Todos conocemos a alguien que alguna vez dijo: “esa idea era mía”, al ver cómo otro la llevó al mercado. ¿Pero cuántos de nosotros podemos decir que la registramos, que la protegimos, que la hicimos valer?

En México nos sobra talento, creatividad y visión. Lo que nos falta, y urge, es una cultura que valore de verdad la propiedad intelectual. No como un trámite lejano y burocrático, sino como una estrategia de protección, crecimiento económico y orgullo nacional.

Este 26 de abril se celebra el Día Mundial de la Propiedad Intelectual. Y aunque podríamos llenar páginas con cifras y avances institucionales, la verdad es más incómoda: seguimos dejando nuestras ideas al aire, esperando que nadie más las tome, o peor aún, resignándonos a que así funciona.

Porque sí, según el IMPI, en 2024 se concedieron 10 mil 897 patentes en México. Pero apenas 694 fueron para mexicanos. ¿El resto? Más del 93% para extranjeros. Y no, esto no significa que no sepamos innovar. Significa que no sabemos (o no queremos) proteger lo que creamos.Y eso tiene un precio.

El IMPI advierte que el 70% de las innovaciones que no se protegen a tiempo pueden ser copiadas. Y cuando una idea se copia, no solo se pierde dinero: se pierde control, reputación e incluso la posibilidad de crecer. Una empresa sin propiedad intelectual registrada está construyendo sobre arena.

Hoy, los activos intangibles valen tanto como los activos físicos. En un mundo impulsado por el conocimiento, quien no protege lo inmaterial, queda fuera del juego.

Y eso es especialmente grave si consideramos que México forma parte del T-MEC, un tratado que exige estándares internacionales más rigurosos en propiedad intelectual. El T-MEC no solo nos obliga a fortalecer nuestras leyes, sino también a demostrar que somos un país serio en la protección de ideas, tecnologías y marcas. De lo contrario, podríamos enfrentar consecuencias legales o comerciales que frenen nuestra competitividad regional.

Esto no es solo un problema legal. Es un problema de mentalidad. De educación. De políticas públicas. De cultura empresarial.

¿Por qué no enseñamos desde la universidad la importancia de proteger una creación? ¿Por qué seguimos viendo la protección de las innovaciones como una preocupación secundaria, y no como el primer paso del camino emprendedor?

Afortunadamente, hay señales de cambio. El nuevo Procedimiento Acelerado para Solicitudes de Patentes de Mexicanos, lanzado por el IMPI en febrero de 2025, busca reducir drásticamente los tiempos de espera para obtener una patente. Esto beneficia especialmente a inventores, centros de investigación y startups que no pueden darse el lujo de esperar años para ver protegida su innovación.

También celebramos alianzas como la del IMPI con el Tec de Monterrey, que tiene como objetivo fomentar desde las aulas la importancia de la propiedad intelectual como parte del proceso creativo y emprendedor​. Esa es la ruta: conectar innovación, academia y protección desde el inicio.

El potencial es enorme. El mismo gobierno ha estimado que un impulso en la protección de patentes podría incrementar el PIB en medio punto porcentual. Pero para lograrlo, no basta con acelerar trámites: hay que acelerar el cambio cultural. Y alinear ese cambio con los compromisos que ya hemos firmado con nuestros socios comerciales.

Porque de lo contrario, seguiremos siendo “el Silicon Valley de las buenas intenciones”, donde las ideas nacen… pero las ganancias se van.

¿Y hacia dónde vamos si no cambiamos? Hacia un país que sigue siendo el laboratorio creativo del mundo… pero nunca su dueño.

Creemos que proteger la innovación no es solo asegurar una patente: es construir estrategias que hagan que las ideas mexicanas conquisten el mundo con respaldo legal, enfoque estratégico y visión de negocio.

Hablamos con empresas mexicanas todos los días, y sabemos que muchas tienen potencial de internacionalización, pero no logran despegar porque no cuentan con protección integral. Por eso se debe hacer un acompañamiento desde el inicio del ciclo de innovación: ayudándolas a identificar lo que es rentable y protegible, usando herramientas tecnológicas de vanguardia que detectan tendencias globales en su sector, y diseñando estrategias para monetizar sus derechos.

Gracias al acceso a bases de datos internacionales, se analiza el rumbo de la innovación en cada industria, el impacto de tecnologías emergentes como la IA, y los marcos legales que permiten o limitan su protección. Se apoya en la creación de estrategias para lanzar invenciones a nuevos mercados, cumplir con normativas locales, defender sus derechos cuando son vulnerados, e incluso encontrar nuevas formas de rentabilizar su propiedad intelectual.

Porque no basta con crear. Hay que saber cuidar, monetizar y escalar lo que se crea.

Este Día Mundial de la Propiedad Intelectual, queremos abrir la conversación. Hablar sobre lo que estamos dejando ir, pero también sobre todo lo que podemos ganar si hacemos de la propiedad intelectual una prioridad nacional.

Ideas hay muchas. Lo que nos falta es cuidarlas como país. Y no hay mejor día para empezar que hoy.

Regional Managing Director ClarkeModet

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