Alberto Martínez Romero
La libertad de prensa en nuestro país enfrenta un asedio preocupante. El ambiente hostil marcado por modificaciones jurídicas, amenazas directas y el acoso desde el poder y el crimen organizado, configura un panorama peligroso para el ejercicio periodístico en México.
Frente a esta regresión, es imperativo voltear a ver las buenas prácticas internacionales y redefinir, por ejemplo, los procesos de trabajo en las oficinas de comunicación social.
Buenas prácticas internacionales en comunicación
Una oficina de prensa moderna y democrática debe operar bajo principios que garanticen la transparencia y el respeto al rol del periodismo y de los integrantes de los equipos. Tres pilares internacionales destacan en estos temas:
1. Principio de acceso equitativo
En democracias sólidas, las oficinas de prensa garantizan que todos los periodistas acreditados tengan un acceso equitativo al vocero o funcionario, independientemente de la línea editorial de su medio. Prácticas como las de la Casa Blanca o el Parlamento Europeo, en donde se utilizan pools o sistemas rotatorios claros y transparentes, buscan evitar el acaparamiento y la simulación. El objetivo es que la dinámica no dependa de la simpatía del funcionario, sino del derecho del público a estar informado.
2. El enfoque de Comunicación social
A diferencia de la propaganda, la comunicación social se centra en la divulgación de datos, políticas y contextos que permitan al ciudadano, vía la difusión de los medios, tomar decisiones informadas, no incidir desde su origen con una tendencia desequilibrada.
Países como Canadá o Reino Unido promueven directrices en donde la información gubernamental debe ser oportuna, precisa y neutral, evitando la retórica divisiva. El espacio de prensa no es para la lisonja, sino para la clarificación y la defensa basada en hechos.
3. Resistencia a la hostilidad institucional
Las guías de comunicación y difusión de la OCDE y de la UNESCO enfatizan que los funcionarios públicos deben responder a las preguntas con respeto, incluso cuando son incómodas. Una buena práctica es que las autoridades respondan a la pregunta, no a la persona.
Mejores procesos en comunicación social
Para transformar las oficinas de comunicación social en auténticos puentes informativos y no en muros de contención, se requieren cambios estructurales:
I. Protocolos claros
Es fundamental establecer las políticas de participación. Estas deben incluir:
- Tiempos de pregunta: Asegurando un número mínimo de preguntas por periodista.
- Sistemas de turno: Usar un sorteo o un sistema de registro previo para garantizar la equidad y eliminar a los "simuladores", o periodistas a modo.
- Moderación neutral: El moderador (director de comunicación) debe estar facultado para intervenir cuando las preguntas se desvíen de la relevancia pública.
II. Información Vs. Propaganda
La oficina de comunicación social debe distinguir entre:
- Espacio de noticias/rendición de cuentas (hard news): Ruedas de prensa o briefings dedicados exclusivamente a la interacción con la prensa, con datos duros, preguntas y respuestas específicas, ya sea para difusión o precisión de una noticia.
- Espacio de divulgación (soft news): Campañas, videos o redes sociales dedicados a explicar los beneficios de los programas o las actividades de las instituciones, sin tendencia, con claridad, breves, atractivos y sin cargas ideológicas, ni falsas promesas.
III. Manejo de crisis
Los voceros y funcionarios deben recibir capacitación obligatoria sobre:
- Reconocer el periodismo como un contrapeso, no un enemigo.
- Manejar preguntas incómodas sin polarizar. El objetivo es informar, no ganar una discusión.
- Abstenerse de descalificar, denostar o intimidar. La hostilidad institucional viola la esencia del espíritu democrático.
El periodismo está bajo asedio. La exigencia de libertad de expresión y derecho a la información es la única vía para romper la apatía. La transformación debe empezar por las oficinas de comunicación social, convirtiéndolas en ejemplos de transparencia que le sirvan a la ciudadanía, y no solo al poder en turno.
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Alberto Martínez Romero.- Es Licenciado en Periodismo por la UNAM. Tiene un MBA por la Universidad Tec Milenio y cuenta con dos especialidades, en Mercadotecnia y en Periodismo de investigación por el Tec de Monterrey.
Tiene diversas diplomaturas en Habilidades Gerenciales y Redes sociales por la Universidad Iberoamericana y se ha especializado en Relaciones Públicas y Atención de Crisis en Comunicación y marketing político. Ha sido reportero y editor en medios como Reforma y El Universal. Fue corresponsal en Centroamérica para Reforma y Notimex. Fue subdirector general de Comunicación Social en la Suprema Corte de Justicia de la Nación de México. Actualmente es consultor de comunicación para empresas y gobiernos.
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