Por Juan L. Kaye López
Mayo es el Mes Mundial de la Arquitectura de Paisaje, un reconocimiento internacional impulsado por la Sociedad Americana de Arquitectos Paisajistas (ASLA) y la Federación Internacional de Arquitectos Paisajistas (IFLA), que busca visibilizar una disciplina tan crucial como subestimada: aquella que moldea el espacio público con criterios de sostenibilidad, salud y belleza.
En México, esta labor la encabeza la Sociedad de Arquitectos Paisajistas de México, un gremio que ha cobrado nueva relevancia frente a los desafíos climáticos y sociales de nuestras urbes.
¿Qué es y por qué importa?
La arquitectura de paisaje es mucho más que jardines bien cuidados. Es una disciplina integral que diseña, planifica y gestiona espacios urbanos y naturales para mejorar la calidad de vida. Va del gran parque metropolitano al pequeño camellón de barrio, de la restauración ecológica a la regeneración del tejido social. Su impacto se refleja en múltiples dimensiones:
Ambiental, al preservar ecosistemas, reducir la contaminación y proteger la biodiversidad.
Hídrica, al mejorar la infiltración, mitigar inundaciones y conservar cuerpos de agua.
Social, al ofrecer espacios de convivencia, ejercicio y recreación que reducen el estrés y fortalecen comunidades.
Urbana, al hacer las ciudades más habitables, frescas y resilientes frente al cambio climático.
Ejemplos que inspiran
Nuestro país cuenta con proyectos emblemáticos que ilustran el poder transformador del paisajismo:
Parque Hídrico La Quebradora (CDMX): Integración magistral de manejo pluvial y espacio público.
Gran Parque La Plancha (Mérida): De zona ferroviaria abandonada a corazón verde de la ciudad.
Parque Bicentenario Ecatepec (Estado de México): Diseño urbano para la inclusión y el contacto con la naturaleza.
Parque Ecológico de Xochimilco (CDMX): Conservación activa de un ecosistema vital.
Malecón de Villahermosa (Tabasco): Reconexión de la ciudad con su río a través del paisaje.
Parque La Mexicana (CDMX, Cuajimalpa): Una de las obras de paisaje urbano más exitosas y premiadas del país; transformó un antiguo tiradero de escombros en un parque de clase mundial, con lagos artificiales, ciclovías, corredores peatonales, jardines y zonas de convivencia en armonía con el entorno urbano.
Y, por supuesto, destaca la recuperación del Canal Nacional en la CDMX, 8.4 kilómetros de espacio público transformado con áreas verdes, jardines para polinizadores, ciclovías, trotapistas y mobiliario urbano. Hoy es un Bosque Urbano, ejemplo internacional de regeneración ecológica y social.
Un llamado urgente
No se trata solo de estética. El paisajismo es infraestructura social. Las colonias más pobres necesitan parques para sus niños, sombra para sus mayores y senderos para ejercitarse. No es un lujo: es un derecho.
En tiempos donde el cambio climático y la fragmentación social golpean con fuerza, invertir en paisajismo urbano es apostar por ciudades más justas, sanas y sostenibles. Desde Chapultepec hasta los nuevos parques vecinales, la arquitectura del paisaje está llamada a liderar la transformación urbana del siglo XXI.
Es tiempo de mirar el verde como una estrategia, no como ornamento. Porque una ciudad que cuida sus paisajes, cuida a su gente.
Es Presidente de la Asociación Mexicana de Urbanistas, AC
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