Carlos Corral Serrano

En el panorama urbano de la Ciudad de México, la política de estacionamientos vigente ha sido un elemento controversial desde su implementación hace varios años. Aunque se diseñó con la intención de reducir la dependencia del automóvil y mejorar la movilidad urbana, ha llegado el momento de evaluar críticamente su eficacia y proponer ajustes que respondan mejor a las necesidades actuales y futuras de la metrópoli.

La política en cuestión intentó transformar el paisaje urbano al limitar la construcción de nuevos espacios de estacionamiento en desarrollos inmobiliarios y alentar el uso de transporte público. Sin embargo, su implementación no ha estado exenta de complicaciones. La congestión vehicular sigue siendo un problema significativo y el transporte público aún requiere mejoras sustanciales para ser una alternativa viable para la mayoría de los ciudadanos.

Una revisión de esta política debe empezar por un análisis exhaustivo de su desempeño hasta la fecha. ¿Ha disminuido realmente la cantidad de vehículos en las áreas centrales? ¿Se ha incrementado el uso del transporte público como se esperaba? Estas preguntas son fundamentales para identificar áreas de oportunidad y dirigir los esfuerzos de reforma.

Una política revisada debería considerar aspectos como la zonificación diferenciada y las tarifas de impacto. Esto permitiría ajustar los requerimientos de estacionamiento según la ubicación y accesibilidad de cada desarrollo, incentivando o desincentivando su provisión donde sea más apropiado. Además, es crucial que cualquier ajuste normativo vaya acompañado de mejoras en el sistema de transporte público. Ampliar la cobertura y la eficiencia de este sistema es indispensable para disminuir la dependencia del automóvil.

La revisión también debe abordar la percepción pública y la aceptación de la política. La colaboración con grupos gremiales y la comunidad en general es esencial para diseñar una política que no solo sea técnicamente sólida, sino que también sea percibida como justa y beneficiosa. El diálogo continuo con estos grupos puede ayudar a identificar resistencias y expectativas, facilitando un proceso de revisión más inclusivo y transparente.

Para realzar la sostenibilidad de la política, es igualmente importante considerar la integración de tecnologías emergentes y prácticas innovadoras en la gestión de estacionamientos y movilidad. Por ejemplo, sistemas inteligentes de gestión de tráfico y estacionamientos podrían optimizar el uso del espacio urbano y reducir la congestión.

En conclusión, bajo el liderazgo del Lic. Alejandro Encinas, la Secretaría deberá colaborar estrechamente con el Instituto de Planeación Democrática y Prospectiva para asegurar que la revisión de la política de estacionamientos de la Ciudad de México no solo sea técnica sino también participativa, incluyendo a todos los sectores afectados. Esta revisión crítica debe abordar tanto los logros como las equivocaciones de la política actual, y representa una oportunidad para alinearla con las metas de desarrollo sostenible y equitativo. Mediante un enfoque colaborativo y bien informado, se puede esperar diseñar una política que verdaderamente beneficie la movilidad en nuestra metrópoli, haciéndola accesible para todos y respetuosa con el medio ambiente, identificando áreas de oportunidad que permitan una movilidad más eficiente y equitativa a largo plazo.

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