterra, es decir, en materia económica se aplica la máxima: que se cumpla lo que dice el libro de texto, pero en los bueyes de nuestros vecinos.

Por lo anterior es que llama poderosamente la atención lo que el actual presidente de nuestro vecino del Norte está haciendo con la educación: de modo deliberado pretende acabar con la hegemonía educativa del país que gobierna. De tener éxito, estaría poniendo en riesgo la formación de futuros cuadros de especialistas que regresarían a sus países de origen a aplicar lo aprendido en las universidades del país de las barras y las estrellas. Posiblemente la edad ya nubló la visión de este presidente.

En materia de cine, al establecer aranceles a películas producidas en el extranjero estaría evitando que muchas películas fueran hechas en locaciones fuera de su país. Por lo tanto, adiós a escenas en Europa, América, Asía, India y África. No por nada la industria cinematográfica está en desacuerdo con la posible aplicación de esta medida. Evitar la internacionalización del cine también fracturaría la hegemonía de Norteamérica. Otro error.

Afortunadamente la presidencia sólo durará cuatro años, y ya llevamos varios meses. Seguramente algunas instituciones se desmantelarán como es el caso de la USAID, otro organismo promotor del modo de vida norteamericano, pero otros sobrevivirán y otros se rescatarán o surgirán nuevos. Es poco probable que la pesadilla dure más de cuatro años. En ese tiempo el país no se acabará, pero su hegemonía quedará fracturada y otros países, como China, podría salir beneficiadas por la política seguida por el actual presidente.

Docente de la maestría en Economía, FES-Aragón-UNAM.

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