Por Miguel Ángel Sulub Caamal

En los tiempos actuales, un tema que se ha vuelto recurrente y que acapara la atención es lo relativo al presupuesto, es decir, a la asignación y aplicación de los recursos públicos que recauda el gobierno a través de las diversas contribuciones establecidas en ley y que corresponden pagar a las y los ciudadanos.

Año con año, es incuestionable que las principales preocupaciones sobre el presupuesto se refieran a que los recursos públicos se asignen o aumenten en rubros estratégicos como salud, educación, seguridad pública, obra pública, impartición de justicia, ciencia y tecnología, programas sociales, entre otros, y que en vez de gasto todo sea y se vea como una inversión que permita concretizar ese sistema de vida fundado en el constante mejoramiento económico, social y cultural del pueblo que es la esencia de la democracia y del proyecto nacional que contiene nuestra Ley Suprema.

Del presupuesto público se habla mucho, pero a la vez se sabe poco de la forma en que se integra, del procedimiento para su aprobación, del ciclo y estructura presupuestales y de otras cuestiones técnicas que son importantes conocer.

Por lo antes señalado es de reconocerse el respaldo de la editorial Tirant lo Blanch, para que en días pasados se publicara la obra “El Presupuesto en el Estado Mexicano”, que fue coordinado por mi amigo y maestro Carlos Matute González, y que fue presentado por Rubén Moreira Valdez y Mérilyn Gómez Pozos, Coordinador del Grupo Parlamentario del PRI y Presidenta de la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública en la Cámara de Diputados, respectivamente, así como por el Maestro Arturo Ramos Sobarzo, Coordinador de Derecho Parlamentario de la Barra Mexicana de Abogados.

El texto resulta muy oportuno porque se publicó, a unos días de que la titular del Poder Ejecutivo remitiera a la Cámara de Diputados, lugar donde se presentó la obra, el Plan Nacional de Desarrollo 2024-2030, documento que en esencia será la base de los ciclos presupuestales de los próximos seis años, por lo cual la información que contiene y que proviene de los conocimientos, experiencias y reflexiones de especialistas en la materia, sin duda, será de gran apoyo.

En lo personal agradezco al Maestro Matute González la oportunidad que me dio para participar a través de un ensayo que se denominó “El Control parlamentario presupuestal: ¿realidad o ficción?, en el cual señalo que el Plan Nacional de Desarrollo, la Ley de Ingresos, el Presupuesto de Egresos, la Cuenta Pública y los Informes de Gobierno son instrumentos que, en principio y en teoría, son parte de un mismo proceso y se encuentran establecidos para ejercerse a plenitud el control parlamentario presupuestal; sin embargo, en la práctica su análisis y atención se abordan de forma aislada, cuando debiera ser desde una perspectiva integral, lo cual hace que no se pueda evaluar de forma eficaz si los recursos públicos se aplican en los rubros que debieran ser las prioridades nacionales, regionales y sectoriales, ni mucho menos medir avances y resultados sustanciales.

Frente a los complejos escenarios y retos que hoy se tienen como país, hacemos votos para que el debido conocimiento y comprensión del presupuesto permitan vislumbrarlo como un instrumento esencial para impulsar un verdadero y real desarrollo nacional, y que no se trata sólo de gastar por gastar.

Expresidente del Capítulo Campeche de la BMA

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