Por GALO MEDINA

El storytelling no es solo una herramienta narrativa, es un acto de resistencia. Contar nuestras historias ha sido, desde siempre, una forma de hacernos visibles, reclamar nuestra identidad y contribuir al tejido cultural de nuestros países. A través de nuestras voces, hemos construido puentes entre generaciones y dejado una huella imborrable en la historia.

Hoy, en un momento en el que el discurso de la exclusión gana terreno, el storytelling se convierte en nuestra mejor defensa. Los espacios de representación se han reducido, las narrativas sobre nuestra comunidad han sido distorsionadas y, en muchos casos, invisibilizadas. Contar nuestras historias no solo es un acto de identidad, sino un movimiento de resistencia y reivindicación.

Como fundador de Familia Latina, una comunidad digital dedicada a empoderar a los latinos a través del storytelling, he sido testigo del impacto transformador que tiene la posibilidad de contar nuestras propias historias. Cada testimonio compartido es un recordatorio de la resiliencia de nuestra gente, de nuestra creatividad y del poder de la comunidad latina para generar cambios, incluso en los entornos más adversos.

Desde Familia Latina hemos contado historias inspiradoras como la de Zipakna, un colectivo de artesanas en Oaxaca que mantiene viva una tradición ancestral a través del bordado y la confección de calzado hecho a mano. Ubicado a tres horas de la ciudad de Oaxaca, Zipakna es liderado por Graciela, quien dirige una red artesanal de 30 mujeres indígenas dedicadas a la creación de piezas únicas. Con su arte, estas mujeres han encontrado un camino de independencia económica, demostrando que el talento y la tradición pueden ser herramientas de transformación social.

Cuando compartimos la historia de Zipakna en nuestras redes, descubrimos la profunda conexión que existe entre nuestras raíces y la comunidad latina alrededor del mundo. Hasta ahora, el video en el que narramos su trayectoria ha sido el más viral de nuestra plataforma, con más de 200 mil likes en Facebook. Este impacto demuestra que las historias de nuestra gente tienen un eco potente, que inspiran y que refuerzan el sentido de identidad y orgullo por nuestra cultura.

Pero las historias como la de Zipakna no son excepciones; son ejemplos cotidianos de la riqueza cultural que caracteriza a los latinos. A través del storytelling, honramos nuestra historia y damos visibilidad a quienes han sido marginados por narrativas dominantes que no reflejan la realidad de nuestro pueblo. Contar estas historias es un compromiso con nuestra comunidad y con las generaciones futuras, que necesitan referentes positivos y auténticos.

Por eso, en Familia Latina nos propusimos un reto: compartir 1,000 historias de empoderamiento latino. Desde artesanos hasta emprendedores, desde migrantes hasta activistas, cada historia representa un eslabón en la construcción de un futuro en el que la voz latina sea reconocida con justicia y respeto. Hasta la fecha, hemos logrado compartir el 59% de esos relatos, y seguimos firmes en nuestro propósito de amplificar las voces de nuestra comunidad.

El verdadero valor del storytelling radica en su capacidad para cambiar percepciones y abrir corazones. No se trata solo de contar historias; se trata de transformar la forma en la que el mundo nos ve y en la que nosotros nos vemos a nosotros mismos. Se trata de construir un legado de resiliencia, creatividad y unión que inspire a las próximas generaciones de latinos a soñar en grande y a reclamar su espacio en cualquier parte del mundo.

Hoy, más que nunca, necesitamos unirnos y compartir nuestras experiencias. Te invito a ser parte de esta misión. Comparte tu historia con nosotros y ayuda a fortalecer el movimiento que está convirtiendo el orgullo latino en un motor de acción y conexión comunitaria que trasciende fronteras.

Ser latino no es una limitación; es una fortaleza. Y cada historia que contamos es una prueba irrefutable de ello.

Director de Familia Latina

Instagram: @famlatina

Google News