México sigue padeciendo una grave “enfermedad” -aunque curable- llamada analfabetismo, hecho incontestable si acudimos a la evidencia de diversas fuentes (ver nuestra columna 12.04.2025).
Entre los tipos de dicha “enfermedad”, destacan cuatro: el absoluto (incapacidad de leer o escribir), el funcional (capacidad de leer y escribir de forma muy básica), el digital (falta de habilidades para utilizar tecnologías digitales y herramientas en línea) y el tecnológico (carencia de destrezas para entender y hacer uso de las computadoras y elsoftware, en particular).
Respecto de los dos primeros tipos, la “receta” nos la brinda, entre líneas, el recién fallecido Mario Vargas Llosa, en su discurso de aceptación del Premio Nobel de Literatura 2010: “la lectura convertía el sueño en vida y la vida en sueño, y ponía al alcance del pedacito de hombre que era yo, el universo de la literatura. …la literatura crea una fraternidad, dentro de la diversidad humana…”
Por lo que toca al combate al analfabetismo digital y tecnológico, tendríamos que capitalizar, de manera generalizada, las aportaciones de Raymond Samuel “Ray” Tomlinson, quien en 1971 implementó el primer sistema de correo electrónico en Arpanet, red precursora del internet, utilizando el símbolo @ o arroba (que viene del árabe ‘ar-rub’, unidad de peso y medida, usada desde el siglo XVI) para efectos de la dirección institucional o personal; Steven Paul “Steve” Jobs, quien, en compañía de Steve Wozniak y Ronald Wayne fundó Apple en 1976, habiendo incursionado en el mercado en 1984, con el primer ordenador personal que se comercializó con éxito: el Macintosh 128K; y, por supuesto, William Henry “Bill” Gates III, cofundador de la empresa de software Microsoft, junto con su amigo de infancia Paul Allen.
Pero lo fascinante del caso es que varios de los arriba nombrados deben tributo -como todos nosotros- a dos mujeres extraordinarias: Ada Lovelace y Hedy Lamarr. La primera, única hija legítima del poeta lord Byron, desarrolló en 1843 un algoritmo para lo que más tarde sería la primera computadora, lo que le fue reconocido hasta 1979, fecha en que un equipo de científicos diseñó un nuevo lenguaje para los Departamentos de Defensa del Reino Unido y Estados Unidos, al que llamaron ADA, en su honor. Por su parte, Hedy Lamarr fue no sólo una estrella de cine en la era dorada de Hollywood y considerada, en su tiempo, “la mujer más hermosa del mundo”, sino que en 1942 presentó, junto con el músico George Antheil, un “sistema de comunicación secreta” con el que buscaba ayudar a los aliados a ganar la guerra contra Hitler, mismo que más adelante dio origen a los actuales conceptos de encriptación empleados en el wifi y en el bluetooth.
Es así que la “enfermedad” del analfabetismo que padecen decenas de miles de compatriotas nuestros, podría “curarse” si hiciéramos de las “recetas” público-privadas un bien generalizado en la República, como con tanto éxito lo ha hecho la Fundación ÚNETE, desde hace 25 años, equipando a 10 mil escuelas primarias públicas con computadoras, y proveyendo de capacitación para su uso a docentes, niñas y niños. Bien harían los políticos que están diseñando las reformas a la Ley de Telecomunicaciones, en tomar en cuenta todo lo anterior, a fin de salvaguardar derechos humanos acuñados en la Constitución en materia educativa, así como de acceso a las tecnologías de la información y la comunicación, entre otros.
Maestro en Ciencias Jurídicas