Por: Guillermo Gutiérrez Leyva
Estamos en la era digital. Cada semana se lanzan millones de canciones y videos, cada uno con la intención de convertirse en el próximo gran hit. Sin embargo, en un mundo donde el éxito puede medirse en segundos y los algoritmos dictan tendencias, la cuestión no es cómo hacer un hit, sino cómo lograr que una pieza de contenido realmente conecte con la audiencia de manera profunda y duradera. En la industria del entretenimiento hemos sido testigos de una transformación sin precedentes. Las plataformas de streaming han redefinido las reglas del juego, permitiendo que cualquier creador pueda llegar a millones de personas de forma muy fácil y rápida, prácticamente instantánea.m Pero también han impuesto un ritmo vertiginoso, donde la relevancia es fugaz y la competencia feroz. En este contexto, muchas estrategias se han centrado en lo inmediato: coros pegajosos en los primeros veinte segundos, producciones optimizadas para el scroll infinito y una estética visual que prioriza la viralidad sobre la narrativa. Pero, el impacto real de una canción o un contenido no se mide solo en números a fin de cuentas. Las piezas que trascienden suelen compartir un denominador común: autenticidad. Cuando una obra es capaz de transmitir emociones genuinas, contar historias universales o reflejar experiencias personales de manera honesta, logra algo que va más allá de la estadística: se convierte en parte de la vida de quienes la escuchan o ven, dejan huella. Las emociones juegan un papel crucial. Desde siempre, la música y el audiovisual han sido vías para canalizar sentimientos, para conectar con otros a un nivel casi instintivo. Hoy, la tecnología brinda herramientas increíbles para potenciar esa conexión. Las experiencias inmersivas, la interactividad y la inteligencia artificial abren caminos inexplorados para que los creadores refuercen ese vínculo con su audiencia. El desafío sigue siendo el mismo: sin un alma genuina detrás del contenido, la innovación se queda en la superficie, así que el toque humano siempre será necesario. Entonces, ¿cómo equilibrar el impacto inmediato con la permanencia? La clave está en encontrar el punto medio entre la estrategia y la autenticidad. No se trata solo de seguir las reglas del algoritmo, sino de jugar con ellas sin perder la esencia. Algunos de los contenidos más memorables de la historia no surgieron de la búsqueda de un hit inmediato, sino de una visión clara y un compromiso con la expresión genuina. Es una realidad que ahora la atención es fugaz, lo verdaderamente revolucionario no es captar miradas por un instante, sino crear algo que permanezca en la memoria y el corazón del público. Y esa sigue siendo la máxima aspiración del arte y el entretenimiento: conectar, emocionar y dejar huella para siempre.
Senior Vicepresidente de A&R en Sony Music Latin Iberia