Carlos Corral Serrano
El panorama urbano en las grandes metrópolis de México, como la Zona Metropolitana del Valle de México y Monterrey, muestra una preocupante degradación de la imagen urbana, fruto de la obsolescencia de las leyes y reglamentos que rigen su planificación. Estos reglamentos, concebidos bajo paradigmas antiguos y desfasados, han propiciado el desarrollo de ciudades fragmentadas, caracterizadas por fraccionamientos que operan como entidades aisladas, contribuyendo a un paisaje urbano caótico y desconectado.
Desde la promulgación de la Ley General de Asentamientos Humanos en 1976, México ha visto significativos esfuerzos en planeación urbana. Sin embargo, los reglamentos de fraccionamientos y zonificación actuales no reflejan las necesidades actuales ni los principios de desarrollo sostenible. Estos reglamentos, que deberían normar el desarrollo de los asentamientos humanos y ser la base para la creación de regulaciones más modernas para fraccionamientos turísticos, industriales y habitacionales, han fallado en cumplir sus objetivos y se han vuelto instrumentos obsoletos.
El enfoque de mínimos adoptado por los reglamentos vigentes ha resultado en el desarrollo de áreas urbanas que, lejos de ser óptimas para las actividades y la habitabilidad de los ciudadanos, se han convertido en zonas problemáticas que deterioran las economías locales y la calidad de vida. Los fraccionamientos se desarrollan sin considerar la integración con la estructura urbana futura, resultando en una falta de servicios esenciales, áreas recreativas adecuadas, y un sistema de transporte público eficiente.
Por otra parte, La política del gobierno federal de México, liderada por el INFONAVIT, que tiene como objetivo la construcción de un millón de viviendas nuevas, se enfrenta a una situación potencialmente volátil debido a la obsolescencia de las leyes y reglamentos urbanos en muchos estados. Este ambicioso proyecto, si bien busca responder a la urgente necesidad de vivienda, podría convertirse en una "bomba de tiempo" si no se gestiona con una visión urbanística actualizada y coherente.
Actualmente, muchos de los reglamentos y leyes urbanas vigentes en los estados fomentan el desarrollo de fraccionamientos cerrados y aislados, con bardas perimetrales y un solo acceso, sin una integración adecuada con los centros urbanos existentes. Esta forma de expansión contribuye a una traza urbana desconectada de la ciudad central, exacerbando problemas como la movilidad ineficiente, el aumento en el uso de vehículos privados y, en consecuencia, niveles más altos de contaminación.
Ante esta realidad, es urgente que el gobierno federal tome cartas en el asunto, que se vea reflejada una estrecha coordinación entre la SEDATU y los organismos encargados de la vivienda como el INFONAVIT y la CONAVI; y condicione la asignación de recursos y apoyos para la construcción de vivienda a la actualización y modernización de los reglamentos y leyes urbanas de los estados. Esta condicionalidad debería enfocarse en incentivar ordenamientos que promuevan el desarrollo integrado, con acceso a múltiples servicios y conectividad con el resto de la ciudad, fomentando así una mayor cohesión social y un desarrollo sostenible.
Solo mediante la implementación de políticas que requieran y fomenten una planificación urbana más integradora y sostenible, se podrán mitigar los efectos negativos de una expansión urbana descontrolada y garantizar que los nuevos desarrollos contribuyan positivamente al tejido urbano existente.
Es imperativo que se actualicen los reglamentos de fraccionamientos y zonificación para alinearlos con las necesidades actuales de las metrópolis mexicanas. Se necesita una normativa que promueva no solo la integración de los nuevos desarrollos en el tejido urbano existente sino también que propicie el desarrollo sostenible y la resiliencia. Es fundamental establecer normativas que no se limiten a los mínimos requeridos, sino que aspiren a maximizar la calidad de vida urbana, considerando aspectos de densidad poblacional, protección ambiental y adecuación de infraestructuras a las necesidades de movilidad modernas.
Ingeniero y urbanista, enfocado a la planificación de infraestructura sostenible en México. Dirige la Asociación Mexicana de Urbanistas, donde ha impulsado proyectos que abogan por una visión integrada y sostenible del desarrollo urbano en el país.