Hace unos días, varios senadores de Morena me contactaron para contarme algo que los dejó tan asombrados como a mí. En uno de los encuentros entre legisladores fuera del ojo público, la influyente senadora Andrea Chávez tuvo un desplante de poder contra la presidenta Claudia Sheinbaum.

Entre colegas legisladores conversaban sobre la línea que acababa de definir desde Palacio Nacional la presidenta Sheinbaum para no hacer campaña antes de tiempo.

“Ya veremos”, soltó desdeñando la poderosa senadora, les cerró el ojo y se fue.

Los que presenciaron el desplante se quedaron de a cuatro. ¿Tan poderosa se sentirá? ¿Tan fuertes se asumen en el grupo político de Adán Augusto López? ¿Esta postura contestataria, aún en privado, es avalada por el coordinador del grupo parlamentario?

El “ya veremos” llegó cuando aún estaba fresco el anuncio de que mandaría una carta a Morena para dejar claras las reglas. Fue en respuesta cuando en la mañanera le preguntaron sobre el escándalo de Andrea Chávez, que hacía campaña mucho antes de tiempo con millonarias unidades de salud financiadas por un contratista de gobiernos de Morena.

Pues la carta ya la mandó la presidenta Sheinbaum. En su decálogo no dejó espacio a la duda. No le hizo falta poner nombres. En cada párrafo uno deducía a quién iba dirigido el misil. En realidad, la única duda es si esas figuras en Morena van a adoptar el “ya veremos” de Andrea Chávez. ¿Va a dejar sus prendas de ropa cara el hijo de López Obrador y otros tantos? ¿Van a dejar sus camionetotas todos? ¿Va a dejar de volar en primera clase Noroña? ¿Va a abandonar sus lujos Pedro Haces? ¿Realmente se va a bajar del camión de la gubernatura Salgado papá? ¿Van a dejar de pelearse Nahle y Cuitláhuac, May y Adán Augusto, Monreal y Adán? ¿Van a romper sus vínculos con el crimen organizado este, esta o aquel?

La presidenta está en el momento de mayor poder que ha tenido hasta ahorita. Su popularidad —potenciada aún más por el frente a frente con Trump— está en niveles asombrosamente altos. Falta ver qué hace frente a los desafíos a su poder si éstos se consolidan. Falta ver qué hace frente a las rebeldías contra su decálogo, si estas avanzan.

Por lo pronto, traigo a colación la frase que circula en Palacio Nacional: el peor error que puede cometer alguien frente a Claudia Sheinbaum es subestimarla. Habrá que atestiguarlo.

historiasreportero@gmail.com

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