Para quienes, atendiendo únicamente a sus intereses individuales o empresariales -y, por ello, en olvido o detrimento del bien común-, piensan que el mercado se autorregula y, por lo mismo, también la IA aplicada a los procesos productivos, Joseph E. Stiglitz (Premio Nobel de Economía 2001) la refiere como una “caja negra, (dado que) la gente que la ha creado no entiende exactamente cómo está funcionando”. Afirma que “el capitalismo irrestricto, la innovación sin restricciones, no conduce al bienestar de nuestra sociedad. Éste es uno de los resultados que he mostrado de manera vigorosa. Uno no puede dejarlo sólo al mercado”. Por ello, pienso que la regulación gubernamental es uno de los mecanismos que puede limitar la habilidad disruptiva de la IA, a fin de evitar o, en su caso, reducir despidos masivos de empleados y trabajadores, y de salvar el incremento de las desigualdades económicas o educativas, entre otras.

En este mismo sentido, reflexionan Miguel Teixeira, CEO de NTT DATA, y Bill Thomas, Presidente Global y CEO de KPMG International. Miguel -quien participó en la reunión 2025 del Foro Económico Mundial (Davos), en la que se discutieron dos posturas opuestas: acelerar el proceso de adopción de la IA o regularla para mitigar riesgos a futuro- señala: “no hay como no subirse al tren (de la IA), otra cosa es subirse con una conciencia de valores y ética…. En países más desiguales, (en) la salud y la educación (la IA) puede tener un impacto importante, permitiendo un mayor acceso y mejorando la calidad de vida de la población”. Por su parte, Bill apunta: “la colaboración entre los sectores público y privado en programas de alfabetización sobre IA, personalizada e inclusiva, permitirá apoyar a la fuerza laboral, su retención por parte de las empresas y su crecimiento permanente” (Cfr. Forbes, México, abril-mayo 2025, págs. 49 y 43).

Es así que la regulación de la IA (como la de la economía), no sólo ha de obedecer a razones jurídicas, sino éticas, con base en la verdad, el bien común y la justicia social, como lo plantea “Antigua et Nova. Nota sobre la relación entre la IA y la inteligencia humana”, aprobada por el Papa Francisco el 14 de enero, 2025: “Puesto que la IA sigue avanzando rápidamente hacia cotas aún mayores, es de importancia decisiva considerar sus implicaciones antropológicas y éticas. Esto implica no sólo mitigar los riesgos y prevenir los daños, sino también garantizar que sus aplicaciones se dirijan a promover el progreso humano y el bien común” (No. 4). “En este ámbito (de la IA), la dimensión ética es primordial, ya que son las personas las que diseñan los sistemas y determinan para qué se utilizan” (No. 39).

N.B. Mediante mi abstención de votar el próximo 1 de junio, rindo homenaje a un amigo, maestro, jurista e impartidor de justicia de excelencia, Mariano Azuela Güitrón (q.e.p.d.), y, con él, a cientos de juezas y jueces que, a lo largo de su vida, se han preparado para impartir justicia con probidad. El Poder Judicial debe ser autónomo y, por ende, su conformación estar basada en criterios propios y exclusivos de la carrera judicial. Sólo su independencia -no sujeta a politización vía elección alguna-, garantiza la división y el equilibrio de poderes en un Estado de Derecho, condición sine qua non para la vida democrática de la República.

Maestro en Ciencias Jurídicas

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