El 30 de julio se publicó la Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto de los Hogares (ENIGH) que desagrega a la población por niveles de ingreso trimestral y muestra tanto fuentes de ingreso como en qué se gastan dichos recursos. México sigue siendo un país profundamente desigual, basta mencionar que el diez por ciento de la población de mayores ingresos recibe más que la mitad entera de la población. A pesar de lo anterior, hay algunos resultados que son alentadores en términos de disminución de desigualdad y otros que son paradójicos.

Mirando a los extremos, entre el diez por ciento de la población más pobre contrastándola con la más rica, se puede observar que los primeros son ahora menos pobres que en 2016. De hecho, en 2022 y 2024 se muestra que el decil de menores ingresos recibió mayores ingresos en dichos periodos que en los anteriores. En contraste, la población más rica recibió menores ingresos que en el año base de comparación, 2016, pero gradualmente ha incrementado su ingreso en los dos últimos años. Esta es una señal de que las fuentes de ingreso de esta parte de la población se están diversificando y están recuperando parte de lo que dejaron de recibir.

Llama la atención que los ingresos por transferencias públicas se incrementaron para los más ricos y se redujeron para los más pobres. En términos de política social esto podría ser contraintuitivo, es decir, debería apoyarse a quienes menos tienen, no al revés. Este es un resultado de tener subsidios generalizados, es decir, otorgar beneficios a la totalidad de la población que cumple ciertos requisitos, como la pensión del bienestar, que se otorga a cualquier adulto mayor que cumpla con el requisito de edad independientemente de su nivel de ingreso. Así, la encuesta refleja que ahora los deciles más altos también reciben beneficios de los programas públicos.

Un gran pendiente que como país seguimos teniendo es el de la equidad en el ingreso por sexo. La encuesta refleja que por cada 100 pesos que reciben los hombres, las mujeres perciben apenas 65.8 pesos. Redondeando, las mujeres perciben un tercio menos que los hombres. Un problema que sigue sin resolverse y que debe estar en la agenda política del país independientemente del color del partido que gobierne. La encuesta no permite conocer el nivel de ingreso de otras poblaciones vulnerables, como la LGBT+, pero en definitiva el incremento en el nivel de vida de toda la población debería ser parte de la agenda política de los Gobiernos en turno.

El gasto es la contraparte del ingreso. Un dato importante es que más de una tercera parte del gasto se ejerce en salud. De hecho, partiendo de 2016, este rubro ha crecido. No hay suficientes elementos para determinar la razón, pero se puede plantear hipotéticamente que podría haber al menos dos razones: 1. ahora el ingreso permite destinar una mayor parte del gasto al sector salud, y 2. La disminución del gasto público en salud está provocando que ahora la población gaste más en este rubro ante las carencias de hospitales públicos. Podría haber otras razones que necesitarían un análisis más detallado más allá de los alcances del presente trabajo. Lo que es un hecho, es que el porcentaje en gasto en salud es escandalosamente alto, sólo puede ser señal de que la población del país está enferma.

El gasto en educación también se está reconfigurando: todos los deciles de la población gastaron en 2024 un menor porcentaje que en 2016, en las encuestas intermedias la tendencia es a la baja. Esto implica que la población está destinando menos recurso a este rubro. Nuevamente se pueden lanzar dos hipótesis: 1. Ahora hay mayor acceso a educación pública que reduce la necesidad de gastar en este rubro, o 2. El gasto de otros rubros creció más que el de educación, por lo que está necesidad podría verse como satisfecha.

Un análisis detallado de esta encuesta requiere mucho más espacio. Un resultado importante es que ahora somos un país menos desigual que en 2016. Los datos muestran que esto obedece en gran medida a la recuperación salarial y que las transferencias públicas están beneficiando a la población de mayores recursos. Desde mi perspectiva, se trata de buenas noticias y que, a pesar de las áreas de oportunidad y las críticas que pueda tener la política social de la actual administración y la anterior, en términos de equidad, se empiezan a ver resultados positivos.

Docente de la maestría en Economía, FES-Aragón-UNAM

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