Es sorprendente que el cierre de fronteras hay surgido desde gobiernos de derecha, que se dicen a favor del libre mercado. La apertura económica es considerada como un componente crucial del llamado liberalismos económico o neoliberalismo como lo llaman sus críticos. La política comercial del actual mandatario de los Estados Unidos empieza a ser emulada en otros lugares del mundo. Pareciera que nos encontramos en el umbral de un nuevo proteccionismo. Para algunos es un retroceso, para otros, es enmendar el camino.
El debate en torno a la apertura económica de ningún modo es nuevo. De hecho, surgió en el feudalismo tardía y los inicios del capitalismo. La pregunta que hacían Reyes sobre qué hacer para que la economía creciera, era respondida por los nacientes comerciantes con la frase: “dejar hacer, dejar pasar”. Es decir, que el gobierno no intervenga en la economía y que se permita que los empresarios hagan lo que quieran sin aranceles de ningún tipo. Esa ha sido la doctrina liberal desde hace siglos.
En el mundo se han dado episodios tanto de liberalismo económico como de proteccionismo. En cada momento se han tenido defensores y detractores de cada política. Invariablemente la política se ha impuesto sobre la economía, por lo que los gobernantes han terminado por intervenir dando al traste con los episodios de liberalismo económico.
El argumento a favor del libre mercado es que éste se autorregula y evita distorsiones e ineficiencias que, a la postre, se reflejarán en mayor crecimiento económico. Esto funciona muy bien en los libros de texto, pero la necia realidad termina por imponerse y mostrar que el excesivo liberalismo económico termina por generar crisis, que traen desempleo y con ello inconformidad de los votantes. Es entonces cuando los políticos enfrentan la disyuntiva de intentar hacer algo por reactivar la economía o no.
El consejo de los economistas pro libre mercado es: “no haga nada, el mercado lo resolverá todo a su debido tiempo”. Es decir, recomiendan a los gobernantes en turno no hacer nada. Si siguen sus recomendaciones, tarde o temprano pagan las consecuencias en las urnas, pues ¿qué ciudadano vota por un gobierno que no hace nada ante las crisis económicas? Ante este hecho, Maquivelo se impone sobre Marx: gana la intervención del gobierno en la economía ante la recomendación de no hacer nada.
El gobierno de los Estados Unidos está haciendo algo por su economía, lo que creen que es lo correcto para su industria y su población. Esto incluye una agresiva política arancelaria que ha empezado a contagiar poco a poco al mundo entero. No es la primera vez que lo vivimos, posiblemente la ola más reciente se inició con las políticas macroeconómicas keynesianas posteriores a la gran depresión y que terminaron con el gobierno de Ronald Reagan y el resurgimiento del liberalismo económico.
El mundo actual es muy distinto al de hace cien años. No podemos decir que lo que pasó hace casi un siglo tendrá los mismos efectos en el mundo actual. Ahora las mercancías no fluirán, pero planos, recetas, algoritmos, tecnología, etc. En pocas palabras el know how se puede encontrar en internet o enviarse vía correo electrónico. El cierre de mercancías muy probablemente fortalecerá los mercados internos y probablemente sin demeritar la calidad de las mercancías producidas. Eso está por verse y lo sabremos en los próximos meses.
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El show dado por dos personajes de la política nacional en el Senado de la República mostró una cara poco conocida de algunos de ellos: por un lado, de aquél que logró sacar de sus casillas a otros que mostraron poca capacidad para contenerse y respondieron con violencia física. Noroña demostró ser más hábil en la violencia psicológica; Alito y su séquito hicieron gala de su testosterona y mostraron se de “mecha corta”. Como siempre ganó el público, que conoció, así sea por un momento, el verdadero rostro de los políticos que toman decisiones que afectan a millones.
Docente de la maestría en Economía, FES-Aragón-UNAM






