Los más exitosos jugadores de las selecciones nacionales de fútbol de España y de Francia son descendientes de inmigrantes africanos.
En la era en que los migrantes y solicitantes de refugio son convertidos en chivos expiatorios, en Europa los grandes protagonistas del juego del hombre tienen raíces en África.
En España hay fiesta con Lamine Yamal y Nico Williams, dos chicos que son campeones de Europa 2024, que juegan con el Barcelona y el Athletic de Bilbao, respectivamente. El primero nació en Cataluña en 2007; su padre es de Marruecos y su madre de Guinea Ecuatorial. El segundo nació en Navarra en 2002, y sus padres son originarios de Ghana.
En Francia, la superestrella es Kylian Mbappé (París, 1998), líder del seleccionado galo. Su padre es de Camerún y su madre de Argelia. Mbappé, campeón del mundo en 2018, es, de acuerdo con el presidente Emmanuel Macron, ‘verdaderamente importante para los franceses’.
Circula en redes un video de Juan Carlos Monedero, profesor de la Universidad Complutense en Madrid, y ex dirigente de Podemos.
Monedero señala que estos futbolistas, que vienen de los barrios populares pobres, multiculturales y multiétnicos, le han plantado cara al fascismo, al racismo, al odio, a la desigualdad extrema que lleva a rupturas sociales.
Mbappé llamó a votar contra la extrema derecha en las elecciones francesas del 7 de julio: “Los extremos están a las puertas del poder, tenemos la oportunidad de elegir el futuro”, y el partido de extrema derecha Agrupación Nacional, de Marine Le Pen, cayó al tercer lugar.
Al otro lado del océano, en Estados Unidos un hombre blanco quiso matar a tiros a Donald Trump.
Muchos estadounidenses viven en la negación. Niegan que la mayor amenaza a la democracia sean los fanáticos violentos que asaltaron el Capitolio el 6 de enero de 2021, desconociendo la victoria de Biden. Niegan que la mayor amenaza sea que haya 120 armas por cada 100 habitantes, y que, por la laxitud en controles de venta, muchas armas de asalto terminen en manos de las bandas mexicanas del crimen organizado.
El senador por Ohio, James David Vance, compañero de fórmula de Trump, ha propuesto desplegar operaciones militares quirúrgicas dentro de nuestro país, incluso sin la autorización del gobierno de México, para ‘eliminar’ a los laboratorios de fentanilo y a los capos de la droga.
Trump promete una deportación masiva al inicio de su segundo mandato (si llega). Sería un balazo en el pie para millones de empleadores: los migrantes mexicanos son insustituibles en la producción y preparación de alimentos, el cuidado de la salud, la vida asistida, la construcción, y la industria de la hospitalidad, y además provocaría una conmoción en México.
Los políticos lo saben. ‘Los necesitamos, pero no los queremos’ dicen de los migrantes.
Trump dijo en 2018 que EU no debería recibir inmigrantes de "países de mierda" como Haití, El Salvador o las naciones africanas, sino de Noruega. En España, Vox grita que Lamine Yamal creció en un ‘estercolero multicultural’.
Como en el futbol, demográficamente, el futuro es mestizo. Con o sin Trump, EU no escapará de ese destino: en 2043, más de la mitad de la población será de origen hispano, afroamericano y asiático.
Profesor asociado en el CIDE
@Carlos_Tampico