Por: Valentina Platzgummer
El Golfo de California, conocido por Jacques Cousteau como el "Acuario del mundo", es uno de los mares más productivos del planeta. Sus aguas albergan una biodiversidad asombrosa: desde majestuosas ballenas y tiburones ballena hasta diminutas formas de vida microscópica como el fitoplancton y el zooplancton, pilares de la cadena alimenticia marina. Esta riqueza natural no solo sustenta una parte significativa del alimento en México, sino que también genera millones de dólares en ingresos por turismo.
Sin embargo, este paraíso está en peligro. Diversos grupos de investigación documentan con evidencia científica el alarmante declive de su biodiversidad. Las amenazas no son abstractas ni lejanas: proyectos como el Proyecto Saguaro, enfrentado por la campaña "Ballenas o Gas", o el Proyecto Kuni en La Paz, detenido gracias a la movilización social, ilustran cómo el desarrollo desmedido puede poner en jaque a ecosistemas frágiles.
Cada victoria en esta lucha es efímera. La batalla entre conservación y desarrollo parece interminable, desgastando tanto a defensores del medioambiente como a comunidades que anhelan un modelo más justo. El verdadero conflicto radica en una falsa dicotomía: la idea de que el progreso económico solo es posible a costa de la naturaleza. Pero existen alternativas. Modelos que no solo protegen, sino que regeneran y fortalecen las economías locales. El desarrollo no debe frenarse, sino redirigirse hacia caminos equitativos, responsables y transparentes, donde el bienestar de la gente y el medioambiente vayan de la mano.
![Lobo marino en el Golfo de California. (Foto: Octavio Aburto)](https://www.eluniversal.com.mx/resizer/v2/VTYUJEXCYVGRLHRMFVUTQV35IE.jpg?auth=b258d7faa4f81aff427e9ea13db8e79750c5179404f1d0e37c5c54256d179dad&smart=true&height=620)
En este contexto surge el concepto de Áreas de Prosperidad Marina (MPpAs), propuesto por un grupo multidisciplinario de académicos e investigadores y publicado en Frontiers in Marine Science. A diferencia de las Áreas Naturales Protegidas tradicionales, que suelen adoptar un enfoque pasivo, las Áreas de Prosperidad Marina buscan integrar factores ecológicos con inversiones en el desarrollo socioeconómico. Esta estrategia innovadora propone una hoja de ruta para el desarrollo sostenible, basada en procesos comunitarios participativos y adaptados a los contextos locales, proporcionando herramientas concretas contra el despojo sistemático.
Las Áreas de Prosperidad Marina no son solo un territorio delimitado; son un marco de trabajo donde las comunidades repiensan su relación con los ecosistemas marinos y costeros. Son espacios donde confluyen esfuerzos para redefinir nuestra interacción con la naturaleza, reconociendo la interconexión entre el medioambiente, las personas y su bienestar. "No podemos ver estos elementos de manera aislada; están profundamente entrelazados", señala Alfredo Girón, uno de los autores de la propuesta.
El modelo se estructura en tres fases clave y nueve pilares fundamentales, inspirados en iniciativas exitosas de conservación en el Golfo de California:
- Compromiso Comunitario y Co-Diseño: Moviliza a las comunidades y actores clave para definir, juntos, qué significa la prosperidad y cómo alcanzarla. Se prioriza el co-diseño de estrategias sostenibles para el uso de los recursos marinos, alineándolas con aspiraciones locales e impulsando la inclusión.
- Desarrollo de Capacidades, Gobernanza e Infraestructura: Establece los cimientos del MPpA, fortaleciendo capacidades comunitarias, creando sistemas de gobernanza con marcos legales y normativos, mecanismos de resolución de conflictos e infraestructura para su implementación.
- Monitoreo, Aplicación de Normas y Co-Gestión: Implementa un marco de gestión colaborativo y adaptativo, donde la aplicación efectiva de normativas y el monitoreo constante generan datos científicos que mejoran la toma de decisiones y fortalecen la prosperidad en todas sus dimensiones.
En comunidades como La Reforma( Bahía de Santa María, Sinaloa), El Manglito (La Paz, Baja California Sur) y Cabo Pulmo (Sureste de la península de Baja California), los resultados ya son tangibles. Cada una, con sus particularidades, busca equilibrar la restauración ecológica, la diversificación económica y el bienestar social. Son ejemplos vivos de que es posible construir una narrativa que no enfrente, sino que concilie, alineando intereses de diversos sectores a través de una colaboración "multiactor".
La lección es clara: la ciencia, por sí sola, no puede; la comunidad, por sí sola, no puede; las empresas sostenibles, por sí solas, no pueden; el gobierno, por sí solo, tampoco. Solo un esfuerzo conjunto puede garantizar un modelo de desarrollo que incluya a la naturaleza. La prosperidad del Golfo de California no es solo una cuestión ambiental, sino también social y económica.
El futuro del "acuario del mundo" depende de nuestra capacidad para entender que el verdadero desarrollo solo es posible cuando todas las fuerzas convergen hacia un mismo objetivo: la vida en todas sus formas.
Investigadora del Centro para la Biodiversidad Marina y la Conservación y colaboradora para Celsius Talks.