Cuando nos disponíamos a escribir sobre nuestros acostumbrados temas culturales desde nuestra cada vez más maltrecha burbuja chilanga, nos enteramos con unos días de retraso y mucha consternación, que el pasado 27 de marzo un importante recinto cultural sinaloense se sumó a la larga lista de inmuebles sospechosamente incendiados en Culiacán. El fuego en el Teatro Universitario de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS) pasó prácticamente inadvertido entre las graves noticias nacionales e internacionales, pero nosotros no podemos dejar pasar algo así. La pérdida del teatro, ubicado en el Polígono Sur de la Ciudad Universitaria de la UAS, fue total. El incendio ocurrió por la noche y nos enteramos que la única víctima fue el propio recinto, que al parecer sufrió incluso daños estructurales. Para mayor ignominia, todo ocurrió precisamente el Día Mundial del Teatro, es decir que mientras en el mundo civilizado se celebraba con arte en los escenarios, en Culiacán se destruía un recinto teatral como si fuera una vulgar casa de seguridad del narco de las que cada semana arden en ese pequeño gran infierno bárbaro en que se ha convertido la capital sinaloense. Es indignante.Ante la devastación del teatro, que al parecer fue construido y equipado con recursos universitarios, estatales y federales, sólo la UAS reaccionó con un comunicado institucional que en un párrafo dice: “Hacemos un llamado a la prudencia y solicitamos a la comunidad que se abstenga de hacer especulaciones, por lo que exhortamos a las autoridades competentes a realizar las investigaciones correspondientes para esclarecer los hechos y, en caso de haber responsabilidades, proceder conforme a la ley”. Leemos que la Fiscalía de Sinaloa ya investiga y quizá muy pronto identifiquen el apagador que presuntamente ocasionó el cortocircuito. Se procederá a girar orden de aprehensión contra todos los cables involucrados y caerá el peso de la ley sobre el material inflamable que permitió que se extendiera el incendio… La tragicomedia sinaloense. Nos preguntarnos sobre las infames razones que pudieron ocasionar la pérdida de un valioso espacio para las artes que afectará más la vida cultural de la sufrida sociedad culiacanense, de por sí ya muy estresada y desmoralizada: ¿El incendio del Teatro Universitario fue un atentado y quizá un siniestro mensaje en medio del proceso de selección de aspirantes a la rectoría de la UAS que precisamente arrancó una semana despueś del fuego…? Ojalá la elección del nuevo rector se dé en paz, sin mayores consecuencias para la vida cultural y universitaria de la UAS, ¿Es mucho pedir? Uf.Qué increíble que en una sección cultural estemos hablando de estas cosas, pero el México en llamas que resiste la peor violencia más allá de la ya también amenazada burbuja chilanga, nos obliga y nos indigna. Estamos con ustedes. (Escríbanos a columnacrimenycastigo@gmail.com)

Únete a nuestro canal ¡EL UNIVERSAL ya está en Whatsapp!, desde tu dispositivo móvil entérate de las noticias más relevantes del día, artículos de opinión, entretenimiento, tendencias y más.