M.I.P. Celso Morales Muñoz,
Coordinador del Subcomité de Puertos,
Comité de Infraestructura del Transporte del CICM.
El litoral costero del país está integrado por las siguientes extensiones: en el Océano Pacifico, en el Golfo de México y en el Mar Caribe que suman un total de 11,122 km, esta región costera actúa como barrera natural circundante del territorio nacional.
Soporta de manera significativa los embates del cambio climático afrontando desafíos como: un incremento acelerado del nivel del mar y de la temperatura del agua, una mayor frecuencia e intensidad de fenómenos meteorológicos extremos y la erosión costera.
A nivel mundial, México es el cuarto país del mundo más vulnerable a los efectos del cambio climático, según el World Risk Index. Sube al segundo puesto en cuanto a exposición a sufrir desastres naturales.
La incidencia de huracanes en nuestras costas ya es un evento común en ambas costas, a veces incluso simultáneamente, por lo que podemos afirmar que las nuevas generaciones están familiarizadas con los huracanes y por desgracia sufriéndolos directamente.
Entre los meteoros recibidos hay muchos ejemplos de las 5 categorías que contempla la escala de Saffir-Simpson que sólo toma en cuenta la velocidad del viento, a continuación, se mencionan 3 ejemplos de categoría 5 (vientos mayores de 250 km/hr).
1.- Huracán Wilma (2005), el más destructivo en cuanto a infraestructura portuaria, dejo fuera de servicio a las 3 terminales de cruceros de la isla de Cozumel, tocó costas en varias ocasiones y causó destrozos a infraestructura marítima y urbana en su paso por Playa del Carmen y Campeche.
2.- Huracán Patricia 2015, el primero en considerarse como categoría 6, considerado el más intenso en el hemisferio occidental en términos de presión atmosférica y el más fuerte a nivel global en términos de viento máximo sostenido.
3.- Huracán Otis 2023, el más devastador en la historia de México en términos de zona urbana costera y la zona turística de la ciudad y puerto de Acapulco, Gro.; pasó de categoría 1 a 5 en menos de 24 horas, con un incremento de velocidad de 185 km/h.
En resumen, con el conocimiento de los múltiples desafíos experimentados se concluye que las regiones costeras del país son altamente vulnerables al cambio climático y que se requieren acciones integrales y coordinadas para su mitigación.
Es urgente la adaptación de las costas al cambio climático, se requiere de una gobernanza efectiva, respeto a los derechos humanos y un enfoque de género. La colaboración entre diferentes órdenes de gobierno y sectores de la sociedad es esencial para gestionar los riesgos climáticos en estas zonas del territorio nacional.
Ahora es factible la aplicación de las modernas tecnologías como la digitalización de la información, el monitoreo de las costas con el uso de drones con cámaras de precisión, imágenes satelitales, radares y la modelación matemática de los fenómenos hidrodinámicos y oceanográficos de oleaje y corrientes. Factor clave en este enfoque sistémico es la detección de erosión y la pérdida sistemática de playa y lo más importante desde el punto de vista de la ingeniería, es la infraestructura referida a las siguientes obras de protección:
a). - Rompeolas, en un puerto ubicado en el mar,
b). - Escolleras, ubicadas en desembocaduras de ríos o esteros,
c). - Espigones, para protección y rehabilitación de zonas costeras y,
d). - Protección marginal, en los taludes de áreas de navegación y debajo de los muelles.
Las primeras dos, los rompeolas y las escolleras tienen como objetivo principal resguardar de las acciones meteorológicas y oceanográficas las superficies de tierra y agua dedicadas a las actividades de manejo de carga. En obras de protección y rompeolas el material masivo y básico es la piedra natural extraída de los bancos cercanos en la región, lo que las hace económicas.
En cuanto al costo los rompeolas son de las obras de mayor inversión inicial en la infraestructura portuaria y tiene un impacto significativo en la inversión total y en el programa de construcción y mantenimiento.
En lo referente a los espigones y protecciones marginales, el enfoque es hacia la protección de la playa y del talud de las áreas navegables y debajo de los muelles.
Las secciones transversales de estructuración son de forma geométrica trunca piramidal, razón por la cual, entre mayor profundidad y mayor ancho de corona, los volúmenes aumentan considerablemente. El proceso constructivo, considera el paso de los camiones sobre la misma obra.
Como ejemplo del estado del arte del proyecto de los rompeolas, se comentan las de los puertos de Salina Cruz en Oaxaca y Dos Bocas en Tabasco.
En el primero recién construido, el tonelaje total de piedra utilizada fue de 5.6 millones de toneladas y en el de Dos Bocas el tonelaje de proyecto es de 3.16 millones de toneladas. En este lo sorprendente es que un 80 % fue material desechado por no cumplir con las especificaciones de peso requerido. Este fenómeno se ha venido observando con los años y en general se tienen las siguientes consideraciones:
1.- Los bancos de material cada día están más alejados de los sitios de instalación.
2.- Para obtener piedras del peso requerido en rompeolas grandes, hay que hacer una sobreexplotación del orden del porcentaje desechado.
3.- En rompeolas en profundidades mayores de 20m el peso de los elementos de la coraza obliga a recurrir a elementos precolados de concreto.
4.- El incremento en los costos de estas obras, dificulta la justificación costo-beneficio ante la SHCP.
Las costas mexicanas son consideradas altamente vulnerables y como su composición es de materiales aluviales de arena y finos, están expuestas a fenómenos de erosión, que se presentan a lo largo de todo el litoral.
Se deben buscar métodos alternos de uso del material desechable que economicen las obras y hagan factible la justificación económica. En el
caso de espigones y protecciones marginales, es conveniente recurrir a los métodos de protecciones con berma islandés que parte de la idea de utilizar todo el material explotado o disponible y colocar el más grande en una berma superior, para reducir el desperdicio.
En el caso de rompeolas de gran magnitud y con el claro enfoque de aprovechar el material de desecho, que es el de menor tamaño, se recurre a analizar formas de contención en gaviones o de geotextil.