La relación entre la CIA y el gobierno de México es extraordinaria. La comunicación es fluida tanto con el Ejército como con la Secretaría de Seguridad. Hay reuniones frecuentes e intercambio de información cotidiano sobre los cárteles del narcotráfico.
La Agencia Central de Inteligencia del gobierno estadounidense (CIA) ha sustituido el influyente papel que la agencia antidrogas americana (DEA) mantuvo durante varios sexenios en México y que se rompió cuando el expresidente López Obrador la descalificó recurrentemente, en un discurso anti-DEA que mantiene la actual presidenta Claudia Sheinbaum. En su gabinete tampoco tienen buena opinión de la DEA.
El gobierno de Estados Unidos no se quedó cruzado de brazos, y como si fuera cambio de jugadoras en un partido de futbol, salió una y entró otra. Lo que antes hacía la DEA, ahora lo hace la CIA. La interlocución que antes tenía la DEA, ahora la tiene la CIA. La influencia que antes tenía la DEA, ahora la tiene la CIA.
Por eso ayer cuando se filtró en dos de los medios más influyentes de Estados Unidos —CNN, New York Times— que la CIA realizaba sobrevuelos con drones en el espacio aéreo mexicano en misiones de inteligencia contra los narcos, la revelación no sorprendió en el gobierno mexicano. Incluso en el New York Times reportaron que de estas misiones se informa al gobierno de México. De hecho, según me informan fuentes estadounidenses, esto sucedía desde el sexenio de López Obrador, pero se ha incrementado en el gobierno de Sheinbaum tras la llegada de Donald Trump al poder.
Durante el sexenio de Peña Nieto, la DEA ofreció tres veces en tiempo real la ubicación exacta del Chapo Guzmán. Primero, cuando se reunió con Kate del Castillo y Sean Penn, luego en Mazatlán y finalmente en Los Mochis. Eso permitió al gobierno detenerlo dos veces. En este gobierno, los órganos de inteligencia del gobierno mexicano han solicitado colaboración a la CIA, de acuerdo con fuentes de primer nivel, tiene como objetivos prioritarios a los dos herederos del cártel de Sinaloa, que entraron hace cinco meses a una guerra cruenta que ha trastocado la vida de Sinaloa: Iván Archivaldo Guzmán Salazar, líder de La Chapiza o Los Chapitos, e Ismael Zambada Sicairos “Mayito Flaco”, líder de La Mayiza.
Sin embargo, la conclusión de los especialistas en seguridad que trabajan para el gobierno federal es que la situación en Sinaloa se ha descompuesto tanto que ya ni siquiera está en manos de estos dos cuarentañeros detener la violencia. El diagnóstico oficial es que el conflicto ya se les salió de control y no tienen mando sobre todos los grupos que han entrado al campo de batalla, aprovechando el río revuelto para obtener alguna ganancia, como por ejemplo la organización de Los Cabrera, que se trasladaron de Durango a Sinaloa para pelear del lado de La Mayiza, en agradecimiento a que hace algunos años, Zambada padre los apoyó para quedarse con el control de Durango.
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