"Pasé mi inolvidable primera noche de luna de miel
en un encantador Acapulco"
Bill Clinton
Desde el 7 de enero del año 2023, día de mi fosforescente boda con GEMY, mi esposa, rodeados del amor de nuestros hijos y nietos, no habíamos pisado tierras acapulqueñas. Y como reza la bella melodía, no es falta de cariño, por el contrario, monumentales deseos teníamos de regresar, sobre todo a partir de las contingencias climatológicas suscitadas hace prácticamente 16 meses.
El pasado 7 de febrero de este incipiente 2025, decidimos celebrar nuestro onomástico nupcial -los primeros 25 meses apenas - en el bello puerto, en un vuelo realmente maravilloso, partiendo del aeropuerto Felipe Ángeles de la CDMX el viernes al medio día con un tiempo de tránsito despejado, saliendo del corazón de Polanco con el señor Leo Rico, nuestro conductor de cabecera que hizo exactamente 55 minutos de trayecto. Esto lo enfatizamos respetuosamente para aquellos y aquellas personas que siguen criticando el AIFA, sin conocerlo o haberlo visitado, dicho y sobre todo escrito, con el más amplio respeto.
Sin embargo si me permiten, vayamos a detallar nuestros apuntes del destino, queridas amigas, apreciados amigos, distinguidos lectores si me hacen el favor de su atención. Sin ánimo de hacer promoción alguna, solo alguna precisión, regularmente viajamos por AEROMEXICO, de donde somos clientes premier desde hace de un cuarto de siglo cuando iniciamos labores en el entonces llamado Distrito Federal. Pero si esta aerolínea no coincide con vuelo u horario al destino que nos convoca, entre las distintas alternativas preferimos por mucho, la nueva empresa bautizada como
VIVA, particularmente por la amabilidad y atención de sus representantes, que invariablemente le atienden con la sonrisa a flor de labios.
Pues bien, esa tarde arribamos al Acapulco de Juárez (nombre oficial del municipio) cuando se estaba poniendo el sol, pero aun resaltaban sus destellos en el estrellado cielo. Entre el recoger de las maletas y la conducción de nuestro compañero laboral don Víctor, simpático guerrerense que amablemente nos dio un "aventón", al hotel LAS BRISAS de la familia Cosio Pando (en otra colaboración les contaremos sobre el añejo hotel que aun tiene y retiene su legendario estilo con aroma de los más bellos recuerdos de Acapulco, como cantara el Divo de Michoacán) recorrido que nos tomó cerca de 45 minutos hasta llegar a la habitación. Por cierto la incandescente luminosidad durante el trayecto resultó de lo más impactante por lo sublime, lo mas emotivo y deslumbrante.
Si usted querida lectora, apreciado lector conoce este lugar, al que nos llevaron por primera vez hace más de medio siglo, seguramente recordara infinidad de anécdotas, aventuras y un largo, larguísimo etcétera de alegrías fabulosas. Pues bien, ahora en este preciso momento deben de reservar y regresar, todo absolutamente todo resulta tan nuevo como refrescante, brillante, luminoso lo escribo y lo afirmo con gran seriedad. Acapulco está de pie, absolutamente cierto con gallardía ,con mayor entrega y con singular alegría no se lo pueden perder, está mejor que nunca y mejorando día a día.
Por supuesto que falta mucho por hacer, por reparar, por reconstruir, no se trata de echar las festividades a volar, por el contrario, el trabajo duro, eficiente y fecundo debe continuar, pero podemos enfatizar con la más amplia ilusión que gracias a su gente, a su entusiasmo a su inquebrantable fe, fuerza y trabajo que esa bendita tierra está de regreso.
Vayan, vayan ya, la resiliencia es mágica, mística y destaca sobre todo por el cariño irremediable e irreductible de esas y esos incomparables mexicanos, con el más alto sentido de pertenencia que tanto a tantas y tantos
enorgullece. No se lo pueden perder, repito, lo van a disfrutar como nunca antes, se los aseguro con monumental énfasis.
Hasta siempre, buen fin.