La cooperación judicial internacional es clave para combatir el crimen organizado, el tráfico de personas y el narcotráfico, delitos transnacionales que requieren respuestas coordinadas. En América del Norte, la creciente integración económica y movilidad transfronteriza bajo el T-MEC han intensificado los desafíos de seguridad. Las redes criminales explotan vacíos legales y diferencias normativas para operar impunemente, lo que hace urgente fortalecer la cooperación judicial sin comprometer la soberanía de los Estados. La reciente entrega de veintinueve narcotraficantes de México a Estados Unidos es un claro ejemplo de esta necesidad.
Si bien la colaboración trilateral es indispensable para combatir el crimen transnacional, cada país debe garantizar su capacidad para investigar y procesar delitos dentro de su propio marco legal, asegurando que las víctimas reciban justicia en sus respectivos sistemas judiciales. La extradición no debe ser la única respuesta; resulta crucial fortalecer los mecanismos internos de persecución penal y coordinar estrategias conjuntas que impidan que los delincuentes encuentren refugio en vacíos jurisdiccionales.
La Unión Europea ha desarrollado un modelo exitoso con Eurojust, una agencia que desde 2002 ha coordinado investigaciones transfronterizas, desmantelado redes criminales y evitado la impunidad por cruce de fronteras. Su eficacia radica en la cooperación entre jurisdicciones, crucial en casos de alto impacto. Complementando esta estructura, la Orden de Detención Europea (ODE), reemplazó la extradición tradicional con un sistema ágil basado en el reconocimiento mutuo de resoluciones judiciales. Aplicada a delitos graves como terrorismo y trata de personas, desde 2002, la UE ha entregado 1,170,600 de personas por la OED
Ante la creciente criminalidad organizada en la región, resulta esencial establecer un mecanismo equivalente. Por ello, se propone la Agencia Norteamericana de Cooperación Judicial (ANCOJ), un organismo trilateral que integraría las mejores prácticas de Eurojust y la ODE para agilizar la entrega de delincuentes entre los países miembros. ANCOJ facilitaría la cooperación entre México, EUA y Canadá, asegurando que fiscales y tribunales coordinen esfuerzos sin comprometer la soberanía de cada Estado. No sustituiría jurisdicciones nacionales ni impondría normativas externas, sino que actuaría como un canal eficiente para el intercambio de información, la ejecución de órdenes de detención y la coordinación de investigaciones conjuntas.
Para ello, se establecería un Acuerdo Trilateral de Cooperación Judicial, comprometiendo a los tres países a compartir inteligencia, información y agilizar extradiciones, así como a coordinar la ejecución de sentencias y operativos conjuntos contra redes delictivas. Además, los Equipos Conjuntos de Investigación permitirían a fiscales y cuerpos de seguridad de los tres países trabajar de manera integrada en la recopilación de pruebas y la persecución penal en tiempo real.
El crimen organizado no reconoce fronteras, por lo que las respuestas judiciales deben adaptarse con mecanismos de cooperación como Eurojust y la ODE en Europa, que han demostrado su eficacia contra la criminalidad transnacional. La cooperación internacional no implica ceder soberanía, sino fortalecer las capacidades de cada Estado en la lucha contra el delito.